Trabajar un mayor número de años por unas pensiones de jubilación más ajustadas e incluso de menor cuantía. Éstas son las principales conclusiones que se extraen de la reforma del sistema de pensiones que se plantea en España. La siguiente es el ahorro. Diversos productos financieros permiten, al jubilarse, completar la pensión con unos ingresos extras. Las posibilidades son: planes de pensiones, seguros de ahorro, hipotecas inversas y fondos de inversión. Estos últimos destacan por una liquidez total, de la que carecen los tradicionales planes de pensiones. La pensión media de jubilación asciende a 874,97 euros, según los últimos datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración. En general, con estas cuantías, muchos ciudadanos pierden poder adquisitivo tras la jubilación. Un estudio realizado por la Fundación Edad y Vida, titulado “La previsión y el ahorro frente al envejecimiento de la población”, afirma que un 54% de los españoles consultados es consciente de que la pensión pública no cubrirá sus necesidades futuras. Los jubilados ya comprueban que, de media, su poder adquisitivo disminuye alrededor de un 5% entre quienes cobran pensiones más bajas y un 70% en quienes contaban con salarios superiores a 100.000 euros antes de jubilarse.
Fondos de inversión: la alternativa más líquida
Con estas cifras en mente, no hace falta animar demasiado a los ciudadanos para que complementen su pensión de jubilación con el ahorro privado. Las dudas planean sobre qué productos contratar para conseguir un buen retiro.
Los fondos de inversión son óptimos para invertir a largo plazo. Su esencia permite describir este producto como instituciones de inversión colectiva. Agrupan el ahorro de los inversores particulares con el objeto de constituir una cartera amplia gestionada por profesionales, proporcionar liquidez a los partícipes, y comprar y vender a unos precios que en situación normal no estarían al alcance de los particulares.
Su principal ventaja respecto a los planes de pensiones es que son totalmente líquidos. El inversor puede rescatar su dinero cuando lo desee. Si no se precisa liquidez y se puede mantener la inversión a largo plazo, otra de sus virtudes es que el ahorro se puede cambiar a otro fondo tantas veces como se quiera sin tener que tributar.
La principal ventaja de los fondos de inversión es que se puede rescatar el dinero cuando se desee
Para formar parte de la cartera de un fondo basta comprar una participación. A través de ella, el inversor se convierte en socio del producto. El valor de la participación sube y baja, por lo que el inversor gana -o pierde de forma temporal- según la rentabilidad que se adquiera y en función de la aportación realizada. Por tratarse de una inversión indirecta, sus rendimientos dependen del comportamiento de los activos en los que invierte (acciones, bonos, divisas, inmuebles…), mientras que los resultados varían según la evolución de los mercados financieros.
El abanico de fondos supera los 6.000, por lo que puede resultar difícil elegir. Sin embargo, ante la incertidumbre económica actual y el gusto mayoritario de los inversores por los productos de bajo riesgo, es adecuado acotar la búsqueda en el universo de los fondos de renta fija o garantizados.
Los fondos de renta fija invierten la mayoría de su patrimonio en activos de este tipo: letras, bonos, obligaciones, repos, etc. En este grupo se distinguen los fondos monetarios, que invierten en activos a muy corto plazo (con vencimientos inferiores a seis meses). Estos productos aportan un riesgo mínimo a las carteras de los inversores, aunque su potencial de rentabilidad también es menor. Otros fondos de inversión especializados en renta fija tienen vencimientos más largos, mientras que algunos invierten en deuda de emisores privados. Desde Inversis, consideran oportuno invertir en Aviva Renta Fija (Aviva Gestión); Tressis apuesta por fondos más conservadoras como el BPA Harmatan, un fondo mixto, y el Fidelity European High Yield. En Bankinter, se decantan por el monetario Bankinter Dinero.
Planes de pensiones: un clásico
Frente a los fondos, los planes de pensiones son el producto de ahorro por excelencia para la jubilación. Su principal objetivo es crear un complemento a la pensión pública de jubilación de la Seguridad Social. Se ahorra a través de pagos periódicos (aportaciones) durante la vida laboral activa. Sin embargo, en la situación de crisis actual, una de sus principales desventajas es la falta de liquidez, ya que no se puede rescatar el dinero si no se dan circunstancias extraordinarias como quedar en paro y dejar de cobrar la prestación de desempleo, invalidez, fallecimiento (en este caso cobrarían los beneficiarios) o llegar a la edad de jubilación.
No obstante, si no se prevén dificultades, como una situación de desempleo, los planes de pensiones son un instrumento adecuado para ahorrar a largo plazo, sobre todo por su excepcional fiscalidad: es el único producto de ahorro a largo plazo que permite deducirse las aportaciones (hasta un máximo entre 8.000 y 12.500 euros de la base general imponible, en función de la edad y el territorio en el que resida el contribuyente). Esta ventaja implica que se consigue una gran rebaja fiscal en la Declaración de la Renta de cada ejercicio.
Si no se prevén dificultades, como una situación de desempleo, los planes de pensiones son un instrumento adecuado para ahorrar a largo plazo
Los planes individuales, que pueden contratar los particulares, sólo admiten una aportación definida, es decir, establecen cuánto paga el cliente al año. Los usuarios eligen la categoría en la que desean que el gestor invierta su ahorro: planes de renta fija a corto plazo, planes de renta fija a largo plazo, renta fija mixta, renta variable mixta, renta variable y garantizados. Sólo estos últimos aseguran un tipo de interés mínimo. En el resto de categorías, la prestación que se percibirá en el momento de la jubilación será la suma de las aportaciones realizadas y los rendimientos generados por éstas, sin que el plan pueda fijar la prestación con antelación.
Para los inversores más conservadores destacan tres categorías básicas de planes: renta fija a corto plazo, a largo plazo y garantizados. En algunos casos, además, sus rentabilidades son muy atractivas.
Según los últimos datos de Inverco, a cierre de 2009, los planes más rentables de renta fija a corto plazo eran Renta 4 Dédalo (gestora Renta 4), Aseval Oro (Bancaja) y CNP Vida Horizonte Refugio (CNP). Acumulaban unas ganancias anuales del 10,24%, del 7,65% y del 7,07%, respectivamente.
En el apartado de renta fija a largo plazo, los planes más rentables eran el denominado Farmacéuticos Soria y Navarra RGA Renta, de Caja Rural. Sus ganancias oscilaban entre el 11,20% y el 10%.
En la categoría de planes de pensiones individuales garantizados, destacaban el Europopular Consolidado VII (Banco Popular), Bancajansion G1 (Bancaja) y Banesto Garantía Ibex Total (grupo Santander). Su rentabilidad anual en 2009 fue del 20,30%, 16,93% y 15,22%.
Seguros de ahorro: capital protegido
El ámbito de los seguros cuenta con un buen número de productos recomendados para la jubilación. Destacan, entre otros, los planes de previsión asegurados (PPA). Sus características son muy similares a las de los planes de pensiones. Incluso las coberturas de ambos son idénticas: jubilación, fallecimiento e invalidez. También lo es su grado de liquidez, ya que no se pueden rescatar salvo que se dé alguna de las contingencias previstas. Sin embargo, una de sus principales ventajas es que garantizan el capital invertido más un tipo de interés mínimo que ahora está fijado en el 2,5%.
Los planes de jubilación son otro producto específico para invertir con el objetivo de complementar la jubilación pública. Se trata de un “seguro de vida ahorro” que cubre diferentes contingencias, como la muerte o la invalidez. El beneficiario, a cambio de una prima que abona en un único pago o de forma periódica (mensual, trimestral, semestral o anual), recibe el capital asegurado al término del contrato en caso de supervivencia, o con anterioridad a la fecha en casos de invalidez o muerte. En este último supuesto, los herederos reciben el capital del beneficiario del seguro. Los planes de jubilación son en la práctica seguros mixtos, ya que combinan un componente de riesgo con otro de ahorro.
Pueden constituirse como planes de jubilación seguros de vida ahorro de todo tipo, con vencimientos de entre 10 y 25 años. Sus rentabilidades son razonables. Mapfre acaba de lanzar un seguro Garantía Súper 3, con una rentabilidad mínima anual del 3%. El seguro Flexiplus de AXA tiene una rentabilidad anual de entre el 2% y el 2,6%, en función del saldo que se invierta en el producto.