Las incidencias con las tarjetas de crédito o débito pueden ser muchas y variadas: perderlas, que sean sustraídas, que no tengan fondos para ser retirados desde los cajeros automáticos u olvidarse del número PIN para acceder a ellas. Pero una contingencia no muy grave, pero que puede generar más de un quebradero de cabeza y una sensación de indefensión, es cuando el cajero se traga la tarjeta y no se tiene ningún mecanismo para recuperarla en ese momento. Ante esta situación muy incómoda es conveniente contar con suficientes mecanismos de autodefensa, como los que se indican en este artículo, para recuperarla en el menor tiempo posible.
¿Cómo actuar si el cajero se traga la tarjeta?
Las causas para que un cajero automático retenga las tarjetas son variadas. Lo más frecuente es que sea por una confusión reiterada en la introducción del número secreto para acceder a los servicios del cajero, un problema técnico de la terminal, una orden del banco para bloquear el «plástico» por situaciones de impago o por estar en números rojos o que la tarjeta esté caducada.
Si el cajero se traga la tarjeta hay que actuar con celeridad, pero también con calmaCuando el cajero se traga la tarjeta, ¿qué se debe hacer?, ¿se puede recuperar con rapidez? Ante todo, hay que actuar con celeridad, pero también con calma, sabiendo que todo tiene solución y que el único problema es estar desposeído de la tarjeta durante unas horas o días. Pueden darse dos situaciones en este escenario, que es preciso prever:
Por un lado, que la sucursal bancaria en donde está ubicado el cajero esté abierta, lo que facilitará la reclamación, ya que desde su interior podrán indicar qué ha pasado y los pasos que hay que seguir para recuperarla.
Lo habitual es que si sucede en un día y horario hábiles, baste con personarse el titular de la tarjeta con su DNI. La tarjeta puede ser devuelta enseguida.
Si la contingencia se produce de noche o en fines de semana, y el banco está cerrado, habrá que ponerse en contacto con el comercializador de la tarjeta para exponerle el caso y tratar de que se reponga a la mayor brevedad posible.
Para ello, será indispensable que los titulares de la tarjeta lleven anotados los teléfonos de contacto de la entidad financiera. No obstante, si esto no fuese así, la actual normativa sobre transparencia y protección del cliente de servicios bancarios indica que debe figurar en los cajeros automáticos, en un lugar bien visible, un número de teléfono para que cuando se produzca una de estas incidencias se pueda contactar rápido.
Si, a pesar de todo, no hay forma de validar estas opciones, quedaría como último recurso una llamada a la red a la que está adherida la tarjeta. En caso de desconocer a cuál pertenece (ServiRed, 4B, Euro 6000…) no hará más falta que identificar el logotipo para esclarecer su pertenencia.
En cualquier caso, habrá que esperar un par de días hasta que la entidad reponga la tarjeta con otra de las mismas características, que se enviará por correo al domicilio del afectado. La operación no tiene ningún coste económico para el cliente, pero tendrá una clave diferente que deberá activar el propio usuario; a partir de ese momento podrá usarla para realizar sus principales operaciones.
Durante el tiempo de espera entre su pérdida y posterior reposición, la única solución que tendrán sus titulares para formalizar sus operaciones bancarias (consulta de saldo, retirada de efectivo, recarga del móvil…) será la de personarse en la sucursal bancaria o en su defecto utilizar otras tarjetas, si este fuese el caso. No obstante, para algunas de estas operaciones (excepto para retiradas de fondos) se puede optar por el proceso on line, desde casa y tras acceder al servicio con su consiguiente clave.
En ocasiones, cuando el cajero se queda con la tarjeta, se debe a que se confunde u olvida la clave. Para evitarlo, habrá que tomar una serie de medidas preventivas que pasan por llevar el número PIN siempre encima, pero de una forma inteligente para tratar de no dar pistas en caso de sufrir un robo.