Pintar la madera es un proceso que comienza mucho antes de extender la primera gota de pintura sobre la superficie que se tratará a continuación. Para obtener un buen resultado, se debe preparar la madera siguiendo diferentes pasos. Realizar unos u otros depende, en gran medida, de que la madera sea nueva o se haya pintado con anterioridad. En este artículo, te explicamos en detalle el tratamiento previo que se debe dar a la madera en cada situación, además de mostrarte las consecuencias de no seguir los pasos indicados.
Preparar la madera nueva
Siempre que se va a trabajar con madera hay que prepararla antes. Tanto si la vas a pintar, como si lo que deseas es aclarar superficies de madera, etc. hay que prestar una serie de cuidados.
Si la madera que quieres pintar es nueva, apenas estará sucia. Sin embargo, sí puede tener algunas irregularidades, pequeños agujeros, etc. ¿Cómo hay que proceder en este caso?
🔷 Paso 1: cubrir los agujeros y desperfectos
Deben taparse los desperfectos con alguna pasta de madera, masilla o enduido.
🔷 Paso 2: Pasar una lija
Una vez que esta sustancia se haya secado, bastará con pasar una lija más o menos gruesa, en función de la suavidad previa de la superficie y la que se desee alcanzar.
🔷 Paso 3: Limpiar
Tras realizar estos dos pasos, hay que retirar el polvo con un paño limpio y poco humedecido.
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Con la preparación descrita, la madera ya estaría lista para pintarse, pero si buscas un resultado óptimo, antes de aplicar la pintura conviene utilizar dos sustancias:
- primero: un preservador de madera, que garantizará la salud del material a largo plazo y que se debe secar bien durante al menos 24 horas
- segundo: un sellador o imprimador para maderas, que asegure la adherencia de la pintura.
- En lugar del sellador, una alternativa es dar una primera mano de la pintura que se utilizará, de forma definitiva. Pero en tal caso, la pintura se debe rebajar bastante con agua. Después de aplicar esa primera capa, se debe pasar de nuevo una lija fina, para después aplicar la pintura sin rebajar.
Preparar la madera ya pintada
Preparar una superficie de madera ya pintada con anterioridad exige un poco más de trabajo. En este caso, hay que seguir esta pauta:
🔶 Paso 1: Aplicar un removedor de pintura
Primero hay que quitar los restos de pintura antigua con la aplicación de un removedor de pintura. Conviene efectuar esta tarea con un pincel y con las manos protegidas por guantes de goma, ya que es una sustancia corrosiva. Por el mismo motivo, se debe procurar no tocar con ella ningún herraje.
🔶 Paso 2: Retirar restos de pintura antigua
Después hay que quitar la pintura antigua con una espátula de metal.
🔶 Paso 3: Limpiar la superficie
Para limpiar la superficie después de tratarla con la espátula, se debe pasar un trapo empapado en alcohol de 95 grados o en una mezcla de agua y detergente. Luego se aclara bien la superficie, a ser posible, con agua caliente y una esponja.
🔶 Paso 4: Lijar las irregularidades
Terminado este proceso, es muy posible que la superficie tenga muchas irregularidades, por lo que será imprescindible pasar primero una lija gruesa para alisarla y, después, una lija de grano más fino, para dar la terminación deseada. En caso de formarse huecos, hay que emplear masilla o pasta de madera y volver a lijar.
🔶 Paso 5:Aplicar sellador
¿Y después de lijar la madera qué se hace? All igual que para la madera nueva, es conveniente recurrir a sustancias que aseguren la calidad del acabado final: el preservador de maderas y el sellador universal.
➡️ ¿Qué pasa si no se siguen estos pasos antes de pintar?
Si no se siguen los pasos de preparación previa de la madera, puede haber (no siempre) distintos problemas, entre los que destacan:
- Acabado irregular: si no se eliminan restos antiguos o desperfectos de la madera, o no se lija, puede quedar un acabado imperfecto, con diferentes rugosidades.
- Pintura que se levanta al poco tiempo: si no se ha desengrasado a fondo toda la superficie de los muebles, no se ha lijado o no se ha dado imprimación, la pintura puede que no agarre bien.
- Gasto de pintura excesivo: si la madera es muy porosa, y si no se imprima bien, puede ser necesario dar más capas de pintura porque se absorbe más pintura.
Cómo preparar para barnizar
Como en el caso de la pintura, barnizar madera requiere cuidar y tratar antes la base. Por ello, antes de barnizar la madera, puedes seguir estos consejos:
🔹 Paso 1: Conocer el tipo de madera
Para escoger el barniz adecuado y que el trabajo quede perfecto, es preciso antes conocer el material que se va a barnizar, qué tipo de madera es. Conviene saber que cuanto más porosa sea la madera, más barniz hay que utilizar.
🔹 Paso 2: Limpiar bien antes de aplicar barniz
Siempre hay que limpiar la superficie antes de darle una capa de barniz (en algunos casos, será necesario incluso lijar antes)
🔹 Paso 3: Utilizar la brocha y la cantidad adecuadas
Para barnizar suele utilizarse una brocha plana (las redondeadas son buenas para lugares poco accesibles). Respecto a la cantidad de barniz, de media se suele usar entre 12 y 14 m2 por litro, y por mano.
🔺 Si la superficie sobre la que se trabajará cuenta con muchas irregularidades, está sin cepillar o se ha pintado con anterioridad, se debe pasar una lija de grano grueso, que permita emparejarla.
🔺 Si las irregularidades son pocas, o como fase intermedia en la tarea, se puede emplear una lija de grano medio.
🔺 La de grano fino se reserva para un acabado delicado, es decir, para dar suavidad a una superficie de la cual se ha eliminado la rugosidad mayor.
Una clave para obtener la mayor calidad en el lijado es seguir la dirección de la veta de la madera. De esa manera, la superficie quedará más suave y se reducirán los riesgos de rayaduras.
Para asegurar un trabajo parejo, se puede usar un taco de madera, en torno al cual se envuelve la lija. Esto proporciona una superficie lisa y reduce las diferencias de presión que se pueden producir al pasarla solo con la mano.
También se recomienda cambiar el papel de lija con cierta frecuencia, para que toda la madera se someta a un lijado de similar calidad y se evite rayar con el serrín que se podría acumular entre los granos.