Los cajeros automáticos son cómodos y se pueden usar a cualquier hora del día. Pero al mismo tiempo conllevan riesgos, entre ellos, ser víctima de un robo o que el cajero se trague la tarjeta. A continuación se enumeran seis consejos para usar el cajero autómático con seguridad, desde asegurarse de que nadie está vigilando, tapar las claves y actuar con rapidez en caso de problemas.
Una de las operaciones más habituales que se realiza en un cajero automático es sacar dinero. Y este movimiento implica algún riesgo, si no se toman las medidas de seguridad necesarias para prevenir cualquier incidencia desagradable, como ver víctima de un robo. Estas son las claves para usar el cajero automático de modo seguro.
1. Sacar dinero de forma segura: vigilar el entorno
Antes de retirar el dinero, hay que dar un repaso visual al escenario alrededor del cajero. Ante cualquier sospecha o conducta poco apropiada de personas desconocidas, lo conveniente es renunciar a la operación y dirigirse a otro dispositivo que sea más seguro. En este sentido, se debe evitar sacar el dinero por las noches y en zonas con mucho tránsito de personas, en especial las más turísticas.
2. Elegir cajeros interiores
Siempre será más seguro elegir los cajeros automáticos que están ubicados en el interior del banco antes que los habilitados a pie de calle. Además, siempre se tendrá el recurso de cerrar la estancia en la que se ubica este dispositivo bancario para, así, realizar la operación de una forma más privada y con más medidas de seguridad.
3. No llevar las claves junto a la tarjeta
Para utilizar un cajero automático es necesaria una clave que proporciona el banco. Es muy aconsejable tenerla memorizada o, al menos, que no esté situada al lado de las tarjetas de crédito o débito. Cualquier descuido en estos movimientos puede provocar más de un disgusto que se pagará muy caro.
4. Anular la tarjeta
Los usuarios disponen de tres intentos para introducir su número secreto en el cajero. Si fallan en todos los intentos, comprobarán para su desesperación que los dispositivos automáticos se tragan el «plástico». Ante este escenario, habrá que ponerse en contacto con la sucursal y notificar la incidencia. Puede que hasta la anulen y sea repuesta con otra de las mismas características en torno a una semana, pero con otra clave diferente.
5. Ir acompañado
En las situaciones en que la retirada de efectivo sea por las máximas cuantías permitidas en cada tarjeta de crédito o débito, será muy aconsejable ir acompañados de otra persona. Esta medida evitará que los amigos del dinero ajeno puedan perpetrar alguna fechoría. No en vano, con un acompañante será mucho más difícil que cumplan con sus intenciones.
6. No enseñar las claves
El proceso de retirada de efectivo dura solo unos pocos minutos, pero es el tiempo suficiente para ser observado por otras personas. Por eso, es de obligado cumplimiento que cada vez que se introduzcan las claves de la tarjeta, se tapen con la mano u otro instrumento para que no pueda ser copiado por algún dispositivo colocado por los ladrones.
Ante cualquier error en las operaciones en los cajeros automáticos, o robo de la tarjeta, hay que informar al instante de la incidencia. Para ello, será necesario llevar anotados los teléfonos, tanto del banco como del emisor de la tarjeta, que pueden ser los mismos. El objetivo es comunicarles con rapidez lo sucedido y que anulen la tarjeta para que nadie pueda hacer un uso indebido del saldo de la cuenta corriente.
Como medida de seguridad complementaria, será muy conveniente acudir al ordenador o al móvil para comprobar que el extracto de la cuenta corriente no ha sido vulnerado por nadie. Se trata de repasar los últimos movimientos para advertir cualquier anormalidad en los mismos. Si se ve algo raro, hay que comunicarlo al banco a la mayor brevedad de tiempo, ya que esta es una estrategia para evitar que alguna persona pueda hacerse con la clave de las tarjetas. La anticipación será una de las soluciones a este problema.