Decapar es un proceso necesario para retirar las antiguas capas de barniz, laca o pintura de muebles, puertas y otras superficies. En ocasiones, es el paso previo para volver a tratar la madera o el metal. Otras veces, el objetivo es eliminar la capa más superficial de pintura de un objeto, de forma que quede expuesta cierta porción de la pintura anterior. Esta técnica les confiere un aspecto viejo y gastado.
Productos y herramientas decapantes
La elección de una u otra técnica de decapado depende del tipo de superficie que se trabaje y de la experiencia de la persona que la aplique. Como norma general, siempre que se inicie un proceso de decapado, se debe empezar por la opción menos agresiva para evitar posibles daños.
Los tipos de decapantes más habituales se agrupan en químicos, térmicos y abrasivos. Los primeros son productos disolventes que ablandan la pintura o el barniz, lo que facilita el trabajo que supone eliminarlos. Su composición es cáustica, por lo que se debe tener mucha precaución y usar guantes de goma y gafas de protección, además de trabajar en un lugar bien ventilado. Se comercializan en forma de gel o pasta.
Se debe empezar por la opción menos agresiva para evitar posibles daños
Los decapantes térmicos están indicados para las capas gruesas de pinturas acumuladas a lo largo de los años y para pinturas plásticas. Para esta labor, se usan pistolas de aire caliente que funden la pintura para después separarla del objeto con una espátula. Esta herramienta es muy útil para trabajar sobre grandes superficies, pero su uso está desaconsejado en piezas de calidad con marqueterías, incrustaciones o chapados delicados. Durante el decapado hay que tener mucho cuidado de no quemar las fibras de la madera. Para evitarlo no hay que acercar demasiado la pistola a la madera.
El producto abrasivo más utilizado es la lija, ya sea manual o mecánica. Las hojas de lija están disponibles en diferentes grados de dureza, que influyen en el grado de abrasión. Las más adecuadas para este tipo de trabajo son el papel de óxido de aluminio, el de polvo de vidrio y el de polvo de granate.
Decapante químico para la madera
El proceso más sencillo para decapar una puerta, ventana o mueble consiste en emplear un decapante químico. Para realizar esta tarea, tan solo hay que aplicar una capa gruesa del producto decapante con una brocha en sentido de la veta, sin pasarla dos veces por el mismo sitio, ya que se forma una capa sucia que impide la correcta extensión del producto. Una vez aplicada, hay que dejar actuar el producto decapante entre diez y quince minutos.
A continuación, se elimina la pintura que se haya desprendido con una espátula. Al realizar esta operación, hay que tener bien ventilada la estancia, ya que el producto irrita los ojos y la nariz. Por último, con una esponja mojada en agua jabonosa se eliminan los restos del decapante que queden, se aclara la superficie y se pasa un trapo humedecido. Hay que dejarlo secar durante unos cinco minutos y después raspar el objeto con un estropajo de aluminio, que le dotará de gran limpieza y brillo.
Para eliminar la pintura de un metal, la técnica más adecuada consiste en aplicar una capa gruesa de decapante químico para metales con una brocha usada y dejar que actúe el tiempo recomendado por el fabricante del producto. Hay que procurar no excederse para que el decapante no dañe el propio metal y tan solo facilite la retirada de la pintura. Una vez que se haya ablandado la pintura, se puede utilizar un cepillo de dientes para acceder a las partes más difíciles y eliminar los restos de pintura. Terminado el proceso, hay que lavar bien con agua. Los últimos restos se pueden retirar con fibra de acero (virulana) en seco. Antes de volver a pintar la superficie de metal ya decapada, se debe proteger la misma con una capa de antióxido.
Hay que evitar el exceso de decapante para no dañar el metal
Para realizar un decapado mecánico, hay que bombardear la superficie con aire comprimido, con un material sólido granulado (arena de sílice, escorias, granalla de acero, etc.). El material agresivo que se utiliza depende de diferentes factores, como son el rendimiento del producto, la posibilidad de recuperación, el aspecto deseado del acabado y el material de base de la pieza.