Los daños ocasionados en las superficies de hormigón por las deficiencias en su composición o por la acción de los agentes atmosféricos aparecen sobre todo en la zona del zócalo y en balcones o terrazas. Una reparación a tiempo puede evitar daños mayores que afectarían al acero del armazón.
Proteger y sanear el hormigón
Los desperfectos en el hormigón se suelen producir sobre todo por deficiencias en su composición o en su fraguado. En este último caso, los problemas pueden tener su origen en un falso fraguado causado por una hidratación rápida del yeso, en un exceso de magnesia o de cal liberada, etc.
Estas deficiencias pueden volver porosas las superficies de hormigón con la consiguiente absorción de agua, lo que puede provocar la oxidación del acero estructural. Para evitar que esto ocurra el primer paso es eliminar toda la suciedad, moho y hongos que pueda tener la superficie. En caso necesario, se deberá recurrir a la aplicación de alguicidas y fungicidas.
Una vez que se hayan detectado las primeras manchas de oxidación hay que ponerse manos a la obra sin demora. Si las zonas atacadas por el óxido son reducidas, habrá que limpiarlas y protegerlas con un antioxidante. En caso de que la oxidación haya hecho saltar capas de hormigón más considerables será necesario sanearlas. Para ello, hay que eliminar el óxido del armazón con un chorro de arena. Una vez que la zona esté limpia, se tratará con un producto antióxido y se reparará con un emplaste para hormigón, de modo que se cubran todos los desperfectos.
Si los pilares de hormigón que sostienen el sótano están deteriorados habrá que repararlos lo antes posible, ya que el exceso de humedad de estos lugares puede hacer que se oxiden las estructuras metálicas que se encuentran en su interior, lo que haría peligrar el conjunto de la estructura.
Si el metal está al descubierto y se oxida, aumenta su volumen y hace que el hormigón estalle, lo que provocará una pérdida de resistencia del pilar. Para reparar estos importantes desperfectos se deberán picar las zonas de hormigón defectuosas hasta dejar a la vista la parte metálica, y así poder eliminar el óxido, labor que se realizará con un cepillo metálico.
En caso necesario se aplicará una imprimación antióxido. Una vez seca, se extenderá un mortero reparador en varias capas. Para conseguir una buena adherencia y una superficie compacta habrá que hacer presión entre capa y capa. Para un buen acabado se deberá utilizar un fratás.