Bancos y cajas brindan préstamos a los autónomos y profesionales para financiar sus empresas a medio y largo plazo. Cabe la posibilidad de pactar el tipo de interés -fijo o variable- y acceder a una línea de crédito que puede alcanzar 50.000 euros y que contempla un plazo de amortización medio que oscila entre 5 y 15 años. Estas líneas de crédito pueden servir tanto para la adquisición o alquiler de un local, como para la compra de maquinaria, mobiliario o equipamiento informático.
Créditos para profesionales
Uno de los mayores problemas que tienen los autónomos y profesionales es encontrar financiación para desarrollar sus actividades, sobre todo, en momentos de crisis como el actual. Necesitan mejorar sus cuentas financieras, en unos casos para sufragar sus gastos laborales, y en otros para invertir en mobiliario, maquinaria, equipos informáticos o todo aquello que tenga que ver con el desarrollo de su negocio o actividad profesional. No es fácil encontrar propuestas ajustadas destinadas a este objetivo tan preciso, aunque desde hace algunos años las entidades han vuelto sus miradas hacia estos profesionales y ya contemplan algunos productos más especializados y precisos.
Admiten garantías personales, hipotecarias o mixtas, con un límite que alcanza gran parte o la casi totalidad de la inversión
Los adelantos económicos para estos profesionales son más elevados que los proporcionados para otros clientes; superan casi siempre los 25.000 euros y pueden llegar incluso a 50.000 euros. En cualquier caso, son productos financieros muy flexibles en cuanto a sus condiciones de contratación: importe, plazo, periodo de carencia, forma de amortización…
Pueden suscribirse con un tipo de interés fijo o bien variable. También se caracterizan porque admiten garantías personales, hipotecarias o mixtas, con un límite que alcanza gran parte o la casi totalidad de la inversión. Están concebidos bajo la denominación de créditos para autónomos, pero también atienden a otras denominaciones más genéricas como «para la inversión», «protección del negocio» o «profesionales».
La oferta, si bien no es muy amplia, es suficiente para que los trabajadores por cuenta propia y pequeños empresarios puedan recurrir al mercado del dinero para solventar cualquier necesidad de índole económica.
Características para autónomos
Al ser un producto financiero específico, destaca por una serie de variables que lo diferencian de otras propuestas de financiación más convencionales:
- Son productos más flexibles cuyo límite, por lo general, alcanza a una gran parte o a la totalidad de la inversión.
Están destinados a clientes bien definidos: trabajadores autónomos, profesionales y propietarios de pequeños negocios.
Brindan una financiación superior a la de otros créditos, en numerosas ocasiones, por importes de hasta 50.000 euros y con plazos de amortización que oscilan entre 5 y 15 años.
Sirven tanto para la adquisición de inmuebles como para sufragar maquinaria, mobiliario, equipamiento informático, etc., o las necesidades puntuales de cada negocio.
Para que las entidades de crédito los acepten, los profesionales necesitan presentar un proyecto o una actividad profesional solventes o en desarrollo.
Créditos fiscales para autónomos
Si bien la mayoría de estos productos financieros están concebidos para dotar de la liquidez necesaria para el buen funcionamiento de sus respectivos negocios o actividades profesionales, tampoco se pueden olvidar otras necesidades.
También hay créditos para financiar al autónomo en el cumplimiento de sus obligaciones fiscales
Para autónomos y profesionales, también hay vías de financiación que les permiten cumplir con sus deberes fiscales, con Hacienda. Para ello, se han desarrollado fuentes de financiación aún más específicas. Es el caso del «Préstamo Pago de Impuestos», puesto en marcha por Banesto.
En este caso concreto, no conlleva intereses y se puede devolver en un plazo estimado de tres meses. Cuenta con una amortización mensual o a vencimiento y una comisión de apertura bastante elevada, del 3%. Esta última es el principal inconveniente de este producto financiero.
Las fuentes de financiación posibles de estos grupos son muy variadas y de diversa índole.
- El Banco Pastor, para empezar, ha generado el Préstamo Inversión para la adquisición de inmuebles, maquinaria, mobiliario, elementos de transporte o informática, entre otros, en condiciones preferentes. Esta vía de financiación especializada permite la financiación a medio y largo plazo de las inversiones empresariales, con la posibilidad de pactar un tipo de interés fijo o variable.
Caja Laboral, con su Préstamo Profesional, brinda la posibilidad de financiación integral en condiciones especiales para los autónomos y negocios. Tiene un plazo máximo para devolverlo de siete años (12 en el caso de bienes inmuebles) y el importe más elevado que se puede solicitar es el de la compra que se financiará.
Otra modalidad es la que proporciona BBK a través de su Préstamo Equipamiento, que es otro producto de financiación para estos grupos, constituido en una póliza de préstamo con intervención de fedatario público. Permite a los clientes la adquisición de elementos productivos (activo fijo) destinados a realizar su actividad empresarial: maquinaria, mobiliario, vehículos industriales, equipos informáticos, etc. Entre sus ventajas, destaca la flexibilidad acorde a las necesidades del cliente: importe, plazo, periodo de carencia, forma de amortización, etc., así como el tipo de interés fijo o variable, ajustado a las condiciones de mercado. El importe depende de la finalidad y la tasación del inmueble, mientras que los plazos de amortización están diseñados a medida de sus destinatarios.
BBVA ha lanzado al mercado el denominado PIDE Autónomos, por el que los trabajadores a cuenta propia pueden disponer de financiación -de manera total o parcial- durante un plazo de tiempo determinado. Es un importe preconcedido que oscila entre 5.000 y 24.000 euros, mientras que el plazo máximo de amortización por disposición es de 8 años para importes mayores de 12.000 euros y de 5 años para cantidades por debajo de 12.000 euros.
El Banco Santander cuenta con el Préstamo Protección, destinado a la financiación de empresas y autónomos. Supone un único contrato bajo un préstamo personal y con una cobertura que protege de las subidas de los tipos de interés y permite beneficiarse también de las bajadas. Incluye un tipo fijo para el primer año que, en caso de subidas, actúa como tipo máximo para siguientes revisiones. Además, en cada revisión anual, sus titulares podrán beneficiarse de las bajadas de tipos cuando estos caigan por debajo de un determinado nivel. Está dirigido a personas físicas y jurídicas con actividad empresarial (autónomos y empresas) que prefieren financiarse a tipos variables y, a la vez, valoran la protección frente a subidas de tipos. El importe mínimo de este préstamo se sitúa en 50.000 euros y el plazo de amortización es de dos a cinco años.
La Caja de Ahorros de la Inmaculada cuenta con el Crédito Profesional, una financiación especial para trabajadores autónomos y profesionales. Este producto admite la posibilidad de elegir entre tipo de interés fijo o variable. Está destinada para múltiples finalidades: primer establecimiento de negocio, instalaciones, reformas, sistemas de seguridad, vehículos comerciales, otros bienes, etc.
El Préstamo para inversores es la propuesta de Cajamar, que genera la flexibilidad necesaria para adecuar la financiación de cada proyecto de inversión a las necesidades de estos colectivos y a la realidad de su negocio. Su plazo máximo es de hasta seis años en caso de garantía personal y de 15 años, en caso de garantía hipotecaria. Admite garantías personales, hipotecarias o mixtas, con un límite que alcanza hasta el 80% de la inversión.