El nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE) establece que las viviendas deben disponer de un sistema general de ventilación para que el aire circule. Un requisito que es especialmente importante en el cuarto de baño y en la cocina, ya que ambas son las estancias que registran un mayor nivel de condensación debido a la acumulación de vaho y humo. En concreto, tanto en el aseo como en la cocina, la norma DB HS3, de calidad del aire interior, exige la instalación de aberturas de extracción, que deben conectarse a conductos de extracción y situarse a menos de diez centímetros del techo y a más de diez centímetros de cualquier rincón o esquina vertical.
La abertura de extracción debe situarse a menos de diez centímetros del techo y a más de diez centímetros de cualquier rincón
Gracias a esta norma, se consigue renovar el aire interior de manera permanente al extraer y expulsar el aire viciado, una medida que es especialmente interesante en aquellos aseos que carecen de ventana. Durante la ducha, el vapor de agua se condensa sobre las paredes y el techo, lo que puede provocar la aparición de humedades y hongos. El espacio que queda entre los azulejos es una importante zona de riesgo. Por ello, la nueva norma que recoge el Código Técnico de la Edificación ayuda a mejorar la calidad del aire, pero también el estado de la vivienda.
En cuanto al sistema de ventilación, el CTE establece que puede ser mecánico o híbrido:
- Ventilación mecánica. La renovación del aire se produce mediante el funcionamiento de aparatos electro-mecánicos instalados para este fin.
- Ventilación híbrida. Cuando las condiciones de presión y temperatura ambientales son favorables, la renovación del aire se asemeja a la ventilación natural, mientras que si son desfavorables, la ventilación es similar a la extracción mecánica.
Extractores de aire
Los extractores son los aparatos que se instalan en el cuarto de baño para renovar el aire. Pueden estar conectados a un conducto de salida comunitario o acceder directamente al exterior. Por ello, deben contar con un sistema «antirretorno» para evitar la entrada de aire procedente del exterior. Si esto ocurriera, además de impedir una correcta renovación de aire, favorecería la fuga de calor.
Los extractores pueden estar conectados a un conducto de salida comunitario o acceder directamente al exterior
En cuanto a su ubicación, pueden instalarse en el techo o en la pared, según el modelo. En la parte frontal cuentan con una rejilla de protección y algunos disponen, además, de un temporizador que mantiene el extractor en funcionamiento hasta un tiempo después de apagar la luz o sensores que activan el aparato al percibir la aproximación de una persona.
Es importante asegurarse de que la salida de aire del extractor no está obstruida y que la conexión se realiza a un conducto adecuado al tamaño del aparato. Respecto al modo de funcionamiento, los extractores se alimentan de electricidad, por lo que deben estar conectados a la red. Suelen contar con un interruptor independiente para ponerlos en marcha o pueden conectarse al propio interruptor de la luz. De esta manera, cuando se enciende la luz, el extractor se pone en marcha automáticamente.
El Código Técnico de la Edificación, aprobado en marzo de 2006, afecta a las viviendas de nueva construcción, por lo que las anteriores a esta fecha no siempre disponen de los sistemas de extracción que prevé la nueva normativa. Así, la ventilación del cuarto de baño en muchas casas depende todavía de rejillas de plástico o metal conectadas a un conducto de ventilación. Otra opción es instalar las rejillas en la puerta del aseo.
En ambos casos, para evitar la entrada de aire frío se puede colocar en la rejilla una protección, sin que ésta obstruya la salida de vaho o aire viciado. Otros aspectos a tener en cuenta son el espesor de la rejilla, que está en función del espesor de la pared o la puerta en la que se instala, y el tamaño, que depende de las dimensiones del cuarto de baño.
Otras alternativas a los extractores y las rejillas son los ventiladores y los deshumidificadores, que eliminan la humedad. Estos últimos aparatos funcionan según el principio de la condensación, de manera que el aire húmedo es aspirado y, tras enfriarse, se condensa en forma de agua, que se evacua a una tubería de desagüe.