El coaching educativo se valora desde hace unos años como herramienta para combatir el denominado fracaso escolar. Proporciona formación a los docentes para que transmitan a los alumnos el apoyo y motivación suficientes para alcanzar el éxito durante el curso. El profesor se convierte en el “coach” o entrenador que crea el contexto apropiado para atender las necesidades de cada estudiante y las del grupo. Así se contribuye al buen ambiente en clase, pero sobre todo, se mejoran las relaciones y las competencias. Todos los detalles, en el siguiente artículo.
Qué es el coaching educativo
Mejorar los resultados académicos y combatir el fracaso escolar es uno de los retos del sistema educativo. Pero en esta tarea, padres y profesores tienen una importante misión que cumplir. De ellos parte la motivación o, al menos, una buena dosis de este apoyo tan necesario, que ayuda a los estudiantes a ganar confianza y desarrollarse «en un ambiente motivador, donde el esfuerzo, el respeto, el trabajo y el mérito son los motores impulsores hacia el trabajo bien hecho». Así lo expone Ana Embid, especialista en coaching educativo.
El coaching educativo ayuda a mejorar la relación con los alumnos y crea las condiciones adecuadas para el proceso de aprendizaje
Este método de apoyo proporciona «competencias que mejoran el logro de las metas, la disposición por el aprendizaje, las relaciones entre las partes, la forma de dirigirnos a través de las conversaciones», explica Embid en su blog. Esta profesional asegura que el coaching educativo aumenta la autoestima de los alumnos, lo que supone una mejora de su bienestar y, en consecuencia, crea un entorno y genera unas condiciones adecuadas para los estudiantes.
La Asociación Española de Coaching de Familia (AECOFAM), especializada también en coaching educativo, señala que los objetivos de estos programas en los centros pasan por mejorar el proceso de aprendizaje. Para ello, el coaching otorga a los profesores las herramientas necesarias no solo para motivar a los estudiantes, sino para mejorar la relación con ellos y enriquecer la calidad del tiempo en el aula.
El profesor-coach
Durante el taller «Coaching en entornos educativos», organizado el pasado 16 de diciembre, se puso de manifiesto la importancia de la figura del profesor-coach. Es él quien recibe formación para actuar como «entrenador» de emociones positivas en el aula. Estas ayudan a rebajar posibles tensiones entre los estudiantes y les motivan para esforzarse en aprobar el curso.
El profesorado transmite emociones positivas en el aula y desarrolla las capacidades de los estudiantes para lograr buenos resultados académicos
En esta jornada se reconoció la trascendencia del profesorado para, sobre todo, «potenciar al alumno para conseguir resultados». Uno de los principales aspectos que se valora en el profesor-coach es su empatía, su capacidad de escucha para conocer las circunstancias particulares de cada estudiante, para ayudarles «a reflexionar y encontrar las respuestas por sí mismos».
Cada alumno es único. Por ello el profesor ha de detectar las necesidades de cada uno. El coaching educativo es adecuado para este fin: permite atender a los estudiantes con más dificultades y un mayor riesgo de no superar el curso, sin perder de vista al resto, a quienes se mantiene su motivación para estudiar. Es un modo de que el alumno se sienta reforzado, ya que el profesor le escucha, le conoce y busca la mejor manera de ayudarle.
En los casos extremos, cuando los alumnos están en riesgo de abandonar los estudios o tienen dificultades importantes para superar el curso, el coaching es una herramienta de gran ayuda si se aplica de manera individual. Los estudiantes con quien se practica esta disciplina adquieren conciencia de sus capacidades y aumentan su ilusión por el estudio, al sentirse motivados.
Este proceso individualizado da la oportunidad de atender mejor a los alumnos, de centrarse en sus necesidades. El coach puede conocerles, escucharles y acercarse a ellos para detectar la ayuda que necesitan y cómo prestársela. En estas sesiones, se trabaja con los estudiantes la adquisición de confianza, el respeto y la motivación, la clave del coaching educativo.
Esta disciplina se basa en el apoyo e impulso de las emociones positivas para lograr buenos resultados, en este caso, académicos. Todavía son pocos los centros en los que se aplica esta técnica, puesto que los docentes han de formarse previamente y, siempre que sea posible, implicar a los padres en el proceso. De este modo, se prolongará en el hogar el cambio iniciado en el centro y se conseguirá un mejor rendimiento de los estudiantes.