Es primordial fijarse en los tipos de interés que aplican los préstamos, pero conviene recordar que hay otros criterios que pueden encarecerlos aún más, como las comisiones, los plazos de permanencia o la exigencia de contratar otros productos financieros con la entidad, entre otros. Por ello, en el momento de elegir un crédito, hay que detectar todos los aspectos que pueden elevar los gastos presupuestados para hacerle frente.
Analizar las condiciones del crédito antes de contratar
Un crédito supone un esfuerzo económico. Para conseguir un bien material, sus suscriptores deben pagar una cuota mensual durante el plazo en el que se contrate, algo que resta liquidez. Todos los bancos y cajas de ahorro brindan préstamos, pero hay que contar con los intereses que aplicará la entidad financiera, que deben devolverse de manera puntual. Además, en su proceso de formalización, puede encarecerse: plazos más alargados, comisiones o revisiones…
Una amortización anticipada puede tener una penalización de entre un 0,5% y un 2%
Una mala formalización o elección del préstamo puede conllevar que el desembolso económico sea mayor de lo que se pensaba en el momento de solicitarlo. Pero, ¿cómo se consigue contratar el crédito más adecuado? Debe analizarse todo, desde los plazos hasta las cuotas contempladas cada año, sin olvidarse de las posibles penalizaciones.
Una amortización anticipada puede resultar perjudicial para los intereses de los usuarios si no saben elegir el plazo adecuado para su financiación, ya que puede estar penalizada con entre un 0,5% y un 2%. Y no es lo único que se penaliza: exigir un préstamo por más dinero del necesario conlleva muchos inconvenientes para su amortización. Hay que contratar el importe justo o, como mucho, una pequeña cantidad adicional para afrontar los posibles problemas burocráticos o administrativos que puedan surgir.
Conceptos que encarecen un crédito
En primer lugar, el interés que aplican las entidades financieras, una amplia horquilla que puede oscilar entre un 6% y un 11%. Para un importe de 10.000 euros, los intereses oscilarán entre 600 y 1.100 euros para los distintos modelos de financiación, una diferencia media de 500 euros, en función de las exigencias de cada entidad de crédito. Es, por tanto, un parámetro indispensable.
Es básico fijarse en las comisiones, algo que puede encarecerlo entre un 1% y un 3%. Las de estudio, apertura, amortización y cancelación parcial o total son las más habituales. Hay que conocer las del préstamo deseado y cuánto costará este al final.
El plazo es otro criterio que encarece esta vía de financiación. Los tipos de intereses serán iguales en plazos largos, pero al incrementarse el número de cuotas, serán superiores también los intereses que haya que pagar todos los años, aunque el desembolso mensual sea más reducido.
Hay que comprobar si la suscripción del crédito conlleva la obligación de contratar otra serie de productos financieros. Seguros de hogar, vida o automóvil, planes de pensiones o, incluso, tarjetas de crédito elevan de modo considerable el desembolso final.
Una cuota variable puede también encarecer el crédito solicitado, ya que recogerá las subidas del Euríbor. Si por el contrario el usuario se decanta por una constante, sabrá en todo momento cuánto pagará cada mes, sin sorpresas.
Cuando el importe del préstamo es superior a cierta cantidad (en torno a 30.000 euros), se formalizará ante notario. Los gastos de intervención notarial son del 0,3% del importe solicitado. Esto también repercutirá en la factura que se debe pagar.
Los usuarios bancarios, no obstante, disponen de algunas herramientas para abaratar las condiciones de su vía de financiación, aunque pasan de manera irremediable por una mayor relación con su entidad.
Domiciliar la nómina o pensión, contratar un seguro para el hogar, suscribir un plan de pensiones o aceptar las condiciones de una cuenta especial son algunas de las fórmulas ideadas por los bancos y cajas de ahorro para aligerar la cuota total de los créditos. Si se cumplen las condiciones que exigen las entidades, las rebajas pueden alcanzar hasta el 2% como máximo.