De madera, PVC o aluminio, enrollables o venecianas. Las persianas no sólo regulan el paso de la luz al interior de la habitación donde se instalan, sino que también protegen de los rigores atmosféricos, gradúan la ventilación, aíslan de los ruidos del exterior y aportan seguridad y privacidad a los moradores de la vivienda.
Un modelo para cada necesidad
Enrollables. Es el sistema más utilizado en las viviendas. Además de impedir el paso de la luz, aíslan las ventanas del exterior, las protegen de las inclemencias del tiempo, a la vez que amortiguan la contaminación sonora del exterior. De madera, aluminio o PVC, la persiana puede estar empotrada en el marco de la ventana, en una caja abatible o en la pared. Se eleva mediante una cinta y es muy práctica, ya que se maneja y limpia con relativa facilidad.
En este grupo figuran también las persianas enrollables replegables. Éstas tienen una doble función. Además de ocupar menos espacio, permiten graduar el ángulo de inclinación para regular el paso de la luz al interior.
Venecianas. Están formadas por una serie de lamas verticales que carecen de bastidor y se cuelgan de la parte superior del hueco. Su principal ventaja es que con ellas se ajusta la cantidad de luz que entra en la habitación, aunque no pueden eliminar por completo el paso de ésta. Con la ventana abierta, regulan la temperatura de la habitación, ya que permiten el paso del aire a través de sus lamas.
Verticales. Formadas por una serie de lamas verticales sobre un bastidor, su función es muy similar a la de una cortina. Protegen de la luz y dejan pasar una ventilación gradual.
Alicantinas. Son persianas de lamas estrechas que se enrollan mediante una cuerda o cadena. Sencillas de instalar, son idóneas para casas de campo y zonas rurales, junto con decoraciones naturales. Hay diversos modelos de pvc y madera barnizada, en una amplia gama de colores y tonos.
De seguridad. Muy demandadas para comercios, pisos bajos y viviendas unifamiliares. Se fabrican con perfiles de aluminio extrusionado o hierro reforzado. Para aumentar la seguridad, las lamas se bloquean si alguien intenta levantarlas desde el exterior.
El paso del tiempo, la acción del clima y el uso continuo de las persianas pueden causar el deterioro de las lamas que las conforman. No obstante, la causa de desperfecto más habitual son los golpes que reciben en su parte inferior, que provocan la rotura de los elementos de unión entre lamas. La consecuencia es que la persiana acaba por soltarse, lo que impide que se vuelva a abrir hasta que no se retire la lámina deteriorada y se unan todas las partes de la misma.
La causa de desperfecto más habitual son los golpes que recibe la persiana en la parte inferior
Por lo general, las persianas disponen de un número de lamas superior al necesario para descolgarse y cubrir toda la ventana, por lo que no habría problema en cuanto a repuestos.
Para poder unir de nuevo las lamas, hay que abrir la caja de la ventana, subir un poco la persiana con la mano desde la parte inferior y apoyarla en unos tacos, para poder sacar la lama estropeada. Una vez retirada esta pieza, se coloca la lama nueva. Después, se tira de la parte de la persiana que está enroscada en la caja y se une de nuevo la misma a través de las ranuras, mediante las cuales se encajan las lamas. Cuando está reparada, se fija la correa, de forma que quede tensa y pueda cumplir su función de subir y bajar la persiana.