En el hogar, oficinas, tiendas y otros lugares públicos… Su gran capacidad de adaptación hace del potos una de las plantas más comunes en diversos espacios interiores, pese a que carece de flores y a que su aspecto es muy sencillo. En este artículo se destaca cómo el potos se adapta a interiores diversos, su necesidad de poco riego y mucha luz, la forma en que el potos purifica el ambiente y su relación con plagas y mascotas.
El potos, una planta que se adapta a interiores diversos
El potos, también conocido como poto o potus, es una de las plantas más comunes en el interior de los hogares españoles y una de las preferidas para habitar oficinas, locales comerciales y otros espacios públicos. El motivo es la facilidad con que crece, los pocos cuidados que exige y lo atractivo de la sencillez de su aspecto.
En interiores, el potos puede superar los dos metros de altura y en su hábitat natural alcanzar incluso los 20 metros
Una de sus principales características es su capacidad de adaptación. Pueden crecer como trepadoras, si se coloca un soporte o tutor adecuado, y superar los dos metros de altura en interior (en su hábitat silvestre puede alcanzar incluso los 20 metros), y también como colgantes, aunque en este caso las hojas desarrollan un tamaño inferior. Su color dominante es de un verde oscuro y brillante, aunque su superficie es variegada de verde más claro, amarillo y blanco.
El potos es una familia de plantas originarias del sudeste asiático, Oceanía y Madagascar, cuyo nombre científico es Epipremnum aureum. Su aspecto tiene similitudes con el filodendro y muchas veces son confundidas.
Poco riego, mucha luz y otros cuidados
Entre sus buenas cualidades de adaptación también se cuenta su poca necesidad de riego. Solo se recomienda regarlas cuando, al tacto, el sustrato se note seco, lo cual sucede cada cuatro o cinco días en verano y cada 10 o 12 en invierno y, por supuesto, sin encharcar el suelo. Sin embargo, sí es bueno para la planta recibir un poco de humedad en su follaje. Para ello, un pulverizador de agua es la mejor solución. También es acertado limpiarlas con un paño húmedo para quitarles el polvo y que sus hojas recuperen brillo. El síntoma de un exceso de humedad será que en sus hojas comenzaran a aparecer manchas marrones y secas.
La temperatura idónea para su desarrollo es de entre 15 y 20 grados, aunque pueden tolerar sin mayores inconvenientes unos cuantos grados más o menos. Conviene ubicarlas en un lugar luminoso: cuanta más luz reciben, más rápido crecerán. Pero también hay que tener cuidado de que no reciban la incidencia directa de los rayos del sol, que quema y arruina su superficie. El primer síntoma de ello es que su color empalidece.
Tampoco conviene que el ejemplar de potos sufra la acción de las corrientes de aire. El efecto también es que sus hojas se tornen pálidas o amarillentas.
Conviene despuntar cada año las ramas, para que la planta se ramifique más y mejor. Y no es recomendable mudar el ejemplar de maceta al menos hasta que pasen dos años del último trasplante, ya que se trata de una planta que sufre y se estresa bastante ante los cambios de recipiente y de sitio.
El potos purifica el ambiente, entre otros beneficios
Cuando crece en interiores, el potos no desarrolla flores. Esta característica, que puede parecer negativa, tiene la ventaja de que ensucia mucho menos el suelo.
El potos purifica el ambiente, ya que elimina sustancias tóxicas como el formaldehído, el benceno y el xileno
Un factor positivo invisible de esta planta es su capacidad de purificar el ambiente, ya que elimina sustancias tóxicas como el formaldehído, el benceno y el xileno.
Otra de las grandes facilidades que ofrece es la posibilidad de multiplicarse de forma muy veloz por esquejes a través del cultivo hidropónico, es decir, solo con agua. Una simple hoja con su tallo sumergido en un vaso de agua puede ser el origen de un ejemplar tan grande como aquel del que proviene.
El potos no es una planta que sufra con frecuencia el ataque de plagas o enfermedades. En todo caso, cuando las padece, son sobre todo por parte de cochinillas, arañas rojas, bacterias u hongos. Para combatirlas, es conveniente emplear plaguicidas y, en caso de que la afección sea grave, directamente eliminar las partes dañadas de la planta.
Una curiosidad radica en lo contrario: que el propio potos puede resultar una especie de plaga para otras especies, y no vegetales, sino animales. Según la Sociedad Estadounidense para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (ASPCA), la elevada presencia de oxalatos cálcicos solubles convierte a la planta en tóxica para gatos y perros. Así que hay que tener mucho cuidado si se desea que en casa convivan el potos y las mascotas.