Tapizantes, rastreras o cobertoras. Bajos estas denominaciones se engloban las especies vegetales cuya característica principal es la de cubrir extensiones, grandes o pequeñas, de terreno. Muy resistentes, y de mantenimiento sencillo y económico, son una buena alternativa al césped, sobre todo en emplazamientos donde éste no se desarrolla bien, como las superficies irregulares, los terraplenes y las zonas rocosas.
Características y cuidados
Con o sin flor, verdes o de colores. Las plantas tapizantes son especies rastreras. No crecen hacia arriba, por lo que no alcanzan mucha altura. Su follaje tupido y regular crea un vistoso efecto alfombrado que permanece vivo durante todo el año, ya que la mayoría son perennes.
Además, son resistentes, evitan la aparición de malas hierbas y no requieren ni de riego ni de cuidados constantes, por lo que se presentan como una alternativa ecológica y ornamental frente al tradicional césped.
Para fomentar su desarrollo, conviene aplicar abonos foliares a las especies con más follaje. Asimismo, es necesario vigilar la aparición de plagas y enfermedades, que una vez se hayan extendido, se erradicarán con dificultad debido a la densidad de la plantación.
Rocallas, taludes, áreas irregulares, y zonas sombrías o áridas son ubicaciones muy aptas para este tipo de plantas.
Entre los tipos de plantas más utilizados como tapizantes o cobertoras se encuentran las vivaces y las perennes, como la gitanilla, la festuca, la begonia, la santonina o la gazania. Las primeras pierden sus hojas y tallos en invierno y brotan de nuevo en primavera, mientras que algunas perennes pueden florecer durante todo el año.
Para cubrir los taludes y demás pendientes se pueden emplear plantas con flores como la verbena o la uña de león
Dentro del grupo de las crasas también se pueden encontrar plantas alfombrantes. Tal es el caso de la uña de león o la de gato, o el lampranus. Todas ellas de vistosas flores.
Algunas especies arbustivas de crecimiento horizontal o rastrero, con ramas largas y caídas, como el romero, el cotoneaster o el junípero, también tienen un uso tapizante.
Por último se encuentran las plantas trepadoras, cuyo crecimiento se basa en tallos que se extienden y alargan sobre algún soporte como paredes o suelos. Algunas de las más conocidas son la hiedra, la buganvilla o la madreselva.
En cuanto a su división por zonas, la hiedra, el tomillo, la consuelda, la sagina, el junípero, el orégano, el cotoneáster, la pachisandra, la festuca o el sedo, además de aportar un toque de color al jardín, evitan la proliferación de malas hierbas. Para cubrir los taludes y demás pendientes se pueden emplear plantas con flores como la verbena o la uña de león. En las zonas sombrías, donde la falta de luz y la aparición de musgo dificultan el desarrollo del césped, se puede plantar hiedra, dichondra, pachysandra, etc.