La adopción de un gato que padece alguna enfermedad o discapacidad, como la ceguera, la cojera, la amputación de algún miembro, el virus de inmunodeficiencia felina o la leucemia, conlleva más gastos económicos y más dedicación. Pero quienes viven la experiencia, la califican de satisfactoria, porque aseguran que estos animales son muy agradecidos y cariñosos. En las próximas líneas se explica por qué los gatos imperfectos son también especiales y se aportan los trámites para adoptar un felino enfermo o con discapacidad y las pautas para cuidar en casa a una mascota con estas características.
Gatos imperfectos, gatos especiales para adoptar
Amadeus tiene nueve años y padece virus de inmunodeficiencia felina. Cuando lo adoptaron, estaba en muy malas condiciones físicas y psíquicas: enfermo y víctima de un atropello. Sin embargo, la suerte de este gato callejero cambió cuando fue adoptado por Neus Aragonés, vicepresidenta de la Asociación Defensa Derechos Animal, y su familia. «Cuando adoptas un felino en estas condiciones, sabes que tienes que asumir más gastos de tratamientos veterinarios y dedicar más tiempo a su cuidado», explica Aragonés. «Pero es una decisión que compensa, porque son muy agradecidos y cariñosos, ya que saben el esfuerzo que haces por ellos», matiza.
Los trámites para adoptar un gato discapacitado o enfermo varían en función de cada asociación, pero no son complicados
Los gatos imperfectos son definidos como «especiales» por sus conocedores, como Carmen Ramírez, presidenta de la asociación Protección Felina. Pero quienes adoptan a estos gatos enfermos o con discapacidad «también son especiales, porque asumen una mayor responsabilidad y dedicación que quienes adoptan uno sano», comenta Ramírez.
Cada vez hay más españoles que deciden adoptar un felino que necesita cuidados especiales, afirman los expertos. «El grado de concienciación ha crecido entre los españoles a la hora de entender el acto solidario que supone dar una oportunidad a un gato que tendrá más difícil encontrar un hogar, porque padece alguna enfermedad o tiene alguna discapacidad», coincide Luisa Muñoz, presidenta de la asociación Progat Cornellá, que cifra en un 95% el número de felinos discapacitados o con enfermedades de su asociación que son adoptados.
Trámites para adoptar un gato enfermo o con discapacidad
Los pasos para adoptar un gato que padece alguna patología o tiene alguna discapacidad varían en función de cada asociación, pero no son complicados. En el caso de Protección Felina, se prepara una reunión entre adoptante y el veterinario para explicar al candidato las responsabilidades que asume en cuanto a coste, tiempo y dificultad para cuidar al felino.
Otras protectoras de animales solo buscan un adoptante comprometido y generoso para asegurar el cuidado del animal. En el caso de la asociación GATA, se asesora de manera personal a los adoptantes de gatos con enfermedades o discapacidades. En esta asociación, intentan hacer más llevadera la carga económica que puede suponer adoptar una mascota de estas características con la oferta de descuentos en diversas clínicas veterinarias.
Los trámites, esfuerzos y dificultades no suponen un obstáculo para las personas que deciden adoptar un felino enfermo. Su compromiso y solidaridad les ayudan a superar el sacrificio y empeño que implica su cuidado y viven con ánimo y satisfacción la convivencia con sus animales. Este es el caso de Neus Aragonés, dueña de Amadeus, que acude cada mes a aplicar cortisona a su mascota infectada con el virus de inmunodeficiencia y le ofrece solo comida de lata, porque hubo que extraerle toda la dentadura, como consecuencia de su enfermedad.
Pautas para cuidar a un gato adoptado, enfermo o con discapacidad
Los gatos adoptados que llegan a casa y padecen alguna patología o una discapacidad, como la ceguera, la falta de un ojo o una pata amputada, necesitan, al igual que los felinos sanos, un tiempo de adaptación a su nuevo hogar. Sus nuevos dueños pueden contribuir a que se sientan integrados y felices en casa, con sencillas pautas como:
Concederle su propio espacio e intimidad para que tenga margen para acostumbrarse a su nueva familia. Es normal que a su llegada al domicilio el gato se muestre asustado y esquivo, hasta que coja confianza con su nuevo territorio.
Tener en cuenta la naturaleza, personalidad y circunstancias del animal adoptado enfermo o discapacitado para facilitarle el material que le permita desarrollar su actividad diaria, de forma que si su movilidad es reducida, su comedero, bebedero, cama o arenero se pueden ubicar en zonas de fácil accesibilidad.
Solicitar la supervisión del veterinario, si el gato precisa de un tratamiento para mantener los síntomas de su enfermedad bajo control.
Mucho cariño, caricias y paciencia: ingredientes fundamentales para que el felino adoptado enfermo o con discapacidad se sienta como en casa.
Los gatos que se recogen en los albergues y resultan susceptibles de ser adoptados suelen ser callejeros, y las patologías que sufren están asociadas a esta circunstancia, debido a sus condiciones de vida insalubres. Una enfermedad habitual en los felinos sin hogar es el virus de inmunodeficiencia felina (VIF), que les provoca graves problemas bucales, como la gingivitis crónica, y les convierte en blanco fácil para todo tipo de enfermedades víricas, como la conjuntivitis.
Otra discapacidad habitual entre los gatos callejeros es la falta de un ojo, debido a las peleas entre sus congéneres por las felinas en celo. En general, la discapacidad visual es frecuente entre los gatos que viven en la calle (ceguera, conjuntivitis).
Los felinos sin hogar que llegan a los albergues también pueden padecer lesiones y traumatismos en sus extremidades a causa de atropellos o caídas, que pueden derivar en amputaciones.
Estos animales que no están sanos y sufren amputaciones no pierden su capacidad de amar a sus dueños y de ofrecerles su compañía, cariño y amistad. Todo lo contrario, sus limitaciones les convierten en seres eternamente agradecidos a quien les abren las puertas de su casa y de su corazón.