Ante el dilema de escoger entre una subida de salario o mejoras en las medidas de conciliación, ¿qué hacer? Ambas cuestiones son las más importantes para un trabajador, según diversos estudios, y la elección no es sencilla. En realidad, elegir una u otra opción responde tanto al tipo de vida y cargas familiares del empleado, como a sus necesidades económicas, que son las que marcan en definitiva la elección. Sin embargo, lo idóneo para cualquier persona, según los expertos y como exponemos a continuación, es lograr un equilibrio en las distintas áreas de su vida: laboral, familiar, personal… pues todos necesitamos, más allá del trabajo, un tiempo y un espacio propios para disfrutar de nuestra dimensión social y personal.
¿Por qué escoger un aumento de salario?
¿Más salario por encima de otras prebendas? Sí. «Las condiciones económicas siguen siendo prioridad en la mayoría de las personas», explica Alberto Gavilán, responsable de Recursos Humanos del Grupo Adecco. Y esta afirmación cuenta con pruebas: los españoles optamos de forma abrumadora (61 %) por un aumento de sueldo frente a otras cuestiones laborales, como señala la XII Encuesta de Adecco ‘¿Qué le pedirías a tu empresa en el nuevo año?‘. Otro informe anual, el ‘Ranstad Employer Brand Research 2018‘, también da como ganador a la subida de salario, aunque la conciliación es el segundo factor más importante para los trabajadores a la hora de elegir empresa (para el 55 %).
¿Por qué la subida de sueldo gana frente a la conciliación de vida familiar y personal? Una posible explicación se encuentra en el hecho de que en los países occidentales el ámbito profesional ha adquirido una relevancia excesiva, «la mentalidad de la sociedad actual consiste en dar prioridad, especialmente, al trabajo», según recoge un estudio de la Universidad de Navarra sobre la conciliación.
Además, no hay que perder de vista que tener dinero es esencial para vivir, y las personas con salarios más bajos optan por su subida. Así «pueden ir cubriendo primero las necesidades más básicas como alimentación, vivienda y condiciones básicas de vida, como agua, luz y electricidad, para ir posteriormente satisfaciendo otras menos primarias», explica Marta Jaramillo, psicóloga del centro Atalanta. La precariedad laboral hace que la conciliación profesional, familiar y personal no esté dentro de las posibilidades de muchas personas en España. Pero esto no quiere decir que no valoren tener más tiempo libre «para el desarrollo personal, la formación, estar más tiempo con la familia, la realización de actividades de ocio o tiempo para las relaciones sociales», reconoce.
Optar por la conciliación: cambios sociales y culturales
Cuando se ha conseguido el objetivo de mejorar las condiciones económicas, ya se pueden ver otras posibilidades, como que la empresa mejore otros aspectos (horario, flexibilidad, etc.). ¿Quién pide más conciliar? ¿Mujeres u hombres? ¿Jóvenes o maduros? «Hay algunas diferencias», explica Alberto Gavilán, quien señala que «las mujeres piden conciliar algo más que los hombres y, por edad, las personas que tienen entre 26 y 35 son el grupo que en mayor medida opta por medidas de conciliación».
Imagen: Oleksandr Pidvalnyi Follow
Mujer u hombre, de una u otra edad… Para poder llevar a cabo la conciliación, se necesita un cambio social y cultural, «pues hay aspectos de nuestra mentalidad que suponen un obstáculo para lograr un equilibrio real entre la vida profesional, familiar y laboral», señala Jaramillo. Estos cambios esenciales podrían ser, en opinión de la experta, los siguientes:
- Cambio en la cultura del trabajo, por parte de los trabajadores y de las empresas. Estamos entre los países de Europa que más tiempo pasamos en el trabajo pero, sin embargo, estamos a la cola en productividad. Tenemos una mentalidad en la que importa más estar presente en el puesto laboral que el rendimiento.
Cambio de mentalidad respecto al cuidado de la familia y las responsabilidades domésticas. Hay que llegar a la corresponsabilidad de hombres y mujeres en el reparto de las tareas domésticas, familiares y laborales. En algunos trabajos, señala la psicóloga, «no está bien visto que el hombre pida jornada reducida para el cuidado de sus hijos o la baja de paternidad».
Implementación de políticas públicas basadas en evidencia empírica contrastada. Un aspecto fundamental en este sentido, explica la experta, es la racionalización de los horarios que lleve a un cambio organizativo coordinado de todos los sectores (comercio, educación, turismo, administración, empresa…). Los horarios laborales españoles son «ineficientes y muy perjudiciales para toda la sociedad».
Cuando la vida familiar y la laboral no armonizan de modo correcto, la más perjudicada es la primera. Para tratar de equilibrar nuestra vida, algunos expertos proponen aplicar la teoría del 888. ¿Qué es?
No es una teoría complicada, sino que consiste en repartir en tercios las 24 horas del día. Así, dedicaremos cada uno de estos tres bloques de ocho horas a una de las actividades más importantes:
- Ocho horas a la vida personal.
Ocho horas al trabajo.
Ocho horas para dormir.