En los últimos tiempos han aparecido plataformas financieras on line, donde los usuarios pueden invertir sus ahorros en cualquier activo financiero: acciones de Bolsa, materias primas, etc. Aunque pueden generarse ganancias extraordinarias, las pérdidas también pueden ser muy agudas y hasta es posible que desaparezca toda la inversión. Los riesgos son muy elevados y, por eso, como se indica en el presente artículo, operar en estas plataformas requiere un conocimiento profundo de estos mercados.
¿A qué nos exponemos al operar en plataformas financieras?
Las ganancias al operar en plataformas financieras son extraordinarias, pero las pérdidas también pueden ser muy agudas
Son muchos los usuarios que pueden sentirse tentados de tomar posiciones en productos tan sofisticados como las plataformas financieras, que utilizan potentes herramientas para su difusión en los medios de comunicación con campañas publicitarias muy agresivas. Por eso, es necesario que los inversores recuerden que constituyen unos productos apalancados, que pueden conllevar la pérdida íntegra de las aportaciones realizadas. No como en los tradicionales productos destinados a la inversión (Bolsa, fondos, ETF, etc.), en los que puede perderse parte del capital invertido (y mucho en las operaciones más desfavorables), pero casi nunca todo el depósito, pues solo ocurre en caso de quiebra o desaparición de la empresa cotizada.
Este escenario implica que los inversores deban comprender los riesgos que conlleva optar por estos instrumentos para la inversión. Es necesario que los conozcan y valoren las aportaciones negativas y positivas que genera su negociación:
1. Pueden generar unas plusvalías excepcionales -que no proporcionan otros productos financieros- en pocos días e, incluso, horas.
2. Requiere de un profundo conocimiento de estos mercados, avalado por la experiencia de muchas operaciones realizadas a través de los años.
3. No se limitan a la compra de acciones, sino a casi todos los activos financieros (divisas, materias primas, metales preciosos, etc.).
4. Se comercializan bajo unas comisiones más favorables para los intereses de los pequeños ahorradores y, en cualquier caso, más bajas que en las inversiones tradicionales.
5. Las operaciones pueden realizarse a cualquier hora, ya que están abiertas a todos los mercados internacionales, con lo que no se interrumpe el servicio, y siempre hay oportunidad para invertir.
6. Es desaconsejable para un perfil de inversor medio, que rara vez ha tenido contacto con estos mercados y operaciones y que se siente inclinado por tomar posiciones ante las posibilidades de revalorización que ofrecen estos productos.
7. Hay que conocer mucho las características de los mercados, ya que, de no ser así, sería algo parecido a jugar en un casino, poniendo en riesgo los ahorros.
8. Puede conllevar la pérdida íntegra de las aportaciones realizadas en los depósitos, es decir, el 100% del capital destinado a la inversión. Y, en el mejor de los casos, las minusvalías serán muy severas.
9. Es un sistema de inversión que puede enganchar a los clientes, con efectos muy negativos sobre sus intereses monetarios.
10. Bajo ningún aspecto deben plantearse estos productos para una inversión a medio o largo plazo, ya que sus operaciones tienen una caducidad en torno a tres o cuatro meses.
La mayoría de los prestadores de servicios obtienen comisiones sobre cada operación, en función de cada plataforma, la inversión y el producto financiero, aunque siempre puede encontrarse alguno que no aplique esta comisión de negociación. No obstante, pueden aparecer otras penalizaciones que sorprendan a los usuarios de este servicio, como la comisión por inactividad.
Se detraerán en torno a tres o cinco euros, si la plataforma de negociaciones seleccionada no se utiliza durante tres meses, con el fin de compensar los costes de poner el servicio a disposición del cliente, aunque este no haga uso del mismo. Como consecuencia de ello, es conveniente cerrarla, si no se tiene intención de emplear sus servicios, ya que la cantidad acumulada podría difuminarse hasta que el saldo sea cero y, por tanto, quedar inoperativa.