Si tiene que deshacerse de un crédito, no queda otra que pagar lo que debe. Eso sí, hay varios modos de hacerlo que permiten terminar con la deuda contraída de manera cómoda y sin comprometer la economía doméstica. En este artículo se recogen seis formas sencillas de liberarse de un crédito: desde negociar con el banco, cambiar de hábitos y cancelar alguna tarjeta que acarrea gastos innecesarios.
1. ¿Cómo liberarse de un crédito? Ordenar las finanzas y eliminar gastos
Para liberarse de un crédito, hay que darle prioridad en la planificación de gastos mensuales. Y para poder cumplir esta premisa, primero se deben llevar en orden las finanzas, conocer los ingresos y gastos y colocar siempre en primer lugar el pago del préstamo.
A veces es más sencillo sobre el papel que llevarlo a la práctica, ya que hay muchos gastos: alimentación, alquiler… ¿Qué hacer entonces? ¡Conseguir dinero! Para ello, la opción más simple y eficaz a corto plazo es eliminar gastos, todos los que no sean esenciales (televisión de pago, salidas fuera de casa, etc.). Y si tiene la posibilidad, otra alternativa -no siempre fácil- es encontrar un trabajo extra con el que se puedan obtener más ingresos.
2. Negociar con el banco
Hay numerosas circunstancias que impiden abonar el crédito a tiempo. De hecho, «las tres cuartas partes de las deudas se deben a causas coyunturales como quedarse viudo, un divorcio, una enfermedad o perder el trabajo», dice María Suárez, experta en créditos bancarios.
- Conozca otras estrategias para liberarse de una deuda.
Sea por una u otra causa, si se tiene un crédito que se desea terminar de pagar pero se tienen dificultades, es posible negociar cómo hacerlo con el banco.
Entre las fórmulas más comunes está el alargamiento del plazo de la hipoteca o préstamo personal. Si se consigue, se podrá reducir la cuota mensual. Aunque se prolongue en el tiempo -y por eso sea un poco más caro-, dará la tranquilidad de saber que es posible desprenderse del crédito sin problemas.
Otra opción muy común es solicitar un periodo de carencia al banco, que también ayuda a pagar el crédito de manera más sencilla. En la práctica, consiste en que durante el tiempo que pacte con el banco solo se abonan los intereses del préstamo.
3. Cancelar la tarjeta de crédito
Comprar ya y pagar dentro de dos meses o sacar del cajero automático más dinero del que se tiene son acciones sencillas y que muchas personas realizan a diario. Pero, en realidad, están recurriendo a una práctica muy peligrosa para el consumidor, pues están solicitando préstamos sin apenas darse cuenta.
El mejor modo de liberarse de un crédito es no tenerlo, y en el caso de las tarjetas es fácil: no contratar tarjeta de crédito, que además cobra comisiones e intereses de demora muy altos. Con las tarjetas de débito basta para solventar los gastos cotidianos, y si no hay dinero en la cuenta, no se pueden realizar compras, por lo que se evita la posibilidad de un exceso de endeudamiento.
Si ya se tiene contraída una deuda por el préstamo que brinda la tarjeta de crédito, además de pagarlo, hay que cancelar ese «plástico» en cuanto se pueda y, mientras tanto, no utilizarlo de nuevo, pues será el único modo de liberarse de ese préstamo y no endeudarse más. Para el abono, se puede llegar a un acuerdo con el banco e ir amortizando poco a poco.
4. Si hay más de un crédito, comenzar a pagar el menor
Si se tiene más de un crédito, son muchos los asesores financieros que recomiendan hacer frente antes al préstamo que tenga un tipo de interés más elevado, porque se acaba primero con las deudas que provocan mayores intereses y así se reduce el coste final.
Sin embargo, otros expertos, como el asesor fiscal Diego Fernández, aconsejan empezar por los pagos menores, los que suponen menos dinero. «Es más sencillo liquidarlos, y terminar de pagar algo, dejarlo atrás, provoca una gran subida de moral», dice. Y la moral es, señala, «esencial para afrontar el proceso de continuar liberándose de más créditos».
5. Acudir a familiares y amigos
No es la opción más recomendable, pero a veces puede ser la única manera de liberarse del peso de un préstamo que agobia e impide continuar. Si se tienen familiares o amigos con posibilidades, es posible acudir a ellos para liberarse del crédito y empezar de cero a organizar las finanzas. Pero no hay que olvidar que hay que devolverlo. Las condiciones y plazos para hacerlo no se parecen en nada a las de un préstamo bancario, ya que familia y amigos son flexibles y no cobran intereses.
6. Acogerse a la segunda oportunidad
¿El crédito del que desea liberarse es muy grande? Quizás entonces convenga recurrir al mecanismo de segunda oportunidad aprobado en 2015. Este sistema consiste en que se libera al deudor de la deuda que le quede pendiente tras liquidar todo su patrimonio. En el caso de las hipotecas, se salda al entregar la vivienda, aunque el valor no sea suficiente para cubrir todo lo pendiente.
Lo más importante, si se quiere deshacerse de un crédito, es no caer en la trampa de solicitar un préstamo personal para pagar otro que ya se tiene. Es un error garrafal… ¡y bastante común!, según explica la experta en créditos María Suárez. Con este método solo se consigue entrar en un bucle peligroso, “más aún en el caso de recurrir a los créditos rápidos”, cuyos intereses son muy elevados.