Un crédito no se concede a todo el mundo. Todo cliente bancario debe saber que no hay préstamos para todos, ni para todo. Las entidades financieras, antes de prestar capital, se aseguran de que el demandante no tendrá problemas para responder sobre el importe adelantado. En el siguiente reportaje se explica qué otros aspectos, además de la capacidad de respuesta, valoran los bancos y cajas, como la situación laboral o el historial crediticio del solicitante.
Créditos, nunca se conceden a insolventes
La demanda de un crédito personal o para el consumo es una necesidad real para muchos hogares españoles, ante la falta de liquidez y los problemas para llegar a fin de mes. Los efectos de la crisis (subida de impuestos, alza de suministros domésticos…) merman cada día la capacidad de ahorro de miles de españoles, y son numerosos quienes deben recurrir a un préstamo para hacer frente a los gastos cotidianos.
Aunque se conceda el préstamo, la cantidad puede ser menor a la solicitada porque el banco solo cede el capital que el cliente pueda devolver
La oferta de préstamos personales y al consumo es muy amplia, por lo que parece sencillo solicitar dinero y contratar uno de estos productos. Sin embargo, en estos momentos, no se conceden a todo el mundo, ni siquiera a todos los clientes de la entidad. Antes de dar su dinero, el banco se asegura de que el demandante no tendrá problemas para reponer el importe adelantado. Lo primero que hará la entidad ante una solicitud será comprobar la capacidad del cliente para hacer frente al gasto que le supone el crédito y el nivel de endeudamiento al que puede llegar.
Cada banco o caja aplica sus propios criterios, pero hay unas pautas comunes para todos. Entre otros, es frecuente que se exija al solicitante la existencia de ingresos regulares o algún tipo de propiedad a su nombre. Si no cumple ninguno de estos requisitos, será mejor que se ahorre la visita a la entidad, ya que su petición será denegada.
Además, en caso de que concedan el préstamo, la cantidad puede no ser la solicitada, sino menor. El banco cederá el capital que esté seguro de que el cliente devolverá.
Qué aspectos valora la entidad para conceder o no un crédito
Las condiciones generales para acceder a cualquier tipo de préstamo se resumen en ser mayor de edad y cumplir con una capacidad económica suficiente como para devolver el adelanto. Pero las entidades, para cubrirse las espaldas por un posible impago, elaboran un perfil de riesgo del cliente. Para obtenerlo, valoran los siguientes aspectos:
Capacidad económica para hacer frente a la financiación obtenida, sin que suponga ningún riesgo para la entidad, y cuyos parámetros de concesión se han endurecido a consecuencia de la llegada de la crisis económica. Para ello, la entidad analizará con todo detalle sus ingresos regulares (rentas por trabajo, por alquiler o cualquier otro tipo de aportaciones) para saber si puede prestarle dinero, y en qué cantidad.
Situación laboral. Complementado esta información, recabará también datos reales sobre su situación laboral, si trabaja o por si el contrario se encuentra en situación de desempleo. Si está en activo, será determinante el tipo de contrato que tenga (fijo, temporal, prácticas u otros) y los años de antigüedad en la empresa, para valorar su petición con todo rigor.
Bienes y activos que componen su patrimonio personal o familiar, si dispone de inmuebles, inversiones, etc., que puedan avalar su petición de financiación.
Historial crediticio. Se analiza si el cliente tiene algún otro crédito, si se está pendiente de pagar otras financiaciones y, muy importante, si se encuentra en situación de morosidad.
Qué documentos aportar al banco
En caso de que se apruebe la solicitud, los demandantes de un crédito deben aportar al banco o caja de ahorros una serie de documentos para formalizarlo. Son los siguientes:
El Documento Nacional de Identidad y una fotocopia del mismo, así como el número de su cuenta corriente en donde recibir el importe demandado.
El historial laboral del usuario bancario, donde se refleje la relación con las empresas en las que ha trabajado (rendimiento, antigüedad, tipo de contratos, etc.).
Las últimas declaraciones de la renta. La finalidad de consultar la Declaración de la Renta es dictaminar el patrimonio del demandante y si puede asumir estos préstamos de forma convincente.
Fotocopias de las últimas nóminas. Lo habitual es que baste con presentar las dos o tres últimas. También se deben aportar otros posibles ingresos regulares.
Contratos de otras financiaciones que tenga el demandante con la misma u otras entidades financieras.
Notificación de los bienes y propiedades a su nombre, en el caso de que los tuviese. Ello puede favorecer la concesión.
Si un cliente solicita un crédito y se deniega su solicitud, puede intentarlo en otra entidad cuyos requisitos sean más flexibles. Como última solución, es posible (aunque no aconsejable) optar por otras fórmulas de financiación alejadas de los bancos y cajas de ahorro.
La más común es recurrir a los créditos rápidos, que entregan un adelanto sin apenas exigir requisitos y al instante. Casi siempre para poder contratarlos basta con la presentación del Documento Nacional de Identidad y los datos personales más básicos, o con la demostración de poseer patrimonio. Pero estos préstamos aplican intereses muy elevados, que con toda seguridad superarán el 20%, algo que puede elevar de manera notable la tasa de endeudamiento de sus demandantes.
Otras opciones más razonables para buscar una financiación rápida y efectiva son los préstamos entre familiares y amigos o los adelantos de nómina.