Las paredes del salón, los dormitorios y otras estancias de la casa no solo pueden estar pintadas: también se pueden empapelar. Este proceso es un poco más complejo, pero permite obtener muy bonitos resultados. Para ello, hace falta tomar algunas precauciones, sobre todo en cuanto a la preparación de las superficies. Este artículo brinda consejos para preparar la pared que se ha de empapelar, cómo calcular la cantidad necesaria de papel y de qué manera afrontar el momento de pegarlo a la superficie.
Preparar la pared que se va a empapelar
Empapelar las paredes constituye una tarea un poco más compleja que pintarlas, pero esta alterbativa tampoco representa mucha dificultad. Sí es importante tener en cuenta una serie de pautas que, si se siguen con atención, darán con más probabilidad un resultado satisfactorio.
En primer lugar, la pared en la que se ha de pegar papel tiene que estar en buenas condiciones. Si hay filtraciones de humedad, el papel se despegará y se formarán burbujas o, si es cerca de alguno de los extremos, se levantará. En caso de que la pared tenga manchas debidas a la humedad, habrá que taparlas con pintura hidrófuga (que impide el paso del agua). Si tiene grietas, habrá que rellenarlas -según su tamaño- con cemento blanco u otra pasta similar. Y en el caso de que haya moho u otros hongos, bacterias, etc., habrá que aplicar un fungicida para eliminarlos.
Si hay manchas de humedad en las paredes que se han de empapelar, habrá que taparlas con pintura hidrófuga
Se debe procurar que la superficie se encuentre lo más plana y regular posible, pero también que posea una cierta rugosidad para garantizar una mejor adherencia del pegamento. Cuando las paredes están pintadas, conviene lijarlas, ya sea para quitar las cáscaras y desconchones, si la pintura es antigua y está deteriorada, o para mejorar su adherencia, si se halla en buen estado.
En paredes de otros materiales también es fundamental cerciorar su buen estado. En la madera, corroborar que estén lisas y, si hay agujeros o grietas, rellenarlos con pasta de madera o de aserrín. Si el papel se ha de colocar sobre superficies metálicas (a veces presentes en vigas o columnas), lo aconsejable es repasar estas antes con pintura antioxidante y, más tarde, usar una cola más fuerte que la empleada con normalidad.
Cómo calcular la cantidad necesaria de papel
En el momento de comprar el papel, es importante medir de manera correcta la cantidad necesaria. El método más simple para calcular los rollos de papel que se precisarán es el siguiente. Primero hay que medir el perímetro de la estancia a empapelar: se suma el largo y el ancho y luego se multiplica el resultado por 2. En una habitación rectangular de cinco metros de largo por tres de ancho, el perímetro será de 16 metros.
De cada rollo de diez metros de papel se pueden extraer entre tres y cuatro paños, en función de la altura de las paredes
Luego se divide esa longitud por la del ancho de los rollos, que en general es de unos 50 centímetros. Para seguir con el caso anterior, al dividir 16 metros por 0,50, el resultado es 32. Esta es la cantidad de paños (trozos de papel) que se necesitan para cubrir las paredes de la estancia.
Cada rollo de papel tiene, por lo general, una extensión de diez metros. Por eso, se podrán extraer cuatro paños de cada rollo, siempre y cuando la altura de las paredes no supere los 2,40 metros, ya que se deben dejar unos 10 centímetros de margen. Si la altura de las paredes es superior a 2,40, los paños por rollo serán tres.
De modo que, si la habitación del ejemplo tiene menos de 2,40 metros de altura (o menos), harán falta ocho rollos de papel (32 dividido 4). Si la altura es superior a 2,40 metros, los rollos necesarios serán 11 (32 dividido 3).
De todos modos, siempre conviene comprar al menos un rollo de más, para asegurarse papel igual al original en caso de que haya que efectuar arreglos posteriores.
La manera más apropiada de comenzar a empapelar es desde el centro de cada pared. Esto se debe a que no siempre se puede lograr que los dibujos o estampados del papel casen de forma directa, por lo cual conviene hacer que esas faltas de coincidencias se produzcan en las aristas de la estancia.
Se elige entonces el sitio donde se desea colocar el primer paño y, con un lápiz y la ayuda de un nivel o una plomada, se traza una línea vertical como guía para uno de sus bordes. Tras encolar la pared, se alinea el rollo en la parte superior y se desenrolla hacia abajo, con cuidado de que el borde se mantenga en la línea trazada con lápiz.
Tras colocar el papel y asegurarse de que está en la posición correcta, se emplea una espátula de plástico para presionar el papel sobre la pared, con el fin de que quede bien adherido. Para colocar los siguientes paños, se ha de repetir el proceso, teniendo en cuenta que los dibujos del papel coincidan entre sí.
Cuando la cola esté seca, habrá que cortar los sobrantes de papel tanto en la parte superior como en la inferior de la pared. Tal tarea se debe realizar con un cúter y una regla, o un objeto rígido y recto que pueda cumplir la misma función.