Las cortinas son un complemento muy útil. Aíslan del frío y del calor, impiden el paso de la luz, garantizan la privacidad del interior de la vivienda y son un elemento decorativo. Para disminuir costes, es posible realizar la confección. Basta decidir el tipo de cortina o visillo, seleccionar el carril o la barra donde se colgarán, tomar las medidas y elegir la tela.
Medidas exactas
Para obtener el ancho de la futura cortina, se debe medir la anchura del hueco de la ventana. Al resultado se añadirán, al menos, 15 centímetros a cada lado, una medida que habrá que aumentar en función del grueso de la tela.
Tras colocar la barra o riel unos 15 centímetros por encima del hueco, se mide la distancia desde la misma hasta otros 15 centímetros por debajo de la ventana, o hasta el suelo según el caso, para obtener el largo de la cortina.
La tela necesaria se calcula al sumar unos 35 centímetros a la medida obtenida para el largo. Por lo que respecta al ancho total de tela, para obtenerlo hay que multiplicar por dos la medida obtenida para tal fin. A esta cantidad, hay que sumar 10 centímetros por cada cortina para los dobladillos laterales y los márgenes de costura.
Es muy habitual que el ancho de la pieza de tela se fabrique de tal modo que coincida con el largo de la cortina
La cantidad total de tela necesaria (número de largos) se obtiene de la división del ancho total de la misma entre el ancho de la pieza de tela que se utilizará. Por último, se multiplica el número de largos por la medida de cada largo de tela y se obtienen los metros de tela necesarios.
No obstante, es muy habitual que el ancho de la pieza de tela se fabrique de tal modo que coincida con el largo de la cortina. En este caso, hay que multiplicar el ancho de la cortina por el número de veces que requiera la cinta fruncidora y sumarle nueve centímetros para el dobladillo.
Si se le pone forro a la cortina, el cálculo de tela se hace de la misma manera. La única diferencia radica en que, para el ancho, se necesitan unos 12 centímetros menos y para el largo, 25 centímetros menos por cada cortina.
Unas cortinas, puntada a puntada
Con la tela ya lista, se cortan los largos de cada cortina, se unen, se abren las costuras y se planchan. Si se va a poner forro, se repite la operación con éste. A continuación, se coloca sobre la tela principal, de modo que quede unos 15 centímetros más bajo que ésta, para hacer la cabecilla con la que ocultar el riel.
Después, se cosen los laterales de ambas piezas de modo que queden abiertos unos 20 centímetros en la parte inferior de cada lado. Tras planchar la tela, con el sobrante de la parte superior del tejido principal se hace un dobladillo doble hacia el revés de la cortina, se marca con la plancha, se sujeta con alfileres y se coloca la cinta fruncidora, que puede ser de pliegue, triple pliegue, etc. Se sujeta con alfileres y se dobla hacia dentro una pestaña en cada uno de sus extremos. Para terminar la cabecilla, hay que coser el contorno de la cinta.
El dobladillo se consigue tras marcar con la plancha dos dobleces en el bajo de la tela principal. Por último, se cose, se doblan las esquinas en inglete y se plancha.
Para confeccionar unos visillos se deben tomar las medidas igual que en el caso de las cortinas. Si la tela se compra con el bajo ya rematado, hay que multiplicar el ancho de visillo por el número de veces que recomiende la cinta fruncidora y sumarle doce centímetros para el dobladillo. Si el bajo está por rematar, el cálculo es idéntico al de las cortinas.
Si el bajo ya está rematado, hay que marcar con la plancha un dobladillo doble de unos tres centímetros en cada lateral y coserlo. A continuación, se marca otro dobladillo doble, éste en la parte superior y de unos siete centímetros. Después, se coloca y se cose la cinta fruncidora, para luego planchar.
Si el bajo no está rematado, se cose un dobladillo doble de unos diez centímetros.