Las cuentas corrientes resultan de gran utilidad, pero su remuneración no es muy elevada. Para obtener una mayor rentabilidad se puede optar por suscribir otros productos de ahorro, como los fondos monetarios o los planes de ahorro, que se explican en este artículo. En el mejor de los casos, pueden reportar hasta el 5% de intereses, aunque lo normal es que el capital crezca entre un 2% y un 3%.
Cuenta corriente: escasa rentabilidad
Tener depositada una suma de dinero en una cuenta corriente no genera mucha rentabilidad. Son muy cómodas, ya que en ellas es posible domiciliar los recibos domésticos, hacer transferencias y realizar las principales operaciones bancarias. Pero, a cambio, brindan un rendimiento mínimo que apenas se nota, pues es raro que sobrepase el 0,30%. Una cuenta corriente incluso cuesta dinero, ya que las comisiones de mantenimiento son cada día mayores.
Las alternativas a una cuenta corriente deben ser productos fáciles de contratar, que brinden liquidez y no impliquen riesgos
A pesar de la crisis y la complicada situación actual de la economía -y de los bancos-, hay alternativas que permiten obtener unos pocos euros al mes. No son muchas las opciones a las que acogerse en estos momentos, pero sí son interesantes en cuanto a sus políticas de retribución.
Conviene fijarse, sobre todo, en algunos productos de renta fija que pueden ejercer el papel de sustitutos de una cuenta corriente durante algún tiempo más o menos prolongado. Deben ser fáciles de contratar, brindar liquidez y no implicar riesgo para los ahorros invertidos. Con estas premisas, se pueden encontrar fondos, cuentas o planes con rentabilidades máximas del 5%, aunque lo normal será que el dinero crezca entre un 2% y un 3%.
Los productos que incrementan el interés
Fondos monetarios conservadores
Es la opción idónea para los ahorradores tradicionales, ya que estos productos ofrecen una rentabilidad creciente. Si bien no es muy acusada, pueden proporcionar entre un 2% y 3% de rentabilidad anual. Y lo más interesante es que se puede rescatar el dinero en cualquier momento sin ningún problema.
Otra ventaja de este modelo de ahorro es que no aplica comisiones de suscripción o reembolso. Solo cuenta con las de gestión y de depósito, en torno al 0,6% entre ambas, y que no tienen que abonar los titulares en el momento de suscribir o liquidar su fondo, sino que vienen ya descontadas.
Plan de ahorro garantizado
Permite ahorrar un capital durante el plazo que más convenga al cliente, con una rentabilidad mínima garantizada. A través de este producto bancario se obtiene una rentabilidad mínima garantizada para todo el periodo, y otra rentabilidad extra fijada periódicamente. Puede constituirse como una alternativa a la cuenta corriente debido a que hay libertad para sacar el dinero en cualquier momento, sin ninguna penalización.
Fondos de renta fija
A través de este modelo de inversión se puede conseguir un poco más de interés, pero a cambio de asumir un mayor riesgo, ya que su rentabilidad fluctúa en función de los componentes de estos fondos. Aunque es difícil, pueden tomar posiciones en terreno negativo y, por tanto, hacer perder dinero.
Por otro lado, cuentan con la ventaja de que permiten disponer de las aportaciones cuando se quiera y sus comisiones no son demasiado elevadas.
Otros modelos de cuentas
Esta estrategia pasa necesariamente por suscribir cuentas de alta remuneración (con una rentabilidad de entre el 2% y 4%) o domiciliar la nómina o pensión (cuentas-nómina), que puede generar intereses mayores, de hasta el 5%, así como la eliminación de las comisiones bancarias.
El cambio es un proceso sencillo, que se realiza al momento en la entidad financiera escogida. Es una opción muy práctica para mejorar las condiciones y sin tener que cambiar de producto.
Cuentas en otras divisas
Esta posibilidad puede incrementar la remuneración según la divisa elegida, aunque también puede generar pérdidas en función de la evolución del mercado. Consiste en aprovechar la fortaleza de las principales divisas del mundo (dólar norteamericano, franco suizo, libra esterlina, yen japonés, etc.) a través de los movimientos en una cuenta.
No obstante, esta propuesta bancaria se dirige a quienes tengan suficientes conocimientos de este mercado y puedan beneficiarse de la agilidad del mismo.
Cuentas profesionales
Son cuentas con las que pueden realizarse operaciones bancarias, pero con la comodidad que supone tener todas las cuentas centralizadas en una, ya que puede funcionar también como una línea de crédito sin necesidad de abrir una cuenta de préstamo o crédito nuevo.
A través de ellas se consiguen los mejores tipos de interés por los saldos mantenidos, que se pueden acordar con el gestor personal, y se reciben más intereses que por medio de las cuentas tradicionales. Pero tienen un inconveniente muy importante: las aportaciones a esta clase de cuentas son mucho más exigentes que en otros modelos y, en algunas propuestas, se reservan a trabajadores o profesionales con gran poder adquisitivo.