Las bisagras son una pieza clave no solo en las puertas y ventanas de la casa, sino también en los armarios de la cocina, el cuarto de baño y las habitaciones. Por eso, es importante mantenerlas en buen estado y actuar en cuanto se detectan problemas, antes de que se agraven. Este artículo enumera consejos y precauciones para el cuidado de las bisagras, cómo solucionar problemas como el óxido y la aparición de ruidos desagradables al abrir y cerrar puertas y ventanas, y los pasos que hay que seguir para reparar o cambiar una bisagra rota.
Precauciones para el cuidado de las bisagras
Las bisagras son un herraje fundamental en muchos espacios de la casa. Desde las puertas principales hasta las de los armarios, tanto de las habitaciones como de la cocina y el baño, e incluso las ventanas si están protegidas con postigos: en todos estos casos las bisagras se encargan de soportar el peso de las hojas y, a la vez, garantizar movimientos cómodos y suaves. Con el uso, estas piezas tienden a deteriorarse, por lo conviene tomar precauciones para conservar su buen estado el mayor tiempo posible.
Es esencial para el cuidado de las bisagras no apoyarse sobre las puertas ni abrirlas o cerrarlas con excesiva fuerza
El cuidado principal, sin dudas, es tratarlas bien. Para ello, nunca hay que apoyarse sobre las puertas, ni ejercer fuerza hacia abajo o arriba, ni cerrarlas o abrirlas con excesiva violencia. En general, las bisagras de las puertas de los armarios son especialmente sensibles, puesto que su ángulo de apertura es limitado. Si se fuerzan demasiado, los resortes se dañarán o incluso podrían romperse y desprenderse.
Aunque se eviten esos malos tratos, de todos modos, los herrajes sufren el paso del tiempo y el uso reiterado. El sitio donde suele notarse es en la unión de los tornillos y las puertas, sobre todo en el caso de los armarios. Si los tornillos se aflojan mucho, la puerta puede comenzar a seguir recorridos incorrectos y quedar en posiciones inadecuadas, lo cual tendrá como consecuencia un deterioro de la bisagra. Por lo tanto, lo aconsejable es revisar los herrajes y ajustar los tornillos cada cierto tiempo, aunque se hubieran aflojado muy poco.
Otros problemas: el óxido y los ruidos
Otros posibles problemas con las bisagras son la aparición de óxido y de ruidos al abrir y cerrar.
Con respecto al óxido, es mucho más probable que surja en bisagras que quedan expuestas a la intemperie o que están en ambientes con mucha humedad, como cocinas y cuartos de baño. En caso de que se descubra este problema, lo que se debe hacer es retirar la bisagra, limpiar el óxido (existen muchas formas de hacerlo, desde productos naturales hasta antioxidantes industriales), dejar secar bien y luego pintar con antioxidante y volver a instalar el herraje.
La vaselina evita los ruidos desagradables de las bisagras y previene la formación de óxido
En caso de que la bisagra haga ruidos, lo más recomendable es aplicar vaselina o algún aceite industrial para lubricarla. La ventaja de la vaselina es que, además, impide o retrasa la formación de óxido y se puede colocar antes de la aparición de ruidos, de manera preventiva.
La rotura de una parte de la bisagra no siempre quiere decir que haya que reemplazarla por una nueva. En ocasiones se rompe solo una pieza (un tornillo, un resorte, etc.) y la solución pasa por sustituir nada más que ese componente. Según pieza sea, se podrá adquirir de forma independiente o hará falta llevar la bisagra completa para encontrar el repuesto adecuado.
Si, en cambio, la bisagra se ha deteriorado tanto que no se puede ajustar ni reparar y requiere ser cambiada, lo recomendable es retirar de la puerta o el mueble otra bisagra igual a la dañada, pero en buen estado, y llevarla a la ferretería o tienda especializada. Esta es -sobre todo para las personas poco familiarizadas con esta clase de instrumentos- la mejor manera de asegurarse de comprar una igual o lo bastante parecida para sustituir de modo correcto a la anterior.