Si bien la música se puede escuchar casi en cualquier parte, contar en el salón con un espacio específico permite disfrutar de ella, a la vez que aprovechar el valor estético de los CDs y otros objetos relacionados con este arte, como fotos o púas de guitarra. Este artículo describe las posibilidades de una colección de discos como pieza decorativa, las opciones para colocar en el salón los altavoces y reproductores de sonido -desde los clásicos de discos de vinilo hasta los modernos como teléfonos móviles y tabletas- y la importancia de un asiento confortable y una buena iluminación para ese rincón musical.
La música se puede disfrutar de diversas maneras, y eso depende de factores variados: estilos, costumbres, momentos, etc. Para muchas personas, la música ocupa un lugar importante en sus vidas y eso se refleja en la decoración de sus casas, ya que dedican un espacio, por lo general en el salón, para mantener en orden su reproductor de sonido, sus discos y todos los demás elementos relacionados con el mundo musical. Tienen un auténtico rincón para la música.
La colección de discos como pieza decorativa
Así como para un lector mostrar su biblioteca es una satisfacción, lo mismo ocurre con un melómano y sus discos
En la actualidad, el formato digital de la música (archivos mp3 y similares) hace posible que enormes colecciones musicales apenas ocupen espacio. Una memoria USB o un disco duro externo permiten almacenar, en unos pocos centímetros cúbicos, miles de canciones. Sin embargo, muchos amantes de la música todavía prefieren que discos, equipos reproductores y otros elementos permanezcan visibles.
Así como para un buen lector mostrar su biblioteca es un motivo de satisfacción, lo mismo ocurre con un melómano y su colección de discos. Por eso, le gusta que ocupe un espacio destacado en el salón. Los CDs pueden estar ordenados en un mueble especial para tal fin, como las llamadas «torres» y otros muebles específicos, o bien en estanterías o baldas comunes en la pared.
Si la colección es de los clásicos discos de vinilo, ocupará más lugar, pero -además de que este soporte es el que conserva y reproduce la música con mayor calidad- guardará un mayor encanto para su dueño o un invitado que se acerque y revise las obras allí atesoradas. Además, los estuches de cartón de estos discos, o solo sus portadas, constituyen piezas decorativas en sí mismas, que colgadas de la pared (con o sin un marco) son auténticos pósteres o cuadros.
Los reproductores y altavoces en el salón
Un reproductor de discos de vinilo ocupa un lugar central en la decoración, ya sea por su modernidad o por su carácter vintage
Los reproductores de discos de vinilo también son en estos días elementos con mucho encanto, ya sea porque son aparatos muy antiguos (y podrían tener valor incluso si no funcionaran, como elemento vintage) o por el motivo contrario: su sofisticación y modernidad. En cualquier caso, no hay duda de que, bien rodeado, un reproductor de vinilos ocupa un lugar central en la decoración de un salón actual.
Un rincón de música puede incluso estar formado solo por un juego de altavoces. Más allá de su tamaño, de la cantidad de partes que lo componen (de dos a siete altavoces, además del subwoofer o reductor de graves) y de cómo estén distribuidas en el salón (altavoces reunidos un espacio acotado o diseminados para lograr un sonido envolvente), pueden estar instalados «sin reproductor», hasta que el usuario conecta el teléfono móvil, la tableta o el ordenador portátil para escuchar música. Esta alternativa es muy práctica para quien cuente con un salón pequeño pero no quiera privarse de disfrutar al máximo de los sonidos en esta estancia.
En la decoración, hay muchos otros elementos, además de los esenciales discos, reproductores y altavoces, para dar forma al rincón musical. Uno de ellos es un asiento cómodo y confortable. Puede ser un sofá o bien un sillón aparte, dispuesto de manera específica cerca del rincón elegido para la música. La finalidad de esta segunda alternativa pasa por tener al lado la colección de discos, escuchar con cascos para no molestar a otras personas si no se cuenta con auriculares inalámbricos, o por una simple cuestión de gusto personal: separar el espacio de la música del de la televisión u otras alternativas de ocio.
También la iluminación adquiere protagonismo. Una pequeña lámpara de mesa o sujeta a la pared puede proporcionar una luz que ilumine solo de forma parcial y crear el ambiente más propicio para gozar de las melodías. Mucho más si el melómano ha conformado una colección de objetos relacionados con la música, con fotos, colgantes, púas de guitarra, palillos de batería, etc.
Sin duda, todos estos aportes no son imprescindibles para deleitarse con la música, pero hay muchas personas para quienes sí son importantes y les permiten ampliar su experiencia. Y para otras que quizás nunca se lo plantearon, acondicionar un pequeño rincón en el salón puede ser el primer paso para vivir la música de otra manera.