El celo de las gatas se rige por ciclos estacionales, que coinciden con la primavera y el otoño. Una gata en celo, además, puede mostrarse muy mimosa y algunas, incluso, pierden el apetito. En este artículo se responden, además, otras cuestiones. Entre ellas, cuándo llega el primer celo de la gata, las fases del ciclo reproductivo de las felinas y cómo evitar las molestias con ayuda de la esterilización.
El primer celo de las gatas, ¿cuándo llega?
La llegada del primer celo de la gata varía en función de la temperatura ambiente y de la presencia de otros felinos en casa
Alrededor de los seis meses, las gatas alcanzan la madurez sexual. Sin embargo, «el primer celo se produce alrededor de los ocho meses y coincide con dos estaciones del año, la primavera y el otoño», explica Tania Velasco, veterinaria experta en gatos. Por ello, a las gatas se las denomina hembras poliéstricas, ya que experimentan varios celos en determinadas épocas del año.
La raza de la gata también influye en el funcionamiento de su celo. De esta forma, «las gatas de razas felinas de pelo largo, como la de angora, suelen experimentar su primer celo algo más tarde, alrededor de los diez meses», añade Velasco.
La llegada del primer ciclo de la gata depende, además, de factores externos, como la duración del día, la temperatura ambiente, la presencia de otros gatos en casa, el lugar donde habita o la cantidad de luz a la que está expuesta la gata.
Las gatas que habitan en zonas de clima cálido, en consecuencia, tienen el celo antes, porque hay más horas de luz. «La época más frecuente en la que se produce el celo de la gata es entre los meses comprendidos de septiembre a marzo«, dice la veterinaria.
Gatas en celo: entre el clímax y la abstinencia sexual
El ciclo reproductivo de los gatos se divide en cuatro fases:
Proestro en gatas. Su duración es entre uno y tres días, y se caracteriza por el cambio de carácter de la gata. La felina puede manifestar maullidos más agudos y cortos de lo habitual, pérdida de apetito y mostrarse muy mimosa.
Una gata que atraviesa esta fase del celo estará más inquieta y se mostrará insinuante con los machos, aunque no se dejará montar.
Estro o celo de la gata: es el momento cuando la gata se muestra receptiva con el macho. Esta fase dura entre cuatro y seis días, si el apareamiento tiene lugar. Y, entre diez y catorce días, si no se produce la monta.
Los maullidos de la gata son más escandalosos en esta fase y los cambios en su conducta más evidentes.
Metaestro. Esta fase reproductiva de la gata dura 24 horas, y la hembra rechaza con agresividad el acercamiento de los machos que pretenden montarla.
Anestro o declive sexual de la gata, hasta el próximo comienzo del ciclo reproductivo, que tendrá lugar alrededor de dos semanas más tarde.
El celo de la gata, características
Una gata en celo experimenta cambios de comportamiento, como pérdida de apetito y mostrarse más mimosa
gato no manchan durante su celo. «Las gatas no eliminan sangre durante su celo, porque no se trata de una menstruación», explica Javier Zorriqueta, veterinario.
Sin embargo, «hembras que marcan la casa con orina», añade el veterinario.
Además, si no están esterilizadas, pueden tener celos a lo largo de toda su vida (aunque con la edad, pueden ser menos frecuentes). «Este ciclo puede durar alrededor de un mes, pero hay gatas en las que se mantiene hasta dos meses», explica Zorriqueta.
Las molestias derivadas del celo de la gata, como su cambio de carácter o el marcaje de su territorio doméstico con orina, desaparecen con la esterilización quirúrgica, sobre todo si se practica antes del primer celo de la hembra.
“Este método es el más efectivo y recomendado por los veterinarios”, comenta Zorriqueta. Existen otras formas de evitar la aparición del celo en la gata, como la administración de hormonas, pero tienen efectos secundarios para la salud, como el riesgo de desarrollar tumores de mama o infecciones en el útero.
“Una gata esterilizada a los seis meses, o antes de su primer celo, tiene un 95% de posibilidades de no padecer tumores cancerígenos de mama, según estudios veterinarios realizados al respecto”, añade este especialista.
La esterilización evita, además, comportamientos en la gata que pueden chocar con la convivencia en casa, como los maullidos escandalosos y, en ocasiones, la agresividad de la hembra de gato.
Una gata sin esterilizar puede parir en varias ocasiones a lo largo de su vida. Las camadas indeseadas son uno de los motivos más habituales de abandono de gatitos en albergues de animales, así lo confirma el último estudio de la Fundación Affinity, que lo cifra en un 18,6% de los casos.