El número de aparatos eléctricos que se pueden encender simultáneamente en una vivienda depende de la potencia contratada. Por este motivo, en ocasiones es necesario apagar algún electrodoméstico si se quiere poner en funcionamiento otro. No es extraño que se conecten a la vez, por ejemplo, las placas de inducción, el ordenador, la televisión, el secador de pelo y la lavadora. Sin embargo, el consumo de estos aparatos, unido al de otros conectados de forma continua, como el frigorífico, favorece que se produzca una sobrecarga y se corte la corriente.
Para evitarlo, existen unos dispositivos denominados racionalizadores que desconectan circuitos no prioritarios cuando se sobrepasa la potencia contratada. Detectan un exceso de consumo y, durante el tiempo que éste dura, apagan una carga. En general, el corte dura unos minutos y afecta a la calefacción eléctrica, puesto que esto no impide la comodidad de los residentes.
Cada vez que se fuerza la instalación y se interrumpe la corriente eléctrica, se favorece su deterioro y el de los aparatos, que se recalientan. Los racionalizadores evitan que esto suceda. Antes de que el interruptor de control de potencia (I.C.P.) corte la corriente por sobrecarga, desconectan un circuito temporalmente.
Medidor de corriente interno
Para realizar su función, los racionalizadores cuentan con un medidor de corriente consumida y un transformador de intensidad. Cuando estos detectan que la potencia consumida está a punto de superar la potencia contratada, se fuerza la parada de un circuito. De esta forma, se garantiza el consumo y se anula la necesidad de contratar una potencia superior en la vivienda.
Cuando se detecta que la potencia consumida está a punto de superar la potencia contratada, se fuerza la parada de un circuito
Si se prevén puntas de consumo frecuentes, se pueden racionalizar varias salidas no prioritarias para que el corte afecte a más de un circuito hasta que pase la punta. Se puede racionalizar una salida después de otra, si la primera es insuficiente, o las dos a la vez, cuando el consumo es considerable. Otra opción es alternar la racionalización entre dos salidas para que el tiempo de corte se reparta.
Los racionalizadores se instalan en el cuadro eléctrico, detrás del I.C.P. Entre ambos dispositivos no debe haber ningún aparato conectado. Evitan la actuación del interruptor de control de potencia y mejoran su rendimiento al protegerlo de sobrecargas. Existen modelos universales para instalaciones monofásicas -las habituales en una vivienda- y trifásicas -reservadas para grandes edificios o viviendas con una potencia contratada elevada-.
Debido a la corriente que soportan, los racionalizadores, como el resto de la instalación, se estropean con el paso del tiempo y es necesario cambiarlos. No obstante, están preparados para funcionar con una alimentación de 220 voltios y disponen de doble aislamiento (clase II) .