La inevitable subida de tipos al otro lado del Atlántico tendrá una repercusión segura, aunque no muy pronunciada, en los mercados financieros. Los ahorradores deberán adelantarse a los acontecimientos -ocurrirán en octubre- y configurar su cartera de inversión en función del nuevo escenario económico que se planteará. Su estrategia residirá en alejarse de los activos financieros norteamericanos y centrarse más en los europeos. Por lo que respecta a los productos de ahorro (cuentas, imposiciones…), no se verán afectados mientras que esta medida no se aplique en la Unión Europea. En este artículo, los ahorradores conocerán cómo la subida de los tipos de interés influirá en la economía y, en especial, qué pueden hacer para evitar depreciaciones en su capital.
Subida de los tipos en EE.UU.: repercusiones en los ahorros
La decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de subir los tipos de interés es solo cuestión de tiempo. Y, si no hay ninguna sorpresa, se desarrollará en lo que queda de año: entre septiembre y diciembre. Tras muchos años con bajadas, la mejora de la economía norteamericana en los últimos meses ha sido el detonante para cambiar la tendencia en su política monetaria.
Pero, ¿cómo nos afectará? Pues más de lo que en un principio se piensa, pues vivimos en un mundo globalizado donde todas las decisiones económicas tienen repercusión en otras áreas geográficas. También habrá que estar expectantes a que esta medida pueda llegar a la zona del euro, lo que sí incidiría en los ahorros e inversión de los ciudadanos de forma contundente. No obstante, en opinión de los expertos, se necesitará todavía más tiempo para este cambio de tendencia que no está contemplada para los próximos meses ni quizás años.
Habrá unos productos más que otros, que podrán verse afectados por la subida de tipos en Estados Unidos. Serán los derivados de la inversión los que tendrán unos movimientos más llamativos, tanto en renta variable como fija. Los productos de ahorro (cuentas, depósitos, pagarés, etc.), en cambio, no se verán alterados por el encarecimiento del dinero en los mercados americanos.
- Bolsa, reacciones limitadas.
Los inversores que tengan depositados sus ahorros en renta variable no deberán preocuparse en exceso. No en vano, los mercados ya vienen descontando esta incidencia en las cotizaciones de los valores. Su efecto negativo solo será a corto plazo, en el preciso momento en que se anuncie la medida, y siempre y cuando la subida se haga de forma progresiva. Serán los títulos del sector financiero los más expuestos a mostrar mayor volatilidad cuando se aplique el cambio de tendencia.
- Fondos de inversión, más los de renta fija.
Uno de los productos más expuestos a este cambio son los fondos de inversión, en especial los procedentes de la renta fija (bonos americanos, emergentes y, en menor medida, europeos) que podrán mostrar durante los próximos meses una cierta corrección en sus precios.
De cualquier forma, no será una buena opción para invertir los ahorros durante este periodo de incertidumbre, en el que no se ha concretado ni el porcentaje de la subida de tipos, ni la fecha en que se harán efectivos. Es preferible buscar otros modelos alternativos que no estén afectados por este hecho.
- Los productos de ahorro, con normalidad.
Los ahorradores que tengan suscritos cuentas de ahorro, depósitos a plazo o deuda pública deberán estar tranquilos ante esta decisión. Sus condiciones y rentabilidad serán como hasta ahora, ya que se rigen por las decisiones del Banco Central Europeo (BCE). Si este se decantaría por subirlos -algo no factible a corto ni medio plazo-, entonces sí se verían afectados, pero de manera positiva, con un incremento en la rentabilidad de los mismos.
Justamente ocurriría lo contrario con los créditos e hipotecas, que si bien no estarán vinculados por la decisión norteamericana, si se desarrollase en la zona del euro, implicaría su encarecimiento, es decir, tendrían unos intereses más altos y, por tanto, habría que pagar más dinero en su contratación.
Sobre todo afectará a la Bolsa y los fondos de inversión, donde habrá que aplicar pequeños ajustes para no verse perjudicados por esta medida.
Referente a los mercados de renta variable, habrá que eludir la exposición a los mercados norteamericanos y centrarse -con ciertas precauciones- en los parqués europeos, evitando en lo posible valores del sector bancario, los más sensibles a estos ajustes en la economía.
Por lo que respecta a los fondos de inversión, los más propensos a estos cambios son los derivados de la renta fija. Quienes tengan contratados fondos basados en activos financieros de Estados Unidos, y por extensión de países emergentes (que podrán contagiarse por esta decisión), no tendrán más remedio que traspasar estos productos a otros menos vulnerables, preferentemente del área europea, e incluso optar por modelos alternativos. De esta forma, configurarán su cartera de fondos de cara al final de año, previendo esta incidencia en el ámbito económico.