Existen dos tipos de barras para la cortina de baño: las extensibles, que se colocan a presión, son más fáciles de instalar y más económicas; y las barras que se fijan a la pared por medio de tornillos, que son más resistentes y, al contrario que las primeras, se pueden usar en un rincón, sin necesidad de que las sostengan dos paredes enfrentadas. En este artículo se analiza al detalle las barras para cortinas de baño a presión y empotradas y se explican las precauciones que hay que tener para el cuidado de la barra y la cortina de baño.
La cortina de la ducha es una pieza clave en la decoración del cuarto de baño, además de que cumple con la importante función de dar intimidad y evitar que se moje el suelo por fuera del plato de ducha o la bañera. Es importante que la cortina se deslice con facilidad a través de la barra que la sostiene y que esta se encuentre bien sujeta a la pared. Esta sujeción se puede hacer de dos formas distintas: la barra se puede ajustar a presión entre dos superficies o estar empotrada y atornillada a la pared.
Barras para cortinas de baño a presión
Las barras que se ajustan a presión son extensibles. Están compuestas por dos piezas cilíndricas. La de menor diámetro tiene uno de sus extremos dentro de la otra y, en función de las necesidades, se regula la longitud total a través de un sistema interno que las deja fijas en la posición deseada. Como la estabilidad del conjunto depende de la presión que ejerce sobre dos superficies, esta clase de barras solo sirven cuando deben ocupar toda la extensión entre dos paredes o superficies que la puedan sostener.
Las principales ventajas de este sistema son su fácil instalación, la posibilidad de quitar y volver a colocar la barra y su bajo costo
Para asegurarse de que la barra quedará bien ajustada, lo primero que se debe hacer es dar a esta algunos centímetros más de los necesarios. Luego se coloca uno de sus extremos en la posición que se desea que ocupe y, con cuidado de que ese punto no se modifique, se acerca el otro extremo a la ubicación deseada.
Como la extensión de la barra es mayor que la distancia entre ambos puntos, la barra no podrá quedar horizontal en un primer momento: es entonces cuando habrá que presionar sobre ella, para forzar al cilindro de menor diámetro a introducirse más en el mayor. De esa forma, la barra alcanzará la longitud necesaria para quedar bien sostenida a presión entre ambas paredes.
Las principales ventajas de este sistema son la facilidad de su colocación, la posibilidad de quitar y volver a colocar la barra de la cortina todas las veces que sea necesario y su bajo costo económico.
Barras para cortinas de ducha empotradas
Las barras que se colocan atornilladas a la pared presentan, por su parte, otras ventajas. Una de las principales es que su colocación no exige que haya dos paredes (o superficies similares) enfrentadas sobre las cuales la barra ejerza presión para sostenerse. Si la bañera o ducha ocupa un rincón en el cuarto de baño, y no todo un extremo de la estancia, es probable que sea necesaria un sistema de este tipo. Estas barras están formadas por dos unidades más un codo que les sirve de unión.
Por otra parte, estas barras también ofrecen mayor estabilidad y seguridad en caso de que la cortina sufra algún tirón o fuerza hacia abajo.
Las barras empotradas de dos piezas necesitan de un sostén que las fije al techo para darles mayor estabilidad
Aunque no tanto como el de las barras a presión, el procedimiento para colocar este tipo de barras también es sencillo. A menudo las barras se venden con unas medidas normalizadas, pero eso no es problema, ya que se pueden cortar con una sierra y adaptarlas a las medidas del espacio disponible. No importa que el acabado del corte resulte un poco basto, ya que ese extremo se introduce en el soporte, el cual va fijado a la pared. También conviene que, al instalar este tipo de barras, se use un nivel que garantice que la barra queda en posición horizontal.
Para efectuar las perforaciones en el alicatado, es importante tener cuidado de no dañar los azulejos. Para ello, es recomendable colocar dos tiras perpendiculares de cinta de carrocero sobre la superficie que se ha de perforar. Esto evitará que la broca se deslice sobre el azulejo y que este se pueda rayar o quebrarse.
Si la barra no es una sola recta sino que la conforman dos piezas, es necesario colocar un sostén para dar estabilidad al codo. En ciertos casos, esto no es imprescindible, porque el sistema cuenta con el suficiente equilibrio inicial para mantenerse, pero se aconseja de todos modos para evitar que, con el uso y el paso del tiempo, la fuerza ejercida al tirar y correr la cortina acabe por desnivelar o deformar el conjunto. Para tal sostén, por lo general, se utiliza una cuerda o una pequeña cadena fijada al techo.
Para el mayor cuidado del aspecto y vida útil de la barra y la cortina de baño, conviene atender a una serie de recomendaciones que se enumeran a continuación.
Evitar dar tirones o ejercer una fuerza desmedida sobre la cortina. Se debe correr con suavidad, tratando de colocar la mano lo más cerca posible de las arandelas o argollas y, por ende, también de la barra.
Tras darse una ducha o un baño, extender la cortina lo más que se pueda y ventilar la estancia, con el fin de que se seque lo antes posible. Si la humedad permanece durante mucho tiempo, el material y el aspecto de la cortina pronto se deteriorarán. Se debe procurar que la cortina permanezca extendida la mayor parte del tiempo.
Si aparece moho, lavar con agua mezclada con lejía, luego aclarar con agua abundante y dejar secar bien antes de volver a colocarla.
La cortina no debe estar demasiado alta, ya que cerca del techo del cuarto de baño se registran los mayores niveles de temperatura y humedad. Lo aconsejable es que haya al menos 20 centímetros entre el techo y la parte superior de la cortina. También hay que evitar que la parte inferior toque el suelo, ya que si queda en contacto, la humedad se acumulará allí, con las mismas consecuencias.