Al buscar financiación para un proyecto, lo más común para encontrar el crédito idóneo y pagar lo mínimo es comparar entre las ofertas disponibles, buscar los préstamos sin comisiones ni vinculaciones o negociar con el banco para que ofrezca mejores condiciones. No obstante, aunque todos estos aspectos son importantes para dar con préstamos baratos, existe una variable que puede encarecer el crédito de manera directa, incluso cuando la oferta contratada sea inmejorable: el plazo de reembolso. En este artículo se incide en este aspecto.
¿Por qué el plazo de un crédito es tan importante?
Los intereses son la clave al tener que elegir un préstamo. No solo hay que mirar el TIN, el porcentaje que dirá cuánto se debe pagar por el hecho de que presten dinero, sino también la TAE, el porcentaje que incluye tanto los intereses como los costes asociados a las comisiones o los productos vinculados en caso de que los tuviera.
Sin embargo, casi todo el mundo se olvida de revisar el plazo durante el cual se estará reembolsando el crédito. La mayoría de las personas miran la cuota que pagarán cada mes, pero no siempre es acertada y habrá que abonar de más, ya que se tiende a escoger una demasiado baja. Esto se debe a que los intereses se generarán de manera mensual, por lo que mientras más tiempo se esté reembolsando el préstamo, aunque la mensualidad sea más baja, al final se acabará pagando más.
Para verlo de manera más clara, un ejemplo. Queremos solicitar 10.000 euros al 8%. Si devolvemos el crédito en 36 meses (tres años), abonaríamos una cuota de 313 euros, pero solo se generarían 1.281 euros en intereses. En cambio, si decidimos reembolsarlo en 60 meses (cinco años), nuestra cuota bajaría hasta los 202 euros mensuales, pero terminaríamos pagando 2.165 euros en intereses.
¿Cuál es el mejor plazo para pagar menos?
Para evitar que se generen más intereses de los que se quiere afrontar, es imprescindible escoger la cuota mensual y el plazo de reembolso de modo correcto. La clave está en elegir la cuota lo más alta posible, siempre primando la situación financiera y asegurándose de que se será capaz de reembolsarlo sin problemas durante toda la vida del crédito. De esta manera, mientras más alta sea la cuota, menos tiempo se estará reembolsando el crédito y, por ende, menos intereses se generarán en total.
Para saber escoger de forma correcta la cuota, es importante hacer diferentes simulaciones con plazos distintos para ver cuál se adaptará mejor al nivel de solvencia. Una cuota demasiado alta permitirá ahorrar en intereses, pero podría desequilibrar la economía doméstica, por lo que se podría acabar incurriendo en un impago.
Una fórmula que algunos expertos en finanzas utilizan es la regla del 35%: para evitar sobrendeudarse, lo mejor es no dedicar más del 35% de los ingresos netos mensuales al reembolso de todos los préstamos vigentes. Así, si se cobran 1.500 euros netos al mes, no se debería destinar más de 525 euros a reembolsar los préstamos. No obstante, aunque es una buena forma para guiarse en la elección de una cuota, siempre es mejor tener en cuenta todos los gastos mensuales para adecuarla lo máximo posible.