Una de las fórmulas casi infalibles para obtener plusvalías en Bolsa es realizar una buena compra. Pero para acertar hay que seguir una serie de pautas y ser precavidos. Antes de tomar posiciones en un valor conviene analizar, entre otros parámetros, los aspectos técnico y fundamental. Entrar en los sectores adecuados implicará recoger el sentimiento positivo del mercado, sea cual sea la apuesta elegida.
Pautas para entrar en el mercado
Si muchos inversores consideran que la clave de una buena inversión reside en una buena venta, no es menor el número de quienes se decantan por la efectividad de una buena compra. Puede realizarse a precio de mercado o al que dicte el inversor. No obstante, antes de tomar posiciones en un valor, conviene estudiar los análisis técnico y fundamental y acudir a los gráficos históricos de los últimos años. Esto proporcionará el estado real del valor: máximos, mínimos, tendencia, soportes, resistencias, etc.
Cuando se desea invertir en la renta variable, es necesario saber enfocar las compras de forma adecuada, interpretar las señales que dicta el mercado, estar al tanto de las recomendaciones de los analistas independientes y prestar atención a los valores con mejor aspecto técnico.
Hay que interpretar las señales que dicta el mercado y atender a las recomendaciones de analistas independientes
Conviene, además, escoger a qué plazo dirigir la inversión: corto, medio o largo. En función de ello, su selección variará de manera notable. El siguiente paso será decantarse por conocer qué pautas seguir para conformar la cartera de valores y canalizar la inversión.
Es muy frecuente que pequeños y medianos inversores deseen entrar con rapidez en la renta variable, pero desconocen por qué valor decantarse. Realizar esta operación de forma aleatoria entorpece los resultados que se pueden obtener. Otros inversores acceden al mercado a destiempo, tras haberse consumido gran parte de la formación alcista. Estos y otros casos demuestran la importancia de seguir una serie de pautas antes de entrar en el mercado.
Decantarse por valores que están en un movimiento alcista: es una de las opciones más claras para obtener beneficios.
Comprar valores próximos a sus precios de soporte: a través de los gráficos se puede comprobar qué valores están en esta situación, para después venderlos en zona de resistencia o en el caso de que se rompiesen los soportes. Es una de las estrategias más sencillas, aunque precisa llevar un seguimiento puntual de la evolución de las cotizaciones.
Adquirir valores que han tocado fondo es un buen escenario para cualquier inversor que desee comprar. Tiene el grave inconveniente de que es muy difícil para los ahorradores minoristas descubrir el punto exacto y deben ayudarse de los análisis que realizan los principales intermediarios o brokers financieros, que se publican en los medios de comunicación especializados.
Entrar en los sectores con buenas expectativas de crecimiento: es una opción recomendada apostar por valores que pueden tener una evolución favorable, incluso por encima de sus respectivos índices generales y de la media general.
Estudiar los análisis técnico y fundamental: los publican las principales páginas especializadas. Aportan los datos primarios esenciales para tomar posiciones en un determinado valor que tenga unos buenos ratios bursátiles y empresariales. A pesar de que hay adeptos para cada uno de ellos, conjugar ambos análisis es el pasaporte para realizar una buena compra.
Acudir a las recomendaciones de los brokers: los intermediarios financieros fijan unos valores más aptos que otros para realizar sus compras. Cada broker confecciona una cartera de valores modelo que pueden seguir los inversores.
Apostar por valores seguros: los inversores de perfil más defensivo deben acudir a los sectores o empresas que transmitan mayor seguridad. Deben tomar posiciones en valores conservadores, que son poco volátiles, fiables, estables en sus precios y que reparten dividendos.
Revisar los índices: para constatar el momento oportuno de la inversión hay que analizar el estado general del índice donde se vayan a tomar posiciones, ya sea nacional o internacional.
Estrategias que deben evitarse
Hay una serie de actuaciones que, por su dudosa efectividad, nunca deben emplearse para canalizar una inversión en la renta variable:
Comprar por comprar: seleccionar un valor sin analizar su aspecto técnico o fundamental. Conduce en la mayoría de los casos a efectos no deseados.
Abrir posiciones en valores con alto poder especulativo: a menudo se tiene la falsa creencia de que estos permitirán obtener plusvalías con más facilidad. Son de alto riesgo y el inversor debe saber los peligros en los que incurre en caso de apostar por ellos.
Entrar en el mercado en periodos bajistas: el precio de compra puede tardar mucho tiempo en alcanzarse. Este proceso se conoce como «quedar enganchado».
Dejarse llevar por recomendaciones poco objetivas o interesadas: pueden desorientar al inversor en su estrategia de entrar en los mercados bursátiles.
Tomar posiciones cuando un valor ha realizado casi en su totalidad su proceso alcista: lo único que le queda es regresar a posiciones vendedoras tras haberse revalorizado durante un tiempo más o menos prolongado.
Invertir en valores que estén en un proceso bajista: a no ser que el mercado dé señales claras de mejora, es mejor abstenerse de ellos.
En las tendencias alcistas, una norma muy común entre los inversores más experimentados es esperar a que se registren recortes en la cotización de los precios de las empresas. Estos coinciden con un cierto “cansancio” en las posiciones compradoras y la salida a flote de las ventas: cuando el mercado está sobrecomprado y necesita un ajuste en los precios para seguir en su escalada alcista.
Se registran en diversas ocasiones durante un proceso alcista -los analistas bursátiles lo califican como “movimientos saludables del mercado”- y sirven para que los índices, sectores o valores tomen más fuerza en las siguientes sesiones bursátiles.
Están indicados para inversores que se dirigen al más corto plazo y quieren sacar todo su “jugo” a los movimientos alcistas que experimenta la renta variable. Por el contrario, tienen poca efectividad para quienes decanten su inversión hacia el medio y largo plazo.