El mimbre es un material que está muy presente en los hogares españoles. Su capacidad para adaptarse a distintas condiciones permite fabricar con él desde muebles de jardín hasta recipientes para guardar ropa en el dormitorio, juguetes en el cuarto de los niños o macetas en el balcón. Este artículo detalla las características y el uso de los muebles de mimbre de interior y exterior, sus posibilidades para recipientes y adornos en todas las estancias del hogar y cómo limpiar y barnizar objetos de mimbre.
Muebles de mimbre de interior y exterior
El mimbre es uno de los materiales más clásicos para la fabricación de muebles y complementos en el hogar. Sus principales ventajas son su carácter ligero, su versatilidad y su precio asequible. Por eso, no es extraño ver sillas, mesas y recipientes de mimbre en casi cualquier espacio de la casa, desde el salón y los dormitorios hasta la terraza o el jardín, sin olvidar la cocina y el cuarto de baño.
Como son ligeros, los muebles de mimbre se pueden sacar al jardín cuando se usan y luego volver a guardar bajo techo
Si bien los muebles (sillas y mesas) de mimbre se identifican sobre todo con el jardín, también existe mobiliario de interior fabricado con este material que no desentona en absoluto con la decoración de las estancias. Se pueden combinar con muebles de otros materiales (sillones de mimbre con mesas de madera, un sofá con una mesilla de mimbre, etc.) o incluso crear auténticos tresillos o conjuntos de sofás, sillones y mesas solo de mimbre.
Se debe tener en cuenta que el mimbre (y también el ratán, un material parecido que se usa de manera similar) es muy rígido, de ahí que estos muebles necesiten de la ayuda de cojines para proporcionar comodidad.
Por otra parte, con el paso del tiempo es posible que los muebles de mimbre que soportan mucho peso cedan y se deformen. Esto puede acarrear que los asientos pierdan su valor estético y comodidad -incluso que sean causantes de dolores o lesiones. Conviene, por tanto, utilizar todos los asientos de un modo equilibrado (no usar unos mucho más que otros) y estar atentos para saber cuándo reparar o sustituir una determinada pieza.
En el caso de que los muebles de mimbre sean de jardín, hay que tener cuidado de evitar dejarlos a la intemperie, ya que el frío y lluvia los deterioran muy rápido. La ventaja es que, al ser ligeros, no resulta demasiado engorroso sacarlos cuando se quieren usar en el exterior y volver a guardarlos después.
El mimbre en recipientes y adornos
Además de su uso en mesas y asientos, el mimbre es muy utilizado para la construcción de cestas y en general para todo tipo de recipientes. De este modo, se aprovecha la solidez de las estructuras que permite fabricar, su comodidad para el transporte y su bonito aspecto, que combina bien tanto con decoraciones de estilo moderno con otras mucho más rústicas.
Una alternativa es «vestir» los recipientes de mimbre con cobertores de tela para darles un carácter personal
Tal es su versatilidad, que los recipientes y cestos de mimbre sirven para guardar toallas y pequeños adminículos en el cuarto de baño, libros o películas en el salón, frutas o utensilios en la cocina y juguetes en la habitación infantil, además de emplearse como maceteros en cualquier espacio de la casa.
Una muy buena alternativa es la de «vestir» los recipientes de mimbre con cobertores de tela, lo cual permite darles un carácter personal o renovarlos cuando ya estén un poco gastados por el uso. Esto también es factible en los muebles: se pueden cambiar los cojines (o incluso solo su funda) en los sillones, o colocar un cristal sobre las mesas, y darles un aspecto nuevo. Otra manera de innovarlos es asignarles otras funciones: una caja de mimbre que sirvió para guardar ropa o juguetes se puede convertir en un excelente frutero o macetero, objetos que soportan un poco mejor la acumulación de polvo.
Además de muebles y recipientes, existe un uso del mimbre que reduce su carácter funcional y lo limita al decorativo: los adornos. Los más típicos son las bolas de mimbre que, pintadas de colores, adquieren un aspecto muy bonito. También pueden ser «ramas» onduladas, que se lucen en grupo colocadas de manera vertical en recipientes similares a floreros (que también pueden ser de mimbre), pero que también permiten crear todo tipo de adornos colgantes o accesorios para otras piezas, como marcos para fotos y espejos.
Una de las mayores desventajas de los muebles y recipientes de mimbre radica en que su estructura acumula mucho polvo entre sus fibras trenzadas. Por este motivo, exigen un trabajo de limpieza bastante frecuente.
El modo de limpiarlos varía según si las fibras permanecen al natural o si han sido barnizadas. Si no tienen ninguna cobertura, lo más conveniente es pulverizar sobre su superficie una mezcla de agua y jabón natural y, luego, aplicar sobre ella un cepillo de púas. En caso de que sí esté barnizada, se puede utilizar una limpiadora de vapor. Para una limpieza más superficial, se puede usar una aspiradora o incluso un plumero, pero las limpiezas profundas se deben realizar con bastante frecuencia, sobre todo si la estructura está expuesta a corrientes de aire.
Barnizar los muebles de mimbre es una tarea sencilla. Lo aconsejable es aplicar el barniz con pincel o pistola, tras haber limpiado de forma minuciosa el entramado de fibras. En el mercado se comercializa un barniz especial para mimbre, que se adecúa a sus características y tiene un secado muy rápido. De este modo, el mueble o recipiente queda reluciente, más atractivo a la vista y, además, más resistente a la erosión de las condiciones ambientales.