El friso es un elemento muy común en la decoración de las habitaciones infantiles. También se emplea en espacios como cocinas y cuartos de baño, en los que se usan materiales que resisten bien la humedad, como plásticos o maderas con tratamientos especiales. En general, los frisos se realizan con múltiples materiales como madera, papel pintado, tela, azulejos, mármol o pintura.
El friso, para decorar con combinaciones
El objetivo del friso es delimitar un espacio, en general en la parte inferior de la pared, que contribuya a la decoración, permita juegos y combinaciones, y además proteja la superficie de posibles manchas y suciedad; incluso puede ocultar defectos de la pared. Para ello, se deberá tener en cuenta el estilo que se desee para el resto de la pared, ya que no todas las mezclas quedan bien. Un friso de madera con una pared de papel pintado da un muy buen resultado; en cambio, no sucede lo mismo en general con un friso de tela.
Los frisos son ya casi un clásico en las habitaciones infantiles, donde ayuda a crear mezclas de color muy agradables para los niños. Permite opciones como emplear papel pintado en tonos multicolores, pintura de pizarra (de forma que los niños puedan escribir o dibujar con tiza todo lo que quieran y luego borrar y volver a empezar), vinilos, etc. También se puede crear un friso con pintura normal; las franjas verticales sobre la pared constituyen un estilo que nunca pasa de moda. Otra alternativa, más tradicional, es el típico friso de madera machihembrada.
Frisos de madera machihembrada
La madera machihembrada es uno de los materiales más empleados para este tipo de construcción, debido a su resistencia, al aspecto agradable y moderno que proporciona y a lo fácil de su instalación. Las tablas pueden colocarse en posición vertical u horizontal; esta última beneficia las habitaciones de dimensiones reducidas, en las cuales genera la sensación de ampliar el espacio. Es importante que estén barnizadas, para resistir el paso del tiempo sin deteriorar su aspecto.
Un recurso muy moderno consiste en colocar el friso por encima del suelo, sin tocarlo
Un recurso moderno es el de colocar el friso por encima del suelo, sin tocarlo. Es decir, como si se tratara de una cenefa, solo que mucho más gruesa. Un friso de madera machihembrada colocado de esta manera sobre una pared lisa elabora un diseño minimalista, acorde con las últimas tendencias, y otorga por sí solo este estilo a toda la estancia donde se encuentre.
La instalación es sencilla. Tras comprobar que las paredes están libres de humedad, se fijan sobre ella unos listones o rastreles, que funcionarán como guías para las tablas que quedarán a la vista. Para que permitan una buena sujeción, los rastreles se colocan perpendiculares a la posición que llevarán las tablas; es decir, si las tablas estarán horizontales, los rastreles se colocan en vertical, y viceversa.
Salvo que se trate de diseños modernos como el citado más arriba, los frisos se complementan en general con piezas de madera, según la altura que alcancen: cornisas, remates, rinconeras, cantoneras (las piezas que se colocan en ciertas uniones, para reforzar el conjunto, darle mayor solidez o como instrumento ornamental) y rodapiés.
Existen frisos de muchos otros materiales. Por ejemplo, de componentes sintéticos como el plástico o PVC. Estos son menos recomendados para habitaciones infantiles, pero muy apropiados para el baño o la cocina, estancias de la casa donde suele haber mucha humedad, y se comercializan en presentaciones que pueden simular muy bien distintos tipos de madera.
También es posible realizar un friso con alicatado, en una pared cuya parte superior tenga otro tipo de superficie, como el gotelé. Un friso de piedra tallada es más costoso, pero otorga a la estancia donde se encuentre un estilo clásico inigualable con otro material. La enorme variedad de posibilidades que hay (en cuanto a materiales, tamaños, formas, diseños, etc.) permite hallar el friso más adecuado a cada necesidad. Y no solo para residencias particulares, sino también para locales comerciales, bares, museos y, en general, cualquier espacio público.