Nuevo curso en el cole, nuevo quebradero de cabeza. Los horarios escolares no coinciden con los laborales. ¡Toca hacer ingeniería para organizarse! ¿Podemos compatibilizar familia y trabajo? Cuando renunciar al empleo no es una opción por economía, ni por convicciones, y no existe una política de horarios racionales, caben otras posibilidades, aunque todas tienen un alto coste, como se ve en este artículo. Reducir jornada (y sueldo), pedir una excedencia, pagar a cuidadores que puedan estar en casa o rellenar el tiempo libre de los hijos con guarderías o actividades extraescolares son las estrategias más utilizadas.
1. Jornada reducida: menos horas… ¡y menos salario!
Solo uno de cada nueve trabajadores tiene horario flexible en España. ¡Imposible conciliar familia y trabajo! Y eso que es una receta muy positiva para las empresas. Estudios como el del índice IFREI (IESE Family-Responsible Employer Index) son rotundos: las compañías que facilitan la conciliación son 10 puntos más productivas, reducen un 30 % el absentismo. Además, resulta muy beneficioso para la sociedad, ya que la salud mejora hasta en 20 puntos (ahorro médico) y el fracaso escolar también disminuye, mientras que aumentan el consumo y la natalidad.
Sin embargo, la realidad está muy alejada de esta situación, y los hechos demuestran que o no se concilia, o si se hace, sale muy caro. Una de las soluciones a las que se acogen más madres trabajadoras (el 20 %, según la Encuesta de Población Activa) es la de reducir su jornada laboral. La mujer puede solicitarla desde el nacimiento del niño hasta que cumpla 12 años. Pero, por supuesto, cuidar a los hijos (y a los enfermos o los mayores) tiene un coste: disminuir horas de la jornada laboral implica una rebaja proporcional del sueldo, con todas las consecuencias que tendrá esta decisión sobre la economía familiar.
2. Pedir la excedencia: tiempo a cambio de salario
La excedencia para el cuidado de los hijos es una opción que sale muy (muy) cara, pues supone renunciar al salario (no al empleo). Es una decisión con más implicaciones económicas que la reducción de jornada, pero no tan drástica como renunciar por completo a trabajar por no poder compatibilizar familia y empleo. En 2017 solicitaron una excedencia 40.536 mujeres (y 3.363 hombres), según datos del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades. Esta opción no resulta una solución efectiva, pues el hecho de que no sea retribuida provoca que muchas familias no la pidan.
Además, algunas familias desconocen su existencia, como explica Raquel, mamá y bloguera de Hipogaláctika. Lo idóneo antes de pedir una excedencia sería «haberlo pensado con tiempo para ir ahorrando para afrontar los meses de ‘escasez'», escribe en su blog. Opina, sin embargo, que es una opción que se debe tener en cuenta, aun sabiendo que se perderá un sueldo en casa. Hay otros modos de obtener el dinero que se deja de ingresar e, incluso, considera la idea de solicitar un préstamo personal: «Es habitual que pidamos préstamos para comprarnos un coche, una casa, una televisión, un móvil, etc. ¿Por qué no para quedarnos más tiempo con nuestros hijos?». Pero, también en este caso, conciliar supone un elevado coste.
3. Contratar a personas que cuiden a los niños
Despertar a los niños, preparar desayunos, llevarlos al cole… o bien recogerlos, darles la merienda, llevarlos al parque y luego a casa. Muchas veces estas tareas coinciden con las horas en que los padres ya están trabajando (por las mañanas) o aún no han salido de él (por las tardes). Para muchas familias la solución está en contratar cuidadores. Cientos de empresas, como CasaLista, y numerosos particulares prestan este servicio de ayuda en los hogares y con los niños. En CasaLista lo hacen desde 280 euros al mes (precio para dos horas, de lunes a viernes).
En función de la jornada escogida, y de las necesidades familiares, «la cuidadora puede además acostar a los niños o quedarse realizando tareas del hogar hasta el fin de su jornada», comentan. En caso de contratar a una persona interna para el cuidado de los hijos y la casa, los honorarios ascienden, de media, a 800 euros al mes.
4. Guarderías y extraescolares
Los niños comienzan el cole a las 9:00 o 9:30 horas y los padres su trabajo a las 8:30 horas. ¿Qué podemos hacer si no tenemos ayuda en casa? Numerosos centros escolares, por las mañanas, ofrecen servicio de guardería y desayuno y, por las tardes, a partir de las 17:00 horas, se desarrollan las más diversas actividades extraescolares: judo, baloncesto, ajedrez, pintura, ballet…
Por supuesto, optar por esta solución también supone un desembolso económico más o menos elevado. Las extraescolares pueden costar una media de «entre 30 y 40 euros al mes, por cada alumno y actividad», indica Elena Cid, directora general de la Asociación de Colegios Privados e Independientes. Y suelen ser dos días semanales, por lo que si deseamos cubrir toda la semana y a varios hijos, el presupuesto destinado a extraescolares para conciliar trabajo y familia no es nada desdeñable.
“Quien tiene un amigo, tiene un tesoro”, decía san Agustín. Y también lo tiene quien cuenta con la inestimable ayuda de los abuelos. Al margen de los beneficios emocionales que tiene para los niños relacionarse con sus mayores, en el plano estrictamente económico los abuelos son la solución para que miles de padres puedan conciliar trabajo y vida personal sin desbaratar el presupuesto familiar.