La madera es un elemento vivo, que se dilata y contrae por los cambios de temperatura, movimientos que en conjunción con la exposición a la intemperie hacen que la pintura que la protege se desconche, decolore o agriete. Por lo tanto, si las ventanas de una vivienda son de madera es necesario renovar la capa de pintura de forma periódica.
Preparar y proteger la ventana
El primer paso es eliminar la pintura antigua. Si la superficie es grande se puede utilizar un decapante químico. Después hay que lijar la madera con un papel abrasivo de grano medio, envuelto en un taco de madera, en la dirección de la veta. En este proceso se debe hacer especial hincapié en los ángulos y las pequeñas molduras.
El siguiente paso es comprobar si la ventana tiene grietas, en caso afirmativo se deben rellenar con pasta especial para madera. Cuando esté bien seca se pasa una lija fina por la zona para que quede uniforme. Antes de empezar a pintar también se debe verificar el estado de la masilla para ver que no este agrietada o que no se desprenda. Si presenta imperfecciones se elimina con un formón y se aplica silicona transparente.
Para pintar la ventana sin peligro de manchar paredes y cristales, hay que colocar una cinta de adhesiva especial por todo el contorno de la misma. Si la ventana tiene cristales panelados la cinta se coloca primero en los junquillos divisorios para terminar con los marcos.
Una vez concluida la tarea de acondicionar la ventana es el momento de elegir la pintura. Entre las distintas opciones que ofrece el mercado destacan las pinturas al aceite, a base de disolventes, y las pinturas al esmalte, que se secan con más rapidez que las anteriores, y su olor no es tan fuerte.
La parte más delicada al pintar una ventana es perfilar el cristal sin mancharlo. Primero se pintan los junquillos, y tras éstos los travesaños superior e inferior. Después se da color a los montantes verticales, para terminar pintando los bordes y el marco. Para que el resultado sea un éxito, se debe aplicar la pintura con un pincel usado para que no suelte pelo. La brocha se debe cargar con bastante pintura, apretándola con fuerza en el ángulo entre el cristal y el marco. Los movimientos deben ser largos, hasta que no quede pintura en la brocha.
Si la ventana es de guillotina, y no se puede desmontar, el primer paso es levantar la hoja de abajo y bajar la de arriba de modo que se tenga acceso al travesaño de unión. Se pinta dicho travesaño y las zonas a las que se tenga acceso. Después se cierran las dos hojas, dejando abierta unos centímetros la parte superior. Se pinta entonces el resto de la hoja superior y sus bordes interiores. Después se levanta la hoja inferior hasta que el borde quede separado del marco y se pinta toda la hoja. Por último, se pinta el marco.
Si se aprecian las vetas de la madera, en lugar de pintura se pueden dar un par de manos de barniz incoloro. Otra opción es aplicar pintura y generar las vetas con la ayuda de un veteador, empleando colores similares a los que pudiera tener la madera en origen.