Nuevo lunes negro
Los inversores que hayan entrado en Bolsa a primeros de este año se están encontrando con la desagradable sorpresa de que sus ahorros han disminuido en apenas un mes nada menos que un 20%. Quien haya realizado una inversión de 30.000 euros habrá perdido en este período la friolera cifra de 6.000 euros; quienes hayan sido menos agresivos y hayan invertido 15.000 euros tendrán 3.000 euros menos; para inversiones de 5.000 euros, las pérdidas son de 1.000 euros; y los más conservadores, quienes únicamente invirtieran 1.000 euros, ahora contabilizarán 200 euros menos en sus cuentas. Esta caída, que no se recordaba desde los atentados de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, ha logrado que se hable de un nuevo ‘lunes negro’, y ha desatado el pánico entre los numerosos pequeños y medianos inversores que no saben qué hacer con sus inversiones.
La caída del pasado lunes de un 7,5% en el ‘Ibex 35’ hizo perder a algunos de los valores del selectivo las ganancias acumuladas a lo largo de los dos últimos ejercicios, acercando su valor a los mínimos, e incluso bajando de éstos en más de alguna compañía cotizada. Ha afectado a todos los sectores y a todos los valores sin excepción, en esta ocasión no ha habido valores refugio a los que llevar el dinero para protegerse del vendaval vendedor. Tan sólo se salvó de la catástrofe general la inmobiliaria Colonial, que está inmersa en un proceso corporativo. La peor parada fue Iberdrola que descendió en su cotización casi un 13%. Otros valores también tuvieron pérdidas por encima de los dos dígitos: Sacyr-Vallehermoso (11%) y Gamesa (10%). Entre los ‘blue-chips’ la sangría también fue generalizada: Repsol, Telefónica y Endesa tuvieron descensos en sus cotizaciones del 9,7%, 6,8% y 7,7%, respectivamente. Los grandes bancos tampoco permanecieron al margen de las caídas, que fueron elevadas en el Santander (9%) y BBVA (6,6%).
Pero los grandes valores no han sido los únicos afectados por este desplome bursátil, ya que todos los sectores han quedado “tocados”. De esta forma, el ‘Ibex Medium Cap’ (valores de mediana capitalización) registró un descenso del 5,1% y el ‘Ibex Small Cap’ (valores de pequeña capitalización) del 6,1%. El comportamiento de los valores pertenecientes a estos índices ha sido ligeramente mejor que el mostrado por los “pesos pesados” del Mercado Continuo, pero es importante aclarar que éstos llevan desde diciembre con caídas acumuladas de hasta el 30% en algunos casos, de ahí la explicación de su comportamiento menos agresivo durante la jornada del último ‘lunes negro’. A nivel internacional, las cosas no han ido mejor: El ‘Eurostoxx-50’ perdía el 6,7%; el ‘Dax’ de Frankfort, el 7,2%; el ‘FTSE’ londinense, el 5,5%, y así sucesivamente por todos los mercados financieros de Europa, Asia y América Latina.
El 20% de los hogares españoles tienen inversiones en renta variable, un 11,4% a través de la Bolsa, mientras que otro 8,7% cuenta con fondos de inversión
En la sesión posterior, la del martes, la volatilidad fue la gran protagonista de la jornada, y tras grandes pérdidas durante toda la mañana en la renta variable europea, la decisión de la Fed (Reserva Federal Norteamericana) de recortar el precio del dinero en tres cuartos de punto hasta situarlo en el 3,5% fue el bálsamo para calmar momentáneamente a estos mercados. La rápida decisión del banco central estadounidense se dejó notar en Europa, que rebotó para cerrar en positivo en todas las plazas europeas, excepto la alemana. De esta manera, el Ibex rebotó un 1,7%, Londres un 2,9%, y el ‘Eurostoxx’ un 1,8%. Aunque ello se inscribe “dentro de los rebotes técnicos que pueden darse en momentos de inestabilidad bursátil como el actual”, como apunta Juan Ramón Caridad, director de productos de Atlas Capital. Durante las últimas semanas ya se venía alertando sobre lo que podría acontecer, y en lo que va de año el índice nacional ha perdido cerca del 20%, lo que significa la pérdida de todas las ganancias obtenidas durante el año 2007.
¿A cuántos inversores puede afectar este desplome bursátil? Si nos atenemos a los últimos datos proporcionados por el Banco de España son ya un 11,4% los hogares españoles que tienen el dinero invertido en la renta variable, a los que habría que sumar otro 8,7% que cuenta con fondos de inversión. Esto significa que un porcentaje bastante elevado de los hogares españoles, casi un 20%, tiene contratado un producto financiero relacionado con la bolsa, y, por ende, expuesto a la repercusión que puede tener este movimiento en la renta variable. ¿Qué estrategia deben seguir para paliar pérdidas y evitar otras mayores?
Estrategias para pequeños y medianos inversores
Para conocer qué estrategia seguir, lo primero que debe detectarse es la situación financiera y de liquidez de cada inversor. Algunos “viven de las rentas”, es decir, todavía obtienen plusvalías en sus inversiones al haberlas comprado hace varios años, y se están aprovechando de las excepcionales rentabilidades que ha ofrecido la renta variable durante los últimos seis años. En este caso, lo más aconsejable es vender y disfrutar de la revalorización obtenida hasta el momento, y no pensar en los beneficios que se habrían obtenido de haber vendido hace unos meses, siguiendo el consejo de un dicho conocido en el argot bursátil que dice: “El último euro, que se lo lleve otro”.
Quienes peor lo tienen son aquellos inversores que tomaron posiciones compradoras durante el pasado ejercicio, y sobre todo en este año. Según los analistas, tienen ante sí un panorama desolador, y pueden tomar dos opciones:
Dejarse llevar por las leyes del mercado y permanecer impasibles ante estos movimientos de la renta variable, y si es una inversión a largo plazo esperar a que la cotización de la empresa contratada vuelva a su precio de compra, o incluso obtener revalorizaciones. Esta estrategia puede producir a largo plazo excelentes resultados, pero a corto y medio plazo puede llevar sus cotizaciones a recortes bastante serios en sus precios, por debajo incluso de los actuales.
Vender antes de que sus inversiones se desplomen aún más durante los próximos meses, evitando una hemorragia de capital aún mayor.
Difícil elección, por tanto, la de los pequeños inversores en estos momentos, por lo que la actuación más sensata parece ser la de acudir a su banco o caja de ahorros, y ponerse en manos de un asesor financiero que sepa valorar su estado de cuentas y sus necesidades, y a partir de este diagnóstico, poder dictaminar cómo actuar en la situación de pánico por la que atraviesan las bolsas internacionales.
Los pequeños inversores no deben dejarse llevar por el pánico, sino valorar la posibilidad de poder comprar a precios más bajos
Existe un grupo más de inversores, los que están esperando para comprar a unos precios más baratos. Ahora bien, para los integrantes de este grupo también existe un peligro latente, ya que si bien los precios actuales de las empresas que cotizan en el Mercado Continuo parecen atractivos para comprar, son muchos los analistas bursátiles que consideran que “esto no ha hecho más que comenzar”, por lo que esta estrategia puede conducir a incrementar la lista de ‘enganchados’, es decir, tener el precio de la acción muy por debajo del precio de compra. En este caso, lo más razonable, según estos mismos analistas, es esperar a ver cómo evoluciona el mercado en los próximos meses, y pensar en la posibilidad de encontrar oportunidades de compra a precios aún más bajos. En este sentido, Juan Iranzo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE), considera que este movimiento no debe llevar al pánico a los pequeños inversores, sino a valorar la posibilidad de poder comprar a precios más bajos.
Soluciones financieras
Ante la situación de inestabilidad bursátil, existen productos financieros lo suficientemente atractivos para el pequeño inversor como para cobijarse de estas turbulencias, e “incluso aprovecharse de las mismas”, según explica Juan Ramón Caridad:
- Productos financieros basados en materias primas, en los que se puede conseguir una alta rentabilidad basada en sus elevados precios.
- Fondos de inversión, que contemplan estas caídas y también la alta volatilidad que va a ofrecer la renta variable durante los próximos meses, y que permiten al inversor obtener mayor rentabilidad en este delicado momento.