Las vacunas protegen a los perros contra enfermedades como el moquillo o la hepatitis. Sin embargo, también pueden provocar efectos secundarios, como fiebre o reacciones alérgicas. Estos efectos, que rara vez son graves, se manifiestan durante los tres días posteriores y, por lo general, remiten sin necesidad de un tratamiento específico. Los perros jóvenes son más vulnerables a la inyección, si bien los expertos destacan que las vacunas son seguras para nuestros canes.
La finalidad de las vacunas caninas es movilizar las defensas del perro frente a una determinada enfermedad. El porcentaje de efectos secundarios de las vacunas en perros es «muy bajo» comparado con la cantidad de vidas que salvan cada año, afirma Juan Marcos Vallejo, portavoz de Veterindustria, la asociación empresarial española de la industria de Sanidad y Nutrición Animal.
Sin embargo, las vacunas tienen efectos secundarios y estos incluyen algunas reacciones, como gripe o ciertas alergia. Un estudio realizado en Japón sobre 311 perros vacunados, durante seis años, reveló que una de las inyecciones que con mayor frecuencia causa efectos adversos en el perro es la vacuna de la rabia.
Efectos secundarios de las vacunas en el perro
Los efectos secundarios de las vacunas en el perro incluyen gripe, alergias y afecciones en la piel o respiratorias
Los efectos secundarios de una vacuna en el perro son «cualquier daño, toxicidad o reacción de sensibilidad asociada a la aplicación de la vacuna», explica Alfredo Pérez Rivero, director del Hospital Veterinario Taco, en Santa Cruz de Tenerife.
Por su parte, el veterinario Ricardo Ruano afirma que los síntomas adversos de la vacuna suponen «dolores o picores» en el punto de inoculación, así como la «inflamación o aparición de habones», bultos en forma de haba. En otras ocasiones, aunque con menor frecuencia, son posibles daños gastrointestinales, gripes, afecciones respiratorias o en la piel, mientras que en casos más graves, los daños suponen dolencias cardiovasculares.
La reacción más grave por la aplicación de una vacuna que puede sufrir un perro es la denominada anafilaxia. Esta reacción adversa se origina cuando, para defenderse de la vacuna, el organismo reacciona «autoagrediéndose y destruyendo sus propios glóbulos rojos», explica la veterinaria Ana Cameno. No obstante, este tipo de reacción de carácter grave es muy poco habitual, añade.
Los perros jóvenes son más vulnerables a la inyección
Las reacciones adversas de la inyección en el can no se pueden prevenir
Algunas investigaciones apuntan que los perros jóvenes tienen más probabilidad de padecer efectos secundarios a consecuencia de las vacunas. «Un estudio que analizó las reacciones de 1.226.159 canes durante los tres días posteriores a la vacuna determinó que los perros adultos jóvenes (menores de siete años) se encontraban entre los grupos con mayor riesgo de padecer estos efectos», señala el director del Hospital Veterinario Taco, Alfredo Pérez Rivero.
También fueron más vulnerables a estas reacciones los canes de razas pequeñas, así como los castrados. En cualquier caso, «los efectos secundarios de las vacunas en perros no se pueden prevenir», asegura el veterinario Ricardo Ruano.
Las vacunas están testadas y experimentadas, de manera que se conocen los posibles efectos secundarios que pueden provocar en el animal. Cuando una vacuna entra en el calendario oficial de vacunaciones en España es porque ha superado unos estrictos controles de calidad que garantizan la salud del perro y porque cumple el cometido de inmunizar al can contra una determinada enfermedad.
“Las vacunas son totalmente seguras para nuestros perros y les inmunizan contra enfermedades graves como el moquillo, la hepatitis o el parvovirus“, explica Cameno. No obstante, para evitar efectos adversos, las vacunas se deben aplicar en animales sanos. El veterinario lleva a cabo un examen del perro con el fin de comprobar que no esté enfermo antes de administrarle la vacuna.
Los veterinarios determinan si es apropiado vacunar a un perro en función de su salud, edad y lugar donde vive. Esto explica que en áreas de España con una incidencia muy baja de determinadas enfermedades, como la leishmaniosis, se trate de evitar estas vacunas.