El mordiente es un producto utilizado para dar color a la madera en los procesos de fabricación tradicional de mobiliario de este material. El uso de este tipo de tintes es también muy habitual en trabajos de restauración. En este último caso, es indispensable que la tintura sea compatible con el resto de materiales utilizados en esta tarea de renovación: estuco, cera, goma laca, etc. Los mordientes clásicos toman como referencia los tintes clásicos: ébano, caoba y nogal.
Tipos de mordientes
Los mordientes clásicos parten de los tintes de color ébano, caoba y nogal. Estos productos se suelen encontrar en el mercado en forma granulada. Para su preparación, solo hay que disolverlos en agua en una proporción de 100 g de mordiente por litro de agua. Este porcentaje variará en función de la tonalidad que se desee obtener. Para conseguir un tono caoba claro, solo habrá que aumentar la dosis de agua, mientras que si el objetivo es un color caoba oscuro, la cantidad de agua de la mezcla base deberá disminuir.
Para conseguir los matices deseados, también se puede añadir a la base una pequeña cantidad de tinte de otro color. De este modo, para obtener un nogal rojizo habrá que añadir a la base un poco de tinte caoba.
Preparación de los tintes
Para que el mordiente se disuelva con más facilidad, hay que poner el agua al fuego y añadirlo una vez que esta empiece a hervir. La disolución será más rápida si se remueve la mezcla con un palo o una cuchara de madera. Unas gotas de amoniaco favorecerán la adherencia del color.
Unas gotas de amoniaco favorecerán la adherencia del color
Un truco para acertar con el tono una vez aplicado es que el mordiente sea un poco más claro que el resultado que se desee obtener. Las sucesivas aplicaciones del producto permitirán dar con el color deseado.
Una vez preparado el mordiente se comprueba el tono en una zona poco visible del mueble que se va a colorear. Si no es el deseado, se diluye o se añade más mordiente. Cuando el producto está listo, se filtra para obtener un tinte fluido y se conserva en una botella de cristal. Antes de su aplicación, se templa un poco para mejorar su adherencia.
Si la pieza que se va a tratar es pequeña, el producto se aplicará con una brocha, pero si el mueble es grande, el mordiente se utilizará una esponja para extender el mordiente por toda la superficie. En este último caso, la esponja se sumerge en el mordiente y, sin escurrirla demasiado, se pasa por la madera para que el producto se reparta bien. Para un óptimo resultado, no se debe presionar demasiado la esponja ni repasar la zona pintada una vez que se empieza a secar, ya que de lo contrario la parte afectada quedará más oscura.
Para igualar el tono, se deben dar pasadas perpendiculares y transversales respecto a la veta. Para detectar las imperfecciones, hay que examinar la pieza a contraluz.