Si de verdad se busca un empleo, elaborar un buen currículum vítae es esencial, pues es un complemento que resume la vida profesional y el primer filtro que tienen las empresas para elegir candidatos. En él el aspirante no debe enviar su biografía resumida, sino mostrar sus capacidades, definir sus intereses y clasificar sus conocimientos, competencias y experiencia, recuerdan los expertos. Nunca hay olvidar que un buen currículum hace que se consiga una entrevista, y esta, la que lleva a un trabajo. Por ello, como se explica a continuación, en el currículum no conviene incluir con todo detalle la experiencia, ni hablar de aficiones o calificaciones, entre otros aspectos.
España perdió en agosto más de 134.000 cotizantes a la Seguridad Social. Los currículums de estos desempleados se sumarán, sin duda, a los de millones de personas que llegan cada mes a las empresas en busca de una oportunidad laboral. Para que la búsqueda sea eficaz, conviene no cometer estos seis errores frecuentes en el currículum:
1. Escribir mucho o con faltas
El currículum perfecto, si es escrito, no debe rebasar un par de folios. Debe ser breve y poder leerse de un vistazo, ya que los detalles y explicaciones se podrán dar en la entrevista, si al aspirante le llaman para hacerla.
Al leer el currículum ya se puede ver la capacidad del candidato para organizar, jerarquizar y resumir la información. La manera de escribirlo y organizarlo dirá mucho más que un currículum largo y tedioso. Por supuesto, la redacción debe ser impecable y sin faltas. Si se aspira a un trabajo, una falta de ortografía puede echar por tierra la experiencia laboral y una impecable formación académica repleta de doctorados y másteres.
2. Incluir toda la experiencia profesional
Nunca hay que saturar el currículum con información poco relevante, que no tenga mucho que ver con la experiencia profesional más actual. De este modo, si el aspirante se presenta a un puesto de recursos humanos, no interesan trabajos que haya realizado en otros campos, a no ser que sean de gran interés o relevancia. Solo se debe incluir la experiencia laboral que tenga relación con el puesto al que se opta, por lo que no se deben poner referencias profesionales anteriores.
Es muy probable que un currículum que incluya 20 años de experiencia quede descartado desde el inicio, pues el reclutador no tiene tiempo de leer tanta información. Además, si no se es capaz de identificar los principales logros de la vida laboral y resumirlos, ¡el seleccionador tampoco lo hará!
3. Detallar toda la formación académica
A ningún seleccionador le interesa conocer las calificaciones, sobre todo de los primeros años de estudios. Un universitario no necesita incluir su titulación de ESO, EGB o Bachillerato, pues se sobreentiende que se han realizado.
Sobra poner el lugar y las fechas de realización de los estudios básicos. Hay que limitarse a los estudios superiores y a los títulos de másteres y cursos de formación. Quienes añaden en su currículum estos datos tan específicos causan la impresión de ser personas con un perfil muy cerrado.
4. Resaltar logros no aplicables al trabajo
Un buen currículum debe incorporar siempre los logros que se han obtenido en otros puestos. Pero no se tiene que hablar de todos y cada uno de los progresos, sino que hay que seleccionar los que impliquen haber conseguido metas importantes, reconocimientos profesionales o ascensos… todos los que puedan probar la capacidad para el trabajo, y si pueden ser aplicables al nuevo puesto que deseamos, aún mejor.
5. Poner demasiados datos personales
En el currículum vítae no pueden faltar el nombre y apellidos, el correo electrónico -serio y formal-, un teléfono de contacto y una dirección postal. Pero el número de DNI o el de la Seguridad Social son datos por completo irrelevantes en este documento.
Por supuesto, el estado civil, número de hijos, etc. es información relativa a la vida íntima, y en esta esfera debe quedar. No hay que escribir estos datos en el currículum, pues ya se responderá a estas cuestiones si lo preguntan en la entrevista.
6. Indicar las aficiones
No hay que indicar cuáles son las aficiones, a no ser que tengan algo que ver con el trabajo; en este caso se deberían potenciar. ¡No se debe confundir un currículum con el perfil de Facebook! En cuestiones laborales, lo que interesa es la experiencia y los conocimientos.
Después, si el currículum atrae, llamarán para hacer una entrevista y ese será un buen momento y lugar para que el seleccionador invite a describir y explicar las aficiones.
Ni colores estridentes, ni ropa llamativa, ni efectos luminosos… ¡ni una foto de hace 10 años! Al incluir la fotografía en nuestro currículum, esta debe ser reciente, de tamaño carné, con ropa formal y un fondo neutro. Como lo que se quiere es darse a conocer, lo que procede es ser profesional y darlo a entender también con la imagen.