De todos es bien sabido que la Bolsa no es una ciencia exacta, pero también es cierto que llevar a la práctica determinadas conductas de manera correcta puede servir para que pequeños y medianos inversores consigan aumentar su rentabilidad en la renta variable. Las posibilidades que ofrece el mercado son muy amplias, y la mejor forma de obtener ganancias es anticipándose a los hechos, algo muy difícil de lograr salvo que se disponga de información privilegiada, una conducta tipificada como ilícita. No obstante, se puede recurrir a una serie de estrategias específicas que garantizan la obtención de rentabilidad con un porcentaje bastante elevado de acierto, aunque no se debe perder de vista que las empresas que cotizan en el parqué bursátil están sujetas a las leyes del mercado y que es éste quien dictamina la evolución de las mismas.
Entre los mecanismos que pueden beneficiar a los pequeños inversores se encuentran los siguientes:
«Rally» navideño
Tradicionalmente se desarrolla durante el período navideño, aunque no necesariamente, ya que puede tener lugar en noviembre o incluso a primeros de diciembre. En este movimiento las Bolsas obtienen una revalorización en sus precios fruto de los ajustes que realizan los principales fondos para conformar su cartera de valores de cara al nuevo año. La estrategia puntual en este caso consistiría en comprar renta variable durante el otoño para venderla antes de que finalice el ejercicio, o cuando se tenga la evidencia de que el «rally» está perdiendo fuerza o se ha extinguido. Si bien no hay ninguna explicación que avale este movimiento, si se analiza la evolución de las Bolsas internacionales durante los últimos años se puede comprobar que entre octubre y diciembre la renta variable ha tenido «picos» de revalorización que en ocasiones han sobrepasado el 10%, y en cualquiera de los casos siempre se ha producido, en mayor o menor medida.
Reparto de dividendos
Muchos inversores inciden en la estrategia de comprar en los momentos anteriores en los que se distribuye esta clase de remuneración a la que tiene derecho el accionista. Hay dos formas de afrontar esta estrategia con el objetivo de obtener la rentabilidad más elevada posible. La primera es beneficiándose de este pago con el que las empresas retribuyen a todos los accionistas; pero para ello los inversores deben conocer que esta retribución se descuenta del precio en que cotiza la empresa en ese preciso instante. Un ejemplo: si Red Eléctrica de España reparte un dividendo a sus accionistas el 23 de abril por valor de 0,43 euros y el valor cotiza el día anterior a 40,63 euros, esto significa que el día 23 la compañía abriría la sesión cotizando a 40,23 euros. ¿Por qué este desfase en su precio? La razón es que se descuenta el valor del dividendo que el inversor tendrá ya en su cuenta corriente. Pero normalmente el valor cotizado recupera en pocos días el precio al que cotizaba antes del reparto, incluso en el mismo día en el que realiza la operación. No obstante, conviene advertir que se puede correr el riesgo de que un valor que sea bajista continúe con esta tendencia en los días posteriores y de esta forma perder rentabilidad.
Otra opción más segura es la compra de acciones en los días precedentes al vencimiento del dividendo. ¿Por qué? Normalmente, el valor que va a repartir un dividendo a sus accionistas en los días previos tiene mayores operaciones de compra que de venta, y los volúmenes de contratación suben significativamente, por lo que la táctica a seguir es la venta de acciones el día anterior en que se haga efectiva esta retribución, aunque no se cobre el dividendo, y de esta forma aprovecharse de la hipotética revalorización que hubiese tenido en los días precedentes.
Resultados de las empresas
Las empresas que cotizan en la renta variable deben publicar sus resultados cada trimestre, algo muy importante para que su evolución se decante por una u otra tendencia. Generalmente, si hay indicios de que estos sean excelentes y por encima de las expectativas del mercado, los precios se revalorizan los días previos a la fecha de su publicación. ¿Cómo detectar este movimiento? Para los pequeños inversores es muy difícil llegar a este punto, pero puede haber filtraciones interesadas que se esconden bajo ciertos movimientos poco normales en la evolución del valor: aumento desmedido en el volumen de contratación, interés por parte de las manos fuertes del mercado (intermediarios y grupos financieros) en «calentar el valor», etc.
Otras opciones
Hacer caso a los rumores
Es una de las estrategias más utilizadas por los pequeños inversores, ya que continuamente aparecen en el mercado rumores sobre determinadas operaciones financieras de las compañías cotizadas en Bolsa. Unas veces debidamente fundamentados y otras sin ningún tipo de rigor, fruto claro de la especulación. Lo cierto es que cuando acontecen movimientos corporativos que afectan a la compañía en cuestión (OPA, entrada de nuevos accionistas, posicionamiento de fondos de inversión…) pueden conducir a una revalorización importante. En este caso la estrategia del inversor es clara, ya que consiste en aplicar un dicho muy práctico y popular en Bolsa: «Comprar con el rumor y vender con la noticia». Aplicando esta premisa se pueden obtener excelentes resultados, aunque tiene su parte negativa: la dificultad de detectar el momento en que se producen estos movimientos. Ciertos foros de Bolsa y la prensa especializada son algunos de los altavoces que pueden indicar que algo está sucediendo en el valor, lo que representaría la señal de entrada. Recientes ejemplos constatan que es una de las mejores estrategias para rentabilizar los ahorros invertidos, aunque para ello haya que averigüar el momento justo que da la señal de entrada o compra.
Meses alcistas
El último informe de investigación publicado por «Trinity Investment Management Corporation» proporciona una serie de elementos característicos sobre ciclos bursátiles. Entre las principales conclusiones señala el hecho de que hay un mayor número de meses alcistas que de meses bajistas. Esto se traduciría en que el inversor puede realizar su inversión en los meses alcistas (aunque no es una ciencia exacta, de modo que el mes que el año pasado fue alcista éste puede ser bajista). De todas formas, conviene resaltar que el período en el que la mayoría de analistas bursátiles recomiendan «estar en liquidez» (no realizar compras) es el correspondiente a los meses de verano, especialmente agosto. El motivo que aducen estos mismos analistas es que los pequeños y grandes inversores están de vacaciones y, como consecuencia, el volumen de contratación del mercado bursátil cae enormemente, lo que dificulta la sostenibilidad de las posibles subidas que pudiera tener la renta variable durante este período. Además, es una época en la que el seguimiento de las inversiones se hace más difícil por motivos obvios, quedando expuesto el inversor a cualquier noticia u operación que afecte de forma negativa al valor contratado.
Aprovechar los soportes
Es la fórmula más elemental para conseguir rentabilizar las inversiones en Bolsa. Se ha popularizado gracias a los consejos y recomendaciones que lanzan los intermediarios financieros en los medios de comunicación. Consiste en realizar las compras en los soportes (es un nivel de precios en el que se detiene la caída de la cotización y ésta rebota nuevamente al alza) para posteriormente vender cuando se vaya acercando a la línea de resistencia (un nivel de precios en el que se detiene la subida de la cotización y ésta rebota hacia abajo). Los soportes y las resistencias, fijados por el propio mercado, se detectan al analizar el gráfico de la evolución de la cotización, donde se puede ver cómo hay niveles en los que la subida de la cotización se detiene y otros en los que se frena la caída. Ambos parámetros mantienen una duración determinada, ya que llega un momento en que la cotización termina superándolos.
Beneficiarse de los ciclos
Conviene tener muy presente que la Bolsa registra sus respectivos ciclos, por eso es necesario mantenerse atento para conocer el final de cada ciclo alcista. En cuanto se detecte hay que vender las acciones que se tengan en ese momento, y volverlas a comprar pasados 3 ó 4 años, que es lo que suele durar un ciclo bajista. Durante los ciclos alcistas se pueden obtener excelentes rentabilidades «dejando correr» las plusvalías, es decir manteniendo las compras mientras el precio del valor se revaloriza progresivamente. Tampoco hay que olvidar que nada sube eternamente, y aunque se esté en un mercado alcista siempre habrá recortes en los precios -lo que los analistas denominan «corrección»- que harán disminuir temporalmente los beneficios obtenidos hasta la fecha.
Acudir a las OPV
Por último, no pueden dejar de mencionarse las salidas a Bolsa mediante las ofertas públicas de venta, las famosas OPV, aunque esta estrategia depende de la empresa, del momento bursátil que se vive y, lo más importante, del precio fijado para la compra por parte de los minoristas. Si el usuario está adecuadamente asesorado, puede representar una excelente oportunidad para conseguir un buen «pellizco» en su cartera de valores.
La celebración de elecciones generales o presidenciales es otro factor que puede ayudar al pequeño y mediano inversor a rentabilizar sus ahorros, en especial cuando se celebran en los Estados Unidos (como sucederá a finales de este año), ya que una victoria de un candidato o partido político que contemple en su programa electoral medidas económicas que beneficien a las empresas cotizadas en Bolsa son saludadas por el mercado con subidas generalizadas durante los días posteriores a la fecha de los comicios.
Así se ha podido constatar recientemente en los duelos que han tenido lugar en los últimos años: Bush-Kerry, Gore-Bush o Clinton-Dole, aunque cada vez los programas republicanos y demócratas, en relación con la política bursátil, guardan una mayor semejanza entre sí. En Europa, al ser regímenes parlamentarios, la reacción de los mercados bursátiles -según muchos analistas- depende más de que se consiga una mayoría amplia o absoluta, ya que la incertidumbre es el peor enemigo del mercado, y más en un momento económico como el que atraviesan las principales economías occidentales.