Planes de ahorro, bonificaciones, regalos… Las entidades financieras intentan captar clientes con infinidad de ventajas prometidas a quienes decidan utilizar sus servicios. En muchas oportunidades, si un usuario decide contratar uno de estos productos financieros, los bancos y cajas le ofrecen descuentos, promociones, condiciones preferentes o le devuelven un porcentaje de sus recibos. La jugada no siempre resulta rentable, ya que, a cambio de regalos y bonificaciones, exigen más vinculación o un aumento del consumo.
Ofertas promocionales, llamativas pero «con truco»
Los bancos y cajas de ahorro atraen la atención de sus clientes con ofertas promocionales, llamativas en su gran mayoría: desde planes de ahorro con descuentos a bonificaciones en parte de sus servicios, pasando por una serie de regalos que se pueden conseguir a través de sus productos financieros.
Se trata, en definitiva, de sorprender a los usuarios a partir de propuestas originales que les puedan reportar beneficios en su relación con la entidad, aunque no son tan benignas. En no pocas ocasiones, se incluyen opciones de contratación que solo implican la mejora de las condiciones a cambio de vincularse aún más con su entidad financiera.
Son presentadas como grandes oportunidades de inversión o de ahorro, pero en muchos casos son ofertas coyunturales
Son presentadas como grandes oportunidades de inversión o de ahorro para sus clientes, pero en muchos casos son ofertas coyunturales que tienen una duración limitada para ser cumplidas o se aprovecha la celebración de un gran acontecimiento (Juegos Olímpicos, campeonatos de fútbol, etc.) para lanzar un producto (tarjetas, cuentas, seguros…) con una gran difusión de recursos publicitarios y de marketing.
Los bancos y cajas, necesitados de liquidez, intentan captar clientes con regalos y otras ventajas. En muchas oportunidades, si se decide contratar uno de estos productos financieros, se brindan descuentos, promociones en otros productos, condiciones preferentes, devolución de un porcentaje de los recibos… No es más que una estrategia comercial para conseguir recursos económicos para la entidad.
Objetivo: incentivar el consumo
Estas ofertas no siempre son rentables. En unos casos, porque para obtener las mejoras de contratación, se necesita de la vinculación con otros productos de la entidad como tarjetas, seguros, planes de pensión… Y, en otros, porque se exige la mayor utilización de sus servicios, es decir, que el consumo aumente. Es, por tanto, una contraprestación indispensable para conseguir la oferta promocional, pero que puede provocar que los usuarios aumenten su nivel de endeudamiento.
No faltan tampoco las ofertas de inversión o ahorro que demandan un periodo de permanencia elevado en exceso, algo que implica que el cliente tenga inmovilizado sus ahorros durante muchos meses, incluso años.
Una oferta en principio idílica puede requerir grandes aportaciones de los clientes y provocar un incremento del endeudamiento familiar
Por todo esto, conviene ser prudente ante una promoción bancaria. Al fin y al cabo, el deseo de las entidades es que sus clientes consuman más y, para ello, diseñan estas propuestas financieras adornadas por el atractivo de sus condiciones.