El acebo es, junto con la flor de Pascua y el muérdago, una de las plantas más representativas de la Navidad. Hoy en día, debido a su carácter decorativo y lo apreciado de su madera, este arbusto está en peligro de extinción, por lo cual es una especie protegida. Este artículo destaca el carácter navideño del acebo y las características de su cultivo, reproducción y enfermedades, además de otras especies de la familia del acebo.
Acebo, características y cuidados
El acebo o Ilex aquifolium es un arbusto que crece de manera espontánea en Europa, Asia, América y el norte de África. En España se puede encontrar en los montes y bosques de la mitad norte del país, sobre todo en Aragón y Cataluña, aunque también está presente en muchas otras comunidades.
Su desarrollo es muy lento y puede llegar a medir diez metros de altura y superar los 100 años de edad. Sus hojas perennes de color verde brillante y sus frutos rojos constituyen un auténtico símbolo de la Navidad, que aparece representado en bolsas, papeles para envolver regalos ecológicos y muchos otros espacios visibles durante esa temporada. Menos visibles son sus pequeñas flores. Una característica de sus hojas son las espinas, que son más abundantes en las zonas bajas de la planta para proteger los frutos de roedores, aves y otros animales. Hay que tener cuidado con los frutos del acebo: son agradables a la vista pero muy tóxicos, sobre todo para los niños.
Curiosidades del Ilex aquifolium
El acebo es una planta de exterior que se puede cultivar como ejemplar único o en forma de seto. Se adapta a cualquier tipo de suelo, siempre que este tenga un buen drenaje. Precisa de riego regular en verano y algo menos frecuente en invierno. Se desarrolla mejor en los climas fríos y húmedos, en zonas de semisombra.
Las acebedas naturales han sido muy reducidas por la acción del ser humano, debido a lo cual el acebo es una especie protegida
En la naturaleza, el acebo se encuentra sobre todo en bosques de hayas, pinos o robles rojos Existen acebedas puras, pero solo en sitios con un clima especial, ya que requieren mucha agua y poco sol. Además, estas acebedas han sido muy reducidas por la acción del ser humano, no solo por el valor decorativo de sus plantas y frutos, sino también porque los distintos tipos de madera son muy apreciada en ebanistería, marquetería y tornería. De hecho, esta planta está protegida por la legislación en numerosas comunidades del país. Por eso, al comprar un acebo, se aconseja prestar atención a que provenga de cultivos, y evitar adquirir ejemplares provenientes de acebedas naturales.
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Conviene abonar el acebo en época de crecimiento y acolcharlo en periodo de reposo. Se reproduce con facilidad mediante esquejes, semillas, injertos y división, pero no tolera bien los trasplantes. Es una planta dioica, es decir, que algunos ejemplares son femeninos y otros masculinos. Los primeros cuentan con las características bayas rojas y, para dar fruto, necesitan que los masculinos los polinicen.
En cuanto a las plagas y enfermedades, el acebo resiste bien al ataque de muchos parásitos, pero es sensible a las orugas, pulgones y lecánidos (escamas chupadoras de savia). También pueden sufrir la acción de las larvas de la mosquita Phytomyza ilicis, que deposita sus huevos al principio del verano en las hojas. Un riego excesivo puede provocar hongos como la Phytophthora o la Armillaria.
Existen unas 600 especies del género Ilex, al que pertenece el acebo. La mayoría crecen en diversas zonas cercanas a los trópicos, en América y Asia. Muchos de ellos son conocidos también con el nombre genérico de “acebos”.
Una de las especies más destacadas es la Ilex paraguariensis, que abunda en Sudamérica y es conocida como yerba mate. Con sus hojas se prepara el mate, una infusión muy consumida en países como Argentina, Uruguay y Paraguay y en regiones del sur de Brasil y Chile.
