El calor acuciante del verano se puede combatir a golpe de bebidas frías, fruta fresca y un buen aparato de climatización que rebaje unos grados la temperatura de nuestra casa. De ahí que las facturas eléctricas se disparen durante la época estival. ¿Existe alguna forma de mantenerlas a raya? En este artículo hacemos un breve repaso por los trucos que mejores resultados dan al contener las inevitables subidas del recibo de luz.
1. La tarifa, el primer enemigo de nuestra factura
Una de las primeras cosas que debemos saber, si queremos ahorrar en la factura de la electricidad, es que no es necesario dejar de consumir luz. Por muy efectivo que pueda resultar apagar aparatos por doquier, es posible que en esta época no podamos prescindir del ventilador o el aire acondicionado. Por eso, nuestro primer truco consiste en algo tan básico como revisar si tenemos la tarifa de luz más económica del momento.
Para ello, necesitaremos solo dos herramientas: la última factura que nos haya mandado la compañía y un comparador online. Con las cifras en la mano, podremos detectar con rapidez si el precio que estamos asumiendo por el kWh es más alto de lo que ofrecen ahora las compañías o tal vez el problema es otro. Si estamos pagando de más, podremos solicitar el cambio de tarifa desde la página web de la compañía y en pocos días tendremos activa la nueva.
Pero existe una situación que hay que tener en cuenta antes de dar el paso: si tenemos el bono social de la luz. Los beneficiarios de la ayuda social de electricidad deben tener contratada la tarifa por horas (o PVPC). Este requisito es básico para poder disfrutar del descuento. Por ello, si nos encontramos en esta cincunstancia, es preferible mantenernos como estamos. Y es que, por mucho que el kWh pueda ser un poco inferior con las tarifas de precio fijo, gracias al descuento del bono social, pagaremos menos a final de mes con nuestra actual tarifa.
2. El tipo de tarifa, o cómo ahorrar hasta un 28 % sin darnos cuenta
Si al revisar nuestra factura frente a las ofertas comerciales del momento no encontramos diferencia, es posible que en realidad tengamos una buena tarifa. Ahora bien, ¿podemos mejorar la situación? Los consumidores con unas rutinas marcadas pueden aligerar los recibos de la luz apostando por tarifas con discriminación horaria.
En la actualidad existen dos tipos:
Imagen: Consumer Eroski
- La convencional. Ofrece un precio más bajo para el kWh desde las 23:00 horas (22:00 horas en invierno) hasta las 13:00 horas (12:00 horas en invierno). Esta propuesta comercial resulta muy interesante, si trabajamos fuera de casa y acabamos haciendo las tareas al volver del trabajo o a primeras horas de la mañana.
- La personalizable. No son las más habituales, pero existen compañías que nos permiten elegir las horas en las que el coste de la luz será más bajo. Son, por tanto, una opción muy atractiva si tenemos una rutina marcada, pero el horario no es el convencional. Por ejemplo, sería beneficioso, si tenemos turnos de noche que nos hacen estar en casa a lo largo del día y la tarde.
Para hacernos una idea, una tarifa con discriminación horaria nos permite ahorrar hasta un 28 %, si al menos el 60 % de nuestro consumo lo realizamos en las horas más baratas.
3. El consumo responsable: un básico todo el año
Con una buena tarifa de luz, deberíamos notar una mejora en la factura. Pero de poco sirve pagar menos, si luego despilfarramos en electricidad. ¿Significa esto dejar de consumir? Por supuesto que no. Tal y como hemos recordado, se puede ahorrar sin dejar de gastar energía. Ahora bien, debemos ser responsables.
El consumo responsable implica poner el aire acondicionado a una temperatura estable entre 24 y 26 ºC. De igual forma, si no queremos gastar más energía de la necesaria, debemos tener los electrodomésticos limpios. Por no mentar el derroche que se llega a hacer con el modo stand by de algunos aparatos; algo que podemos cortar de raíz si los desenchufamos.
Finalmente, conseguiremos un ahorro extra si meditamos nuestras acciones. Por ejemplo, si pasamos todo el día fuera de casa y nuestra vivienda es exterior, ¿por qué dejar las persianas subidas si da el sol? El simple gesto de bajarlas y cerrar las ventanas nos permitirá mantener las estancias más frescas. De esta forma, cuando volvamos al hogar, no necesitaremos poner a máxima potencia los aparatos de climatización para rebajar la temperatura.