La comida es una interesante (y muy sabrosa) herramienta para completar la educación de nuestro perro. Los premios comestibles, bien utilizados, pueden ayudarnos a que el perro no tire de la correa durante los paseos, acuda a nuestra llamada en el parque e, incluso, se relaje y se sienta tranquilo a nuestro lado. Pero, ¿qué premios de comida son los mejores y cómo podemos utilizarlos para educar a nuestros perros? Los expertos desvelan las claves en este artículo y explican cómo algunos alimentos sirven también para serenar a los peludos estudiantes caninos.
Paso 1. Educar al perro con premios de comida muy sabrosa
«Los premios de comida son una motivante herramienta de aprendizaje para el perro, que pueden ayudarle a relajarse y a estar más pendiente de nosotros; son un vehículo para educar a nuestros canes», afirma la etóloga Karen Overall, una de las mayores expertas mundiales en comportamiento canino.
La primera clave para introducir premios comestibles en la educación del perro es encontrar uno muy sabroso para nuestro peludo compañero. La lógica es aplastante: el premio de comida tiene que ser siempre más atractivo que lo que pueda mover al perro a escaparse, a tirar de la correa o a separarse de nuestro lado.
Paso 2. Educar al perro: escoger una comida poco familiar
Los premios de comida deben ser una recompensa para el perro, nunca un soborno. Conviene recordar que la educación de nuestro peludo compañero depende (al menos) de dos: el can y nosotros mismos. Olvidar esta máxima es uno de los cinco errores frecuentes que se cometen cuando se quiere educar a un perro.
Pero, ¿qué comida escoger? «La clave es elegir una comida que sea poco familiar para el perro. De esta forma, lograremos que la recompensa sea más atractiva», añade Overall.
Ernest Belchi, de la Asociación Española de Educadores Caninos en Positivo y autor del blog Capitán Can, recomienda utilizar «trocitos de salchicha tipo frankfurt, cortadas en pedazos que el perro pueda ingerir, sin necesidad de masticarlas».
¿Más sabrosas propuestas caninas? Podemos probar con trozos de pollo -deshuesado y sin partes grasas- cocido y troceado. Otra idea es ofrecer pequeños pedazos de queso: cuanto menos graso, mejor. Eso sí: cuando el perro se acostumbre al alimento de sus lecciones, este dejará de ser tan efectivo y será el momento de variar.
Paso 3. Utilizar comida en la educación del perro: alimentos relajantes
Una parte importante en la educación de los perros es conseguir que nuestro compañero de cuatro patos se relaje y pueda prestarnos atención sin estrés. En este sentido, algunos alimentos también implican una importante ayuda.
«La comida alta en proteínas ayuda a la química cerebral del can a relajarse y provoca sensación de tranquilidad», añade Overall. Alimentos como los comentados, salchichas, pollo cocido y queso, son altos en proteínas y, por tanto, ayudarán a nuestro amigo a estar más tranquilo durante sus lecciones.
Paso 4. ¿Cómo proteger los premios de comida para el perro?
Cuando un perro huele sus premios de comida, es difícil que no se abalance sobre ellos. Por eso, los expertos recomiendan llevarlos en un recipiente cerrado (vale un táper o una bolsa gruesa de plástico o de tela), que no deje escapar los atractivos aromas del premio.
Los premios deben estar ya preparados y cortados: el tamaño orientativo es la mitad de nuestro pulgar. Una de las recompensas la llevaremos en la mano, con el puño cerrado, lista para ofrecérsela al peludo estudiante.
Paso 5. Premios comestibles en la educación del perro: casos prácticos
Con estos consejos básicos para preparar y escoger las sabrosas recompensas, será más sencillo adentrarnos en la tarea de la educación del perro. Los premios comestibles pueden ayudarnos a que el perro no tire de la correa durante los paseos, a que se relaje, a que el can acuda a nuestra llamada e, incluso, a que el animal conozca el modo de sentarse de forma tranquila cerca de nosotros.
Una vez que el perro aprende, no conviene eliminar por completo las recompensas comestibles: los recordatorios servirán para reforzar el aprendizaje. Por supuesto, el alimento debe ir acompañado de motivantes caricias para el perro, así como por palabras de ánimo de su humano amigo.