La alimentación puede ayudar al perro a oler mejor. Esta es la conclusión de un estudio financiado por el Departamento de Justicia de EE.UU., que concluye que los ácidos grasos ayudan desarrollar la capacidad olfativa canina. Por el contrario, un exceso de proteínas ingeridas a través de la dieta reduciría el número de olores distintos que es capaz de retener y diferenciar un perro.
La alimentación del perro modifica su olfato
Los alimentos ricos en ácidos grasos reducen el jadeo excesivo del perro y le ayudan a oler mejor
La dieta del perro puede tener implicaciones en el extraordinario sentido del olfato canino. Esta es la conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cornell, y financiado por el Departamento de Justicia de EE.UU.
«Los alimentos ricos en proteínas suben la temperatura corporal del perro y, como consecuencia, potencian el jadeo del animal, una actividad que bloquea el olfato canino», concluye el nutricionista veterinario Joseph Wakshlag, quien ha coordinado el estudio.
El jadeo del perro es el principal mecanismo con el que cuenta el animal para refrigerarse y perder el exceso de temperatura tras realizar una actividad física o haber ingerido un plato de comida canina copioso. Los perros no tienen la capacidad de romper a sudar tras ejercitarse, como sí hacemos los humanos.
La explicación hay que buscarla en las glándulas sudoríparas, mucho menos frecuentes en los canes y, además, concentradas solo en determinadas zonas, como las almohadillas de las patas del perro. En consecuencia, el can acalorado necesita jadear para liberar calor. Pero este jadeo excesivo dificulta la respiración normal del perro y, en consecuencia, reduce la cantidad de olores distintos que es capaz de recoger a través de su nariz.
Los investigadores han descubierto, sin embargo, que la alimentación puede mejorar el sentido del olfato del perro. ¿Cómo? Una dieta baja en proteínas, y con un mayor contenido en grasas, parece favorecer la captación de olores por parte del animal. Esta alimentación del perro, aseguran, ayuda al peludo compañero a refrigerarse antes tras el ejercicio, reduce el jadeo canino y, en consecuencia, favorece su capacidad de captar olores.
Las grasas ayudan al perro a oler mejor
El olfato del perro es extraordinario, en especial cuando se compara con el humano. «La capacidad de oler de un can es miles de veces superior a la de las personas«, afirma, por su parte, el veterinario e investigador Julio E. Correa, autor de ‘ El sentido del olfato del perro‘.
Este espectacular instinto canino explica que haya perros capaces de oler enfermedades como el cáncer, de protagonizar rescates de cuerpos bajo metros de escombros o de detectar la presencia de dinero negro en controles de aduana y aeropuertos.
La dieta del perro, además, parece ser capaz de favorecer aún más la captación de olores en los canes. «Hasta el momento, las posibilidades de acierto en los rastreos con perros era del 70%, pero con la alimentación apropiada este porcentaje puede incrementarse hasta el 90%«, añade Wakshlag.
Aceite de maíz que potencia el olfato canino
El aceite de maíz, rico en ácidos grasos, mejora el sentido del olfato canino
El aceite de maíz es uno de los ingredientes que parecen favorecer el olfato canino. Los perros que ingieren una dieta enriquecida con este tipo de grasas lograron mejores resultados en las pruebas olfativas realizadas.
La explicación es que este alimento ayuda al can a liberar antes el exceso de temperatura tras la actividad física, aminora el tiempo de jadeo canino y permite al perro respirar con normalidad en un menor tiempo. El aceite de maíz contiene una alta concentración de ácidos grasos poliinsaturados (entre ellos, omega 3 y 6), algo que también ocurre con frutos secos como las nueces.
Esta interesante revelación no implica, sin embargo, que la dieta del perro deba ajustarse con el fin de mejorar su olfato. El can debe ingerir una dieta equilibrada, y adaptada a su tamaño, edad y requerimientos específicos. El veterinario y nutricionista canino serán los mejores consejeros para lograrlo.
La nariz del perro necesita estar mojada. El can logra esta humedad casi permanente en su trufa gracias a la mucosidad de esta zona. Pero, también, con ayuda de húmedos lengüetazos caninos propinados en esta prominente parte del can.
La pregunta que surge ante esta presencia acuosa casi permanente en la nariz del perro es, ¿por qué? La respuesta tiene que ver de nuevo, al menos en parte, con su extraordinaria capacidad olfativa.
Las partículas olorosas presentes en el ambiente parecen utilizar esta capa mucosa de la nariz del perro como un tobogán, que las impulsa para llegar antes al cerebro canino. Esta es la conclusión a la que llega el investigador veterinario Brent Craven, de la Universidad de Pensilvania, tras estudiar -con ayuda de imágenes obtenidas por resonancia magnética- el viaje del aire a través de la nariz del perro.