La presunta enemistad entre felinos y canes tiene más de mito que de realidad. Perros y gatos pueden ser amigos y vivir juntos. La mayoría de ellos disfrutan de su compañía y amistad, si las presentaciones han sido adecuadas. Pero, ¿cómo adoptar un can cuando ya vive un felino en casa? En este artículo se explica la adaptación en ocho pasos: grabar los ladridos del perro, realizar cambios en el hogar, crear un refugio para el gato, delimitar el domicilio, presentarles, usar premios, aceptar ciertos bufidos del felino y entender que, aunque sean amigos, serán siempre muy diferentes.
Paso 1. Presentar a perros y gatos: grabar los ladridos antes
Perros y gatos pueden ser amigos y compartir la misma casa, pero la presentación debe ser paulatinaAntes de traer al perro adoptado a casa, conviene grabar sus ladridos (vale el teléfono móvil o una sencilla grabadora de mano). Escuchar el sonido de los ladridos antes de conocer al can ayudará al gato a acostumbrarse a su nuevo compañero.
La grabación hay que reproducirla varias veces delante del felino durante algunos días, e incrementar de forma paulatina el volumen, con el fin de que se ahorre posteriores sobresaltos.
Paso 2. Realizar antes cambios en la casa
La llegada de un perro a una casa donde ya vive un gato puede implicar pequeños cambios en la vivienda, con el fin de adaptarla al nuevo miembro de la familia. Así, es posible que se necesite elevar el cuenco de la comida del felino, con el fin de que el can no pueda acceder al alimento que no es suyo.
Todas estas modificaciones previsibles deben estar listas unos días antes de la llegada del perro. De este modo, la adaptación no será tan drástica para el gato y, por tanto, tendrá menos reparos en aceptar a su nuevo amigo.
Paso 3. ¿Tiene el gato un refugio?
Antes de la llegada del can a casa, hay que asegurarse de que el felino tendrá un refugio seguro e íntimo donde cobijarse. «Cuando se adopta un perro, hay que proporcionar una zona de refugio para el gato en el domicilio, un área lejos del paso del resto de los habitantes del hogar donde el felino tenga acceso a todas sus necesidades: zonas de rascado, arenero, un área de descanso elevada y juguetes«, concluye un estudio sobre adopciones de gatos y perros realizado por la Universidad de Ohio (EE.UU.).
Una habitación apartada puede servir para transformarla en refugio. Esta zona permitirá al felino retirarse cuando necesite estar solo y tranquilo. Además, es importante asegurarse de que puede entrar y salir de ella con libertad.
Paso 4. Espacios reservados para perros y gatos
Cuando llega el can a una casa donde ya vive un gato, es importante restringir su acceso a ciertas áreas (entre ellas, la elegida como refugio del felino). «Podemos confinar al perro al principio en una o dos habitaciones, separadas por vallas de seguridad para bebés: esto permitirá al gato investigar y aproximarse al recién llegado, a su propio ritmo», añaden estos expertos.
El perro, por su parte, debe permanecer confinado hasta que el felino se sienta cómodo y su curiosidad le invite a acercarse con confianza a la zona delimitada para el can.
Paso 5. Presentaciones, poco a poco
Los primeros contactos del perro con el gato deben ser con la correa, y vigilar que el can no le hace daño
Una vez superado el paso anterior, hay que preparar encuentros controlados entre el perro y el gato.
Para ello, se puede amarrar al can con su correa y llevarle hasta la habitación donde el felino descanse. Es importante que la correa no esté tirante, ya que esto le transmitiría ansiedad.
Además, hay que asegurarse de que el acercamiento del perro al gato es apropiado: que no trate de perseguirlo, gruñirle, ni de abalanzarse sobre él. «Un can puede hacer mucho daño a un felino, incluso causar su muerte», advierte la asociación Paws, de defensa de los animales.
Por eso, el acercamiento debe ser paulatino y, siempre, supervisado por el dueño. Si el perro trata de perseguir al gato, hay que ponerse firme y decirle «no» e, incluso, invitarle a sentarse tranquilo. Y no se debe permitir que camine solo sin supervisión por la casa, hasta no estar seguro de que ambos se encuentran cómodos el uno con el otro.
Paso 6. Premios para los dos
La actitud tranquila y positiva del can en su acercamiento al felino es importante premiarla: unas galletas caseras y una buena dosis de caricias le ayudarán a entender que el gato es su nuevo compañero.
Del mismo modo, hay que premiar al felino con galletas y palabras amables. Estas recompensas le ayudarán a ver que el perro es su amigo, mientras se crea un clima de confianza y tranquilidad entre los dos.
Paso 7. Los gruñidos del gato al perro son normales
Los gatos no siempre aceptarán a la primera los acercamientos del can, aunque estos sean cariñosos y juguetones. «Los felinos suelen bufar a los perros durante sus presentaciones, es un comportamiento normal de defensa que, poco a poco, cesará«, explican los expertos.
Por eso, es importante no castigar ni reprenderle, ya que no tardaría en relacionar al perro con el castigo.
El mejor consejo es ser paciente y dejar que se haga a la idea de compartir su casa y espacio con un can, poco a poco.
Paso 8. Perros y gatos amigos, ¡y tan diferentes!
La mayoría de perros y gatos pueden vivir juntos de forma pacífica, e incluso es posible que forjen una gran amistad entre ellos. Sin embargo, se debe recordar que canes y felinos son distintos, y que estas diferencias incluyen a sus hábitos de juego.
De ahí que sea importante supervisarles durante sus juegos para estar seguros de que no hay malas interpretaciones que enfríen su amistad. Y, fundamental: hay que asegurarse siempre de que ninguno de los dos sufre daños.
¿Conoce usted otros trucos para presentar a perros y gatos y lograr que sean amigos? Puede compartirlos en la sección de comentarios. ¡Gracias!