El Gobierno proclamaba en marzo una amnistía fiscal: los evasores de impuestos podrían regularizar su situación a cambio de abonar a Hacienda un 10% de las cantidades defraudadas, un tipo tributario muy inferior al que pagan la mayoría de los ciudadanos (24,75% para los rendimientos del trabajo). Con su anuncio, estalló la polémica. Y con una recaudación meses después escasa (en julio apenas un 2% de lo previsto), el debate vuelve a avivarse. En un momento como el actual, hay muchos argumentos en contra de la amnistía fiscal, aunque también se pueden encontrar algunas ventajas, como las que se detallan a continuación.
Ventajas de la amnistía fiscal
Repatriar dinero a España
No es la primera vez, ni el primer país que se acoge a una medida excepcional de este tipo. Por muy impopular que resulte una amnistía fiscal, lo cierto es que son muchos los países que han recurrido a ella en algún momento de su historia. En Italia, Portugal, Francia, Reino Unido e incluso Alemania se han dado algunos ejemplos sonados de amnistías fiscales. Anunciar una medida de este calado solo se produce en momentos de fuerte tensión y malestar o declive económico. De ahí que uno de los argumentos a favor que puedan deducirse es que su principal objetivo es traer dinero a España de los denominados paraísos fiscales. Con la amnistía, la meta es recuperar el dinero negro que hay ahora fuera de España y el que circula gracias a la economía sumergida.
Los datos que maneja el Gobierno son ambiciosos: espera recaudar 2.500 millones de euros con la amnistía fiscal, lo que supondría el reconocimiento de unos 25.000 millones de euros de rentas ahora ocultas. De momento, no obstante, la realidad dista bastante de los pronósticos. Hasta julio, la Administración central solo había conseguido recaudar 50,4 millones de euros, apenas un 2% del total previsto.
Mejorar la riqueza
En un momento como el actual, de plena crisis, es necesario conseguir capital y riqueza para apuntalar el debilitado Producto Interior Bruto y reducir el déficit público. En julio, por ejemplo, se retiraron 74.228 millones de euros de los bancos españoles, lo que confirma la falta de confianza en la economía española.
Repatriar capitales es ahora un objetivo prioritario y más si proceden de grandes fortunas, a las que se les está dando una oportunidad para que blanqueen su dinero a un precio muy barato, a cambio de que lo dejen dentro de nuestras fronteras. La economía sumergida en España alcanza el 24% del PIB, según datos de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas). Por su parte, la OCDE calcula que el 13% del PIB mundial se encuentra en paraísos fiscales, es decir, en torno a cinco y siete billones de dólares.
En parte, la falta de riqueza en España se debe por la fuga masiva de capital de elevados patrimonios y grandes inversores internacionales que se ha producido en los últimos años.
Revitalizar la economía y el tejido empresarial
Con la vuelta de capital a España, un efecto secundario de la amnistía fiscal podría ser la dinamización de empresas nacionales y locales. Se necesita dinero para reactivar segmentos como el inmobiliario o el constructor, muy parados tras el pinchazo de la burbuja.
Reducir el paro
En teoría, una amnistía fiscal debe servir para aflorar dinero negro, reactivar la actividad empresarial y, en consecuencia, generar empleo.
Necesidad de conseguir dinero
La historia nos demuestra que solo en situaciones de emergencia se ponen en marcha amnistías fiscales. La coyuntura actual española encaja a la perfección con este escenario. Con la financiación del Estado desbocada y el déficit en niveles muy altos (cerró 2011 en el 8,9% sobre el PIB), es necesario conseguir dinero de donde sea.
La amnistía fiscal es, no obstante, una práctica legal y puede actuar como mecanismo para el capital vuelva a fluir en España. El argumento más simple que justifica su puesta en marcha es que hace falta dinero corriente.
Información sobre grandes fortunas
Desde el punto de vista informativo, la amnistía fiscal puede ser muy valiosa, ya que desvela datos sobre las fortunas y sobre los contribuyentes, lo que puede ayudar a Hacienda en la investigación de futuros delitos fiscales.
Inconvenientes de la amnistía fiscal
Pero, al margen de las ventajas o argumentos a favor que puedan encontrarse, lo cierto es que los inconvenientes de la amnistía fiscal son también numerosos.
Agravio comparativo
El primer argumento en contra de una amnistía fiscal es que perdonar delitos para que el dinero que está fuera de España vuelva a nuestras fronteras es un agravio comparativo e injusto para los ciudadanos que están al corriente de pagos con Hacienda y que cumplen con el Fisco. La amnistía fiscal está hecha para los defraudadores, para personas que han jugado con la picardía de la deshonestidad.
Puede atentar contra el principio de igualdad tributaria
Los contribuyentes que cumplen con sus obligaciones fiscales pagan tipos de hasta el 52% en el IRPF, mientras que los evasores podrán saldar sus cuentas con Hacienda abonando solo un 10% y evitando intereses, recargos y sanciones.
Ineficacia de la lucha frente al fraude
Uno de los puntos flacos de una amnistía fiscal es que pone de manifiesto la ineficacia de las medidas antifraude que funcionan en la actualidad. Se trata de un último recurso para conseguir dinero, que no se ha conseguido por otras vías no discriminatorias.
Sienta precedente
Otro inconveniente de la medida es que puede sentar precedente y promover el fraude en otros contribuyentes. La historia demuestra que la amnistía fiscal es recurrente en etapas de crisis, con lo que un ciudadano puede pensar que no está tan mal defraudar durante un tiempo, ya que es probable que viva el anuncio de una amnistía con la que le perdonen.
Pérdida de conciencia
Desde el punto de vista moral, los argumentos en contra son muy numerosos. Uno de ellos es que puede provocar una pérdida de concienciación de contribuir debidamente con el pago de impuestos a la Hacienda Pública. El hecho de perdonar a quien defrauda y permitirle pagar menos impuestos que al resto solo para que aflore su capital puede mover a muchos contribuyentes a decidir no pagar a la Agencia Tributaria.
Rechazo popular
Las amnistías fiscales generan un claro sentimiento de rechazo popular. Además, suele derivar en división política.