“¡Pluto!” “¡Plutooo! Desgañitarse para que el perro acuda a nuestra llamada rara vez funciona, advierten los expertos. Este artículo explica cinco trucos sencillos para lograr que el can sí venga cuando se le llama: conseguir que el perro nos mire a los ojos, emplear comestibles, constancia, nunca enfadarse cuando el perro no viene y ensayar en casa antes de las salidas. Estas sencillas herramientas evitan que el perro se pierda durante el paseo. Además, de otros sustos.
1. Conseguir que el perro nos mire a los ojos
La primera clave para que el perro acuda a nuestra llamada es haberse ganado antes su confianza. «Hay que crear una relación cercana con el can», explica Ernest Belchi, de la Asociación Española de Educadores Caninos en Positivo y autor del blog Capitán Can.
¿Pero cómo estrechar el vínculo con el perro? La comunicación visual con el can, como ocurre en las personas, es esencial para lograrlo. «Debemos conseguir que el perro nos mire a los ojos cuando nos comunicamos con él», señala Belchi.
«La mirada es el interruptor que enciende la comunicación con nuestro perro», coincide el educador canino Ricardo Antón, autor del blog Educando a mi perro.
Lograr captar la mirada del perro es la primera clave para que acuda a la llamada
Para lograrlo, una pauta esencial es que el propietario sea el primero en mirar a los ojos del perro al hablar con él. Antón aconseja incluso recurrir al juego. «Trabajar el contacto visual con el can es sencillo si se utiliza el juego», precisa. Y propone una actividad muy simple para conseguirlo: «Hay que dejar su juguete favorito delante de él, sin permitir que lo coja. Al principio solo mirará al objeto, pero después levantará la cabeza para mirarnos a los ojos».
Hay que repetir esta propuesta con constancia, mejor si se insiste cada día, y premiar con caricias y juegos al perro cuando, al fin, fije su mirada en los ojos.
2. Trucos comestibles para que el perro se acerque
Los premios comestibles (como las galletas caseras para perros) son esenciales para que el animal aprenda a acudir a la llamada, asegura Belchi. Sin embargo, no vale cualquier tipo de estímulo. «Las recompensas comestibles por obedecer a nuestra llamada deben ser muy sabrosas», dice este educador.
La lógica es la siguiente: el premio tiene que ser siempre más atractivo que lo que pueda mover al perro a escaparse o separarse de nuestro lado.
¿Una propuesta comestible para conseguirlo? «Trocitos de salchicha tipo Frankfurt, que el perro pueda ingerir sin necesidad de masticarlas». Este es un delicioso bocado que hará más difícil que el can no acuda cuando se aleja y, por tanto, que evitará angustiosas pérdidas.
«Los refuerzos como premios o juguetes pueden ser necesarios», añade Antón, quien estima que «deben desaparecer poco a poco». Algunos recordatorios esporádicos pueden refrescar la motivación del animal para acudir a la llamada. «Aunque la mejor recompensa para el perro es la atención de su dueño, con caricias o jugando con él», remacha este educador.
3. Constancia, constancia y constancia
Resulta poco útil ofrecer un premio hoy y no hacerlo mañana. La constancia es esencial para lograr que el perro atienda nuestra llamada y evitar así que se pierda durante el paseo.
Los premios al perro por acudir a la llamada deben ser constantes
«Uno de los errores más frecuentes es no obsequiar al perro, ni tan siquiera con una caricia, cuando le llamamos y acude», advierte Belchis.
La llamada -mejor con su nombre- debe pronunciarse con claridad y contundencia, aunque nunca con gritos. La petición será más efectiva si se acompaña con gestos que permitan al peludo compañero identificar lo que se espera. Una posibilidad es señalar con el dedo nuestros pies o la posición a la que acudir.
4. Nunca enfadarse cuando el perro no viene
¿Y qué hacer cuando el peludo amigo no acude a la llamada? En estas ocasiones, los nervios y los enfados, además de poco saludables, son improductivos. El perro debe obtener siempre una muestra de cariño, «porque, aunque sea tarde, al final ha aparecido», advierte este educador.
Como en tantas otras ocasiones, el refuerzo positivo es necesario para educar al perro. En este sentido, conviene no volver a casa de inmediato tras lograr que acuda al oír su nombre. Es mejor quedarse un poco más en el parque, jugar con él otro rato y ofrecerle caricias y muestras de cariño.
5. Ensayar en casa antes de las salidas
Los perros, como las personas, no nacen sabiendo. Necesitan aprender. Los juegos en casa son una buena oportunidad para practicar la llamada e intentar que el animal acuda tras la petición.
«Hay que trabajar, en un principio, en espacios pequeños y con pocos estímulos para el perro. Para poder introducir, poco a poco, distracciones en espacios más grandes», añade Antón.
Esta pauta resulta muy relevante en caso de que se eduque a un perro adulto adoptado o a un cachorro. En ambas situaciones, la paciencia es clave para tener éxito.
Además, como sucede con los humanos, cada perro es un mundo. Conocer la personalidad del can y tratar al peludo compañero como el amigo que es son dos claves imprescindibles para tener éxito.
El autor del blog Educando a mi perro, Ricardo Antón, proporciona otros consejos útiles para lograr que el animal venga cuando se le llama.
- “Lo primero, es enseñar al perro a girarse y mirarte cuando se diga su nombre. Es el inicio de la llamada”, explica este educador.
- Siempre hay que usar la misma orden para la llamada.
- Nunca llamar al perro si sabemos que no va a venir. Tampoco cuando se sabe que no podremos corregirle si no viene. No tiene que aprender a ignorar la orden.
- El dueño debe ser su mayor motivación y trabajar el vínculo entre los dos.
- Al principio, se debe trabajar con una correa larga para corregir al perro si no acude.