Comienza una nueva temporada para la inversión donde el panorama ha cambiado de forma sustancial con respecto a otros ejercicios. Ya no bastará con generar la mayor rentabilidad posible, sino que habrá que proteger los ahorros ante las turbulencias que podrían surgir en los mercados financieros en los próximos meses. Una combinación de ambas estrategias dará a los pequeños inversores los mayores éxitos en su planificación, tal y como se apunta en este artículo. Estos consejos permiten proteger los ahorros de las inversiones y otras maniobras.
¿Cómo conseguir que nuestra inversión sea más segura?
Cada vez es más frecuente optar más por la seguridad que por la rentabilidad en las relaciones con los productos bancarios. Es la fórmula más directa para proteger los ahorros y, en especial, para evitar que una pésima operación pueda alterar el capital acumulado durante años.
Hay diferentes recetas para materializar esta estrategia. En cualquier caso, pasa por aplicar algo de sensatez y bastante de conocimiento de los mercados. A través de las siguientes propuestas se habrá recorrido mucho camino para conseguirlo.
1. Guardar dinero en la cuenta
No es obligatorio tomar posiciones siempre en los diferentes productos destinados a la inversión, ni mucho menos sobre el total del patrimonio. Para protegerse de la volatilidad de los mercados financieros, no habrá mejor estrategia que dejar buena parte de este dinero en la retaguardia, por ejemplo en la cuenta corriente.
Esto tiene un objetivo bien claro: esperar a que se produzcan oportunidades en la inversión (de cualquier clase) y disponer de la suficiente liquidez como para formalizar la operación al instante. Incluso puede optarse, como alternativa, por fondos monetarios que, aunque su rentabilidad es minúscula, aportan una gran seguridad a los ahorros.
2. Diversificar la inversión
Si se quiere proteger los ahorros, la mejor manera de conseguirlo es diversificándolos en varios productos, tanto de renta variable, como fija, incluso en modelos monetarios. No es conveniente agrupar todo el patrimonio en un mismo diseño, ni tan siquiera en un solo valor en la Bolsa. De esta forma, se estarían sentando las bases para generar un gran fracaso en la estrategia inversora.
Pueden combinarse productos más tradicionales (depósitos, pagarés bancarios, deuda pública, etc.) con otros más propensos al riesgo (Bolsa, fondos de inversión o warrants), para equilibrar la cartera y en una proporción que irá en función del perfil del inversor (defensivo, moderado o agresivo).
3. Seguir las operaciones
Si los ahorradores no desean llevarse una desagradable sorpresa, y comprobar que su patrimonio se ha reducido de forma sustancial, no tendrán más remedio que hacer un seguimiento regular de sus inversiones, si no es todos los días, sí que al menos cada una o dos semanas, para verificar el estado de sus cuentas y, si es necesario, cambiar de estrategia.
En cualquier caso, deberán importar las herramientas necesarias para comprobar la evolución de los ahorros. En muchos casos, procederán de los medios de comunicación especializados; en otros, las fuentes serán del propio banco; y, de forma excepcional, se requerirá descargar alguna aplicación para el seguimiento de los productos más innovadores.
4. Obtener información objetiva
Ser inversor no es sinónimo de buen conocedor de los mercados financieros, probablemente vayan por caminos diferentes. Para solucionar este problema, es recomendable cada cierto tiempo ponerse en contacto con el departamento de inversión del banco, que se encarga de planificar los movimientos del patrimonio.
No es información privilegiada, que está prohibida, pero sí al menos un canal objetivo para recabar información sobre el comportamiento de los mercados con cierta anticipación. Pueden proporcionar algunas ideas para variar la cartera de inversión, para que la rentabilidad crezca y protegerse de la inestabilidad de algunos productos contratados.
5. Marcarse objetivos
La mejor forma de proteger el patrimonio consistirá en imponer unos objetivos mínimos en cuanto a la rentabilidad deseada. Deberán ser racionales y por completo realizables. Esta estrategia ayudará a controlar los movimientos y a recoger las plusvalías rápido. Si, en cambio, el planteamiento es más exigente, lo más seguro es que implique asumir más riesgos y la protección será sensiblemente menor.
Para los próximos meses, según los analistas financieros, las cosas no serán tan sencillas como hasta ahora en el sector de la inversión. El mercado de renta fija está estancado, mientras que el variable, con perspectivas de que pueda cambiar su tendencia alcista en cualquier momento.
Solo dotando a la inversión de mayor flexibilidad se podrán sortear los riesgos con efectividad, a través de una serie de actuaciones por parte de los ahorradores que no les serán muy difíciles de llevar a la práctica.
- Optar por modelos flexibles en los fondos de inversión, de cualquier naturaleza, para que sepan adaptarse a las muchas condiciones que presentarán los mercados financieros durante el año.
- Con una rotación de los valores de la cartera de inversión, en función de las perspectivas que apunten en cada momento y que serán muy cambiantes a partir de este momento.
- No se mantendrán los productos para la inversión o el ahorro durante mucho tiempo. Serán constituidos a corto, incluso medio plazo, para ir sustituyéndolos a medida que aparezcan nuevas y mejores propuestas para rentabilizar los ahorros. Un plazo de permanencia muy largo puede lastrar la rentabilidad del patrimonio de las familias.