La técnica del peinado, también conocida como veteado, consiste en crear un efecto de rayado sobre las paredes. Su apariencia final es muy similar a la que se logra con la veladura. Sin embargo, el procedimiento de trabajo varía. En este caso, la textura se consigue con un veteador o un peine específico para este cometido. La pericia con la que se emplee esta herramienta determina el éxito del acabado final. Por eso, antes de comenzar a marcar las paredes, es fundamental decidir la orientación de las rayas y practicar con anterioridad el manejo del veteador.
Consideraciones previas
El veteado requiere que las superficies sobre las que se aplique sean lisas y no tengan rugosidades. Por este motivo, no es una técnica adecuada para paredes pintadas con gotelé o que estén texturizadas. El soporte sobre el que se aplicará debe someterse a una preparación previa. Es conveniente examinar las paredes en busca de defectos, como pequeñas grietas, para subsanarlos. En general, la mayoría de las imperfecciones se solucionan con masa de yeso. Basta respetar su tiempo de secado y lijar la zona para nivelarla.
No es una técnica adecuada para paredes pintadas con gotelé o que estén texturizadas
Una vez que las paredes están preparadas, es conveniente determinar la orientación que tendrá el estampado. Si se va a emplear un veteador para intentar imitar las vetas de la madera, las opciones se reducen. Lo más apropiado es intentar reproducir este efecto con trazos verticales. Por el contrario, si la pared se va a marcar con un peine, es posible decantarse por varias propuestas. La disposición de las rayas puede ser horizontal, vertical, diagonal e incluso en zigzag. La cuestión no es baladí ya que la orientación del estampado influye en la percepción espacial de las habitaciones. Si las rayas son horizontales, la estancia parece más amplia. En cambio, si éstas son verticales, se consigue una sensación de mayor altura.
Proceso
En primer lugar, se debe pintar la pared con una base de pintura plástica o de esmalte acrílico satinado, respetar el tiempo de secado y aplicar una segunda mano. Una vez que el soporte está seco, con una brocha gruesa se extiende sobre la superficie una capa de veladura al aceite en un tono que contraste con el aplicado con anterioridad.
Antes de que se seque esta mano, hay que deslizar con suavidad el veteador o el peine para marcar la superficie. De esta manera, el color de pintura de la base queda al descubierto y contrasta con el tono de la veladura. En este punto, conviene cuidar que los trazos sean uniformes y sigan la orientación acordada. A medida que se marque la superficie, la herramienta se carga de pintura. Antes de que esto ocurra, es recomendable limpiar el utensilio con un trapo humedecido en disolvente.
Si la técnica se realiza sobre superficies de grandes dimensiones, como paredes de habitaciones o pasillos, es recomendable realizar la operación de veteado en cada metro cuadrado. De lo contrario, es probable que la veladura se seque y arruine el acabado. En este caso, es conveniente extremar las precauciones en los espacios de unión de las zonas contiguas.