Utilizar bien la tarjeta de crédito durante las compras puede reportar importantes beneficios y hasta destacados ahorros. Pero, a veces, se desconoce cómo. No se trata de usarlas sin sentido, sino de aprovechar las muchas ventajas que proporcionan, tal y como se refleja en este artículo: desde un abaratamiento de los productos turísticos a importantes descuentos en las mejores marcas comerciales, siempre que los pagos se formalicen con el “plástico” adecuado en cada momento.
Con las tarjetas de crédito no solo se pueden aplazar las compras, pagar en el restaurante o realizar reservas turísticas. Hay valores añadidos más allá de estas actuaciones, y todos ellos ligados al ahorro de sus titulares. Si se utilizan de forma racional, servirán para que todos los pagos se reduzcan en torno al 5%.
Para conseguir este objetivo, lo primero que hay que hacer es detectar qué prestaciones ofrece cada modelo de tarjeta, ya que no todos proporcionan las mismas. Ya con esta información en la mano, se trata de diseñar unas nuevas normas de uso para estos «plásticos». Prevalecerá el ahorro, pero sin desdeñar el acceso a servicios exclusivos, el aplazamiento del pago sin intereses o la disposición de un crédito mensual para gastos imprevistos.
1. Realizar compras bonificadas
Las compras en comercios, tiendas especializadas y grandes superficies tendrán recompensa, si se hacen con este medio de pago. El empleo de las tarjetas de crédito conlleva descuentos directos entre el 3% y 10% en algunas operaciones. Incluso llevan aparejadas líneas de crédito permanentes para las grandes compras.
No obstante, no conviene abusar de esta ventaja que presentan los principales «plásticos», ya que podría dispararse el nivel de gasto entre sus titulares. Para evitar caer en esta situación, solo habrá que utilizarlas cuando el nivel de endeudamiento de las familias así lo permita.
2. Descuentos en las vacaciones
Casi todas presentan diferentes bonificaciones en los productos vacacionales: desde la contratación de un vuelo hasta la reserva de una habitación en un hotel, pasando por los paquetes turísticos integrales, servicios de ocio, parques temáticos, etc. Proporcionan bonificaciones entre el 1% y 5%, según el modelo contratado.
En las gamas alta (oro y plata), los porcentajes se incrementan de manera notable e, incluso, dejan acceder a servicios de lujo y exclusividad, con rebajas aún más agresivas, lo que abre nuevos horizontes para encarar las próximas vacaciones con mayor ahorro en el presupuesto.
3. Aplazar los pagos sin intereses
En la actualidad, se detecta una potente oferta de tarjetas que incorporan el aplazamiento de los pagos en hasta 12 meses sin intereses. Esta estrategia comercial servirá para planificar un viaje, pagar los electrodomésticos para el hogar o afrontar algún gasto no previsto por las familias.
Es una operación muy ventajosa para sus titulares. Y es que solo tendrán que preocuparse de abonar las cuotas de su anticipo, sin intereses ni comisiones, y con unos plazos que irán en función del modelo elegido para formalizar la operación, casi siempre a partir de los tres meses.
4. Comercios asociados
Los programas de fidelización fomentan el uso de sus tarjetas asociadas y permiten beneficiarse de rebajas en los comercios. Ofrecen planes de descuento integrales o beneficios puntuales en algún servicio, como alquileres de coches, reservas de alojamiento o descuentos en billetes de avión. El único requisito es, por lo general, identificarse como titular de una de estas tarjetas de crédito.
En la mayoría de las ocasiones, estas condiciones pasan desapercibidas, por lo que merece la pena comprobar la lista de establecimientos adscritos a los planes de ahorro. No será en vano: es posible conseguir bonificaciones en las tarifas de hasta un 25%.
5. Afrontar pagos inesperados
Un pago inesperado puede ser aprovechado a favor del usuario del «plástico», si sabe cómo. Los créditos mensuales de las tarjetas posibilitan realizar compras y hasta disponer de efectivo en los cajeros. El crédito hay que abonarlo a primeros de cada mes o aplazar el pago. El dueño de la tarjeta es quien decide la cantidad mensual que se le facturará en la misma, a partir de un mínimo en torno a 30 euros.
Otra forma para rentabilizar el uso de las tarjetas de crédito consiste en eliminar sus cuotas de emisión o mantenimiento. Esto es posible gracias al empleo de ciertas estrategias.
Una de ellas se basa en domiciliar la nómina (o pensión) en una cuenta de estas características, permitiendo esta prestación.
Otras, por el contrario, basan su oferta en una vinculación mayor con la entidad, a través de la contratación de planes de pensión, seguros, cuentas corrientes y otros productos bancarios, a cambio de estar exentos de estos pagos regulares.
Y por último, siempre quedará el recurso de formalizar alguna cuenta corriente que incluya esta característica en su oferta y que pueda ser suscrita por los clientes.