La bajada en los salarios y la precariedad en el empleo propician que numerosos trabajadores lleguen muy ajustados al final de cada mes. Pero pueden buscarse una actividad alternativa que les sirva para ganar algo de dinero con el que engordar su cuenta corriente. No se trata de buscar otro puesto de empleo para compaginarlo con el actual, sino de obtener un pequeño salario adicional realizando alguna actividad con gran demanda social y que solo requerirá disponer de algún rato libre a la semana. En este artículo se proponen algunos de los trabajos que se pueden hacer.
Trabajos con demanda social
Hay que analizar y detectar las necesidades de quienes viven más cerca y el grado de demanda que puede haber
Obtener algo más de liquidez al mes es posible si se realizan una serie de pequeños trabajos que apenas restan tiempo. Antes, hay que detectar las necesidades de quienes viven más cerca y la demanda que puede haber. Además, habrá que decantarse por alguna actividad que pueda desempeñarse bien o que se adapte a las habilidades personales.
Hay una serie de propuestas que pueden ser muy interesantes para quienes tengan algo de tiempo disponible y deseen incrementar sus horas de trabajo, aun a costa de perder algún rato de ocio o descanso:
Lector: muchas personas mayores y con dificultades en la vista necesitan de otras que se encarguen de leerles sus obras predilectas. No ocupa mucho tiempo y se puede hacer unas cuantas veces a la semana, siendo además una labor muy gratificante.
Pasear perros: cada vez más se demandan personas para que se encarguen de pasear a los animales de compañía (sobre todo, canes), una actividad con horarios compatibles con otros trabajos.
Asistencia a mayores: estas personas necesitan del apoyo de otros ciudadanos que les acompañen a salir de sus casas todos los días para dar paseos o hacer pequeñas compras, actividades que debido a sus limitaciones físicas no pueden realizar por sí solos. La demanda es muy notable en barrios en donde hay mayoría de personas de edad avanzada.
Hacer labor de «manitas»: los vecinos y amistades pueden ser una fuente de trabajo para los que se pueden llevar a cabo actividades como colgar cuadros, arreglar una persiana, pintar las habitaciones, etc.
Cuidar niños: si el horario laboral lo permite, es sencillo atender a los hijos de padres que no pueden hacerlo por cumplir con su jornada laboral. Solo se necesita buena disposición y un especial agrado por los pequeños (si se tienen referencias por haberlo hecho antes, mejor).
Encargarse de la cesta de la compra: pasarse por el supermercado y realizar la compra de las personas mayores o impedidas que no pueden formalizar esta labor es también un trabajo fácil del que se puede obtener una pequeña remuneración.
Entrenador personal: si se tienen aptitudes para ejercer esta actividad, es posible sacarle mucho beneficio, ya que en la actualidad hay una elevada demanda de estos profesionales por parte de personas que desean ponerse a punto en su condición física y necesitan ayuda y supervisión. Además, es posible dedicarse a ello solo unas horas a la semana, y compaginarlo con la jornada de trabajo habitual.
Hay quien vive en una casa muy grande y con muchas habitaciones que ya no necesita ocupar, como les sucede a numerosos pensionistas. En esa situación, se puede optar por alquilar algún dormitorio a cambio de una renta mensual que podrá llegar hasta 300 euros, en función de la negociación. Separados, solteros o personas mayores son los segmentos sociales más proclives para adoptar estos recursos y dotarse de mayor liquidez, además de ayudarse a sufragar el mantenimiento del hogar.
Para encontrar a las personas adecuadas se pueden sondear las necesidades de los estudiantes o trabajadores con movilidad laboral que no pueden alquilar un piso, y menos aún comprarlo, y necesitan de una residencia estable más barata. Y, por supuesto, siempre conviene tener referencias y no meter en casa a ninguna persona sin conocerla un poco antes.